Déficit cero y la vía de Milei hacia la postdemocracia

Milei presentará un presupuesto con partidas supeditadas a blindar el superávit. Primero se pagarán las deudas y luego se hará andar al país, es el concepto que sobrevuela la "ley de leyes". El Congreso que espera al presidente.

08 de septiembre, 2024 | 00.05

El proyecto de presupuesto para el año 2025 que presentará esta semana el gobierno ante el Congreso, tal como lo establece la ley, incluirá una cláusula de Déficit Cero. Todas las partidas presupuestarias del Estado estarán asignadas de forma condicional y sujetas a una revisión a la baja si los ingresos por recaudación fiscal son inferiores a los previstos. El ministro de Economía, Luis Caputo, buscará de esta manera blindar el superávit.

Es otra sobreactuación de fortaleza que termina siendo interpretada por sus interlocutores en el sector financiero como una señal de debilidad. El ministro Caputo trabaja sobre la hipótesis de que en poco tiempo “faltarán pesos y sobrarán dólares” en la economía, lo que permitiría levantar el cepo sin una devaluación de por medio. La escasez de pesos puede verificarla cualquier trabajador argentino pero la abundancia de divisa aún no se corrobora.

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Para ser precisos no todas las partidas del presupuesto serán susceptibles de recorte. Como el cálculo se hace a partir del déficit cero en la cuenta financiera eso significa que el pago de intereses de deuda está garantizado antes que cualquier otro gasto o inversión. Además, la deuda en pesos fue transferida al Tesoro y el gobierno decidió cerrar la emisión para la compra de dólares, de forma tal que todas las obligaciones deben solventarse en la misma caja que el gasto corriente.

Primero se pagarán las deudas y luego se hará andar al país. Jubilaciones, salarios de policías, docentes y personal de salud, escuelas, nafta para los patrulleros, insumos para los hospitales, transferencias a provincias, obra pública, subsidios, el mantenimiento de rutas y puentes, todo subordinado por ley al pago a acreedores y atado a la capacidad de recaudación de un gobierno que destruye la actividad, promete bajar impuestos y glorifica la evasión fiscal. ¿Qué puede salir mal?

Afortunadamente (o no) la historia reciente da cuenta de qué puede salir mal. No es la primera vez que se intenta blindar una política fiscal con el peso de la ley. El 30 de julio de 2001 el Congreso sancionó la de Déficit Cero que impulsaban Domingo Cavallo y su secretario de Política Económica, Federico Sturzenegger. Esa historia tiene final conocido: corralito, Estado de Sitio, muertos por represión y la caída del gobierno. Meses más tarde, la Corte Suprema declaró la norma inconstitucional.

Para presentar el proyecto de presupuesto con su cláusula de Déficit Cero, Javier Milei decidió, en un hecho inédito, convocar a la Asamblea Legislativa con ambas cámaras del Congreso. No lo hace para conseguir la mayoría que requiere su aprobación, porque sabe que presentará una propuesta inaceptable para los gobernadores y los bloques dialoguistas. Buscará, en cambio, poner en escena el enfrentamiento entre su autoridad presidencial y el Poder Legislativo.

Se trata de forzar un conflicto que le permita continuar otro año más sin el corset que significa el presupuesto, como ya hizo en 2024. No existen antecedentes de dos años consecutivos sin que se apruebe esa ley. Se trata, en última instancia, de gobernar sin el Congreso, un fujimorismo en módicas cuotas que promueve el discurso para oficial en las redes y cuenta con herramientas legales fundadas en el DNU 70/23 y la ley de Bases, vigentes, los dos, por voluntad de este Congreso.

No se trata del relato de una oscura conspiración sino que sucede a plena luz del día. Este jueves el propio Milei retomó sus ataques al Poder Legislativo y dejó en claro que no espera que acompañen su proyecto de presupuesto. “Cuantos más votos tiene un proyecto en el Congreso peor es para la sociedad”, sostuvo esta semana en el Foro de Madrid Río de La Plata, un mitín internacional de ultraderecha al que este gobierno le abrió las puertas del Centro Cultural Kirchner.

En ese acto volvió a referirse a los diputados y senadores de la Nación como “ratas”. La deshumanización del enemigo, comparándolo con animales sucios que son plaga, transmiten enfermedades y, por lo tanto, deben ser erradicados, es literalmente una táctica de propaganda nazi. El presidente argentino decidió recuperarla para su repertorio en un entorno amigable: el organizador del evento, Santiago Abascal, jefe del partido español Vox, siente simpatía por ese demonio.

Durante una conferencia de prensa horas antes de viajar a Buenos Aires para participar del Foro, le pidieron su opinión sobre la performance del partido neonazi AfD, Alternativa por Alemania, que por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial resultó ganador en las elecciones regionales que se celebraron el domingo pasado. Abascal respondió: “Usted me pregunta si yo defiendo a neonazis. Yo no defiendo a neonazis, pero me alegro de la reacción del pueblo alemán”. 

Su discurso en el Centro Cultural Kirchner sirve para comprender el marco político de las ultraderechas en cuyas filas reviste el presidente argentino. Por un lado “los buenos” que son quienes defienden “la libertad en todos los órdenes” que tiene a “la propiedad privada como elemento indispensable”. Del otro lado quedan, en sus palabras, “todas las versiones del crimen organizado que representa el socialismo en todo el mundo porque el socialismo es un crimen organizado”.

Abascal hace explícita allí una operación muy habitual de la extrema derecha: ubicar a la oposición política en el lugar del crimen organizado para utilizar, luego, las herramientas policiales y judiciales diseñadas para combatir el crimen organizado (desde la inteligencia hasta la represión) contra esa oposición política. Nada muy distinto a la doctrina que en estas tierras aplicó con éxito la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, pero dicho todo junto y en voz alta suena más fuerte.

La mímica lastimosa del nazismo tuvo esta semana su módico incendio del Reichstag, aquel ataque al parlamento alemán que facilitó el ascenso del nazismo al poder absoluto en Alemania. Al día de hoy no se sabe a ciencia cierta si fue causado por un militante anarquista o si fue un atentado de falsa bandera organizado por los nazis para tomar el poder, pero sí está claro que fue utilizado por Adolf Hitler para cimentar su camino a la cima.

De forma análoga, independientemente de la identidad y los motivos del autor del ataque con una bomba de humo en las oficinas de la Sociedad Rural, que afortunadamente no dejó heridos, está claro que ese acto fue utilizado desde el primer minuto por el aparato de comunicación oficial y paraoficial del gobierno en un intento desesperado para evitar que el Congreso rechace el decreto presidencial que multiplicó por diez los fondos reservados de la SIDE. 

Cabe recordar que todavía no conocemos, y probablemente nunca sepamos, la identidad de quienes prendieron fuego ante las cámaras y la policía un auto de Cadena 3 a pocos metros del Congreso el día que se aprobó la ley de bases. Aquel acto vandálico sirvió para justificar la detención en forma ilegal de 36 manifestantes. Uno de ellos, Roberto Gómez, sólo fue liberado esta semana, después de casi tres meses. Ninguno estaba vinculado con hechos de violencia.

Las sospechas de que no todo es lo que parece se agravan cuando se toma en cuenta que los mismos usuarios de X que salieron a relacionar la bomba de humo en la Sociedad Rural reclamando que no se rechace el DNU de los fondos extraordinarios son, a su vez, parte del mismo dispositivo de inteligencia que comanda Santiago Caputo, según reconoció el domingo pasado en una entrevista Fernando Cerimedo, socio de La Derecha Diario, órgano paraoficial de prensa.

- El otro día Ignacio Torres, el gobernador de Chubut, estaba siendo atacado por cuentas de “Pato Lucas” en Twitter, dice que habló con el gobierno y en el gobierno dijeron “ya te lo desactivamos”. ¿No nos estás subestimando con que nadie en el gobierno coordina ataques en redes sociales?, preguntó Jairo Straccia.

- Supongamos que ocurre, lo que dudo muchísimo, conociendo a Santiago…, respondió el estratega.

- Yo nunca hablé de Caputo, lo dejó en evidencia el periodista.

Lo que vemos en cualquier caso es una profundización de un régimen represivo que necesariamente se tiene que endurecer a medida que se endurecen las condiciones de vida de la población. La última novedad del gobierno en esa agenda es la represión semanal a jubilados que marchan todos los miércoles para reclamar por una suba en los haberes, que Milei vetó esta semana. “Estuvieron callados cuatro años”, señalaron los trolls de Caputo, a quienes les cuesta entender el ta te ti.

Otro seudoargumento que nació en las redes y trepó hasta el más alto nivel es que no todos los manifestantes eran jubilados. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, convencido de que el clima social es fértil para el humor, dijo que “el sistema jubilatorio argentino permitió que muchos jóvenes de partidos de izquierda se jubilaran temprano”. Uno podría pensar que no saben ponerse en el lugar de otro, pero sí les sale fácil cuando se trata de defender a Elon Musk.

El dueño de X volvió a elogiar al presidente argentino en sus redes esta semana, aunque no hay novedades de inversiones en el país. El entusiasmo de Musk no se explica por la perspectiva de hacer negocios en el país sino en la agenda de Milei, uno de los pocos líderes en el mundo que habla de apertura y desregulación en 2024. Musk y otros megamillonarios son jugadores globales que ven las leyes de cada país, especialmente de las democracias, como un obstáculo.

Para superar esos obstáculos utilizan a dirigentes de toda calaña: nazis, corruptos, oportunistas, burócratas sin escrúpulos, y explotan el malestar genuino que existe en las sociedades en gran parte gracias a las mismas políticas que ellos promueven y a los impuestos que evaden y que tienen como consecuencia un permanente flujo de riqueza desde la base de la sociedad hasta una punta cada vez más lejana de la pirámide y el vaciamiento y decaimiento de todo lo que es público, es decir común.

A esta altura queda claro que el anarcocapitalismo que pregona el presidente no es “capitalismo sin reglas” sino un sistema “sin reglas para el capital”. Que la única libertad que defienden es la del capital. Las desregulaciones, las bajas de impuestos corporativos o a grandes fortunas, los regímenes especiales y los blanqueos son herramientas puestas a ese servicio. Mientras, a millones sólo les queda trabajar más tiempo por menos plata, para sobrevivir. Libertad, horrible horrible libertad.

El legendario dirigente radical César “Chacho” Jaroslavsky decía de Clarín que “ataca como un partido político y se defiende con la libertad de expresión”. En el caso de Musk se puede decir que ataca con la libertad de expresión, atribuyéndose el rol de ágora pública mientras colabora en la difusión de noticias diseñadas para desestabilizar a un gobierno, y cuando debe responder por las consecuencias de esa conducta se defiende con el libreto de la libre empresa y decisiones privadas.

Pero resulta necesario entender que la libertad de expresión que propone Musk (y celebra Milei) no es tal cosa sino, en todo caso, una deformación aberrante, una suerte de libertad de expresión calificada, de la misma forma que el voto calificado deforma el derecho al voto como pilar de la democracia. En X, no todas las voces tienen la misma potencia sino que existe un algoritmo completamente opaco que decide cuáles merecen mayor difusión y cuáles ser calladas.

Si entendemos la democracia como un conjunto de prácticas que garantiza la universalidad de los derechos y un reparto justo de las cargas y obligaciones, queda claro que estamos frente a un desafío deliberado a lo poco de eso que queda en pie. Cada día que perdemos sin proyectar la promesa de un futuro que sepa incluir a todos, cualquier derecho conquistado corre el riesgo de degradarse rápidamente en un privilegio, lesionando, todavía más, la castigada matriz social que aún nos contiene.