La Justicia o un gran chiste mal contado

24 de julio, 2022 | 00.05

Nuestra justicia #FabioZerpa, de máxima creatividad, acaba de explicarle a la ciudadanía, en referencia al espionaje llevado a cabo durante el gobierno de Cambiemos sobre opositores, empresarios, socios políticos, dirigentes gremiales, líderes sociales y periodistas, que, o bien no hay pruebas de que haya existido, o si hay pruebas, fue obra de cuentapropistas, o, en el caso de que no alcance la explicación de los cuentapropistas, se trató de un espionaje legítimo pese a ser ilegal ya que se hizo para proteger la seguridad presidencial. El peligro inminente en este último caso, los criminales de quien el presidente debía ser protegido aún violando la ley, fueron los familiares de la tripulación del ARA San Juan que presentaban la peligrosa actitud de reclamar justicia.

Parece el viejo chiste de Freud sobre un vecino que va a reclamar a otro la devolución de una tetera prestada y recibe como respuesta “nunca me prestaste la tetera, cuando me la prestaste ya estaba rota y además ya te la devolví”. En rigor de verdad, hace tiempo que nuestra justicia federal parece un chiste. Debemos saludar ahí una encomiable coherencia.

Recordemos que, apenas asumió como presidente, Mauricio Macri fue sobreseído en otra causa por escuchas ilegales- las que llevó adelante la Policía Metropolitana del Fino Palacios y su fiel escudero Ciro James- por la que estuvo seis años procesado. Además de descubrir de forma súbita que no había pruebas en contra del ex jefe de Gobierno porteño devenido presidente, el poder judicial lanzó en ese momento la doctrina Lorenzetti-Irurzun que establecía el poder residual de los ex funcionarios e impulsaba encarcelarlos preventivamente en caso de ser investigados penalmente. Que esa doctrina se haya evaporado el 10 de diciembre del 2019, apenas los ex funcionarios dejaron de ser kirchneristas, no alteró a mis amigos radicales de #LaCarlosNino, como tampoco a esas ONG de nombres luminosos y financiamiento opaco que dicen preocuparse por las libertades ciudadanas. Ocurre que la presunción de inocencia no se aplica a los kirchneristas o sospechados tal.

Que Pepín Rodríguez Simón, a quien su amigo íntimo Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti le deben su condición de cortesanos, sea un prófugo de la justicia tampoco preocupa a nuestras almas de cristal, ni a nuestros medios serios. Se ve que es un tema complejo.

Luego de una semana de corrida cambiaria y de operaciones en contra del gobierno alentando su caída, el presidente aseguró que le pondrá el pecho “a la inflación, a los que especulan con el dólar y a los que guardan 20 mil millones de dólares en el campo esperando una mayor rentabilidad cuando el país los necesita.” Casi al unísono, su secretario de Agricultura Matías Lestani, refutó esa visión afirmando que “acusar al productor de especular es no conocer la dinámica del campo”.

El gobierno es un espacio amplio y plural en el que cada funcionario interpreta la partitura que más le gusta.

En una entrevista radial, el empresario Gustavo Grobocopatel, en línea con los dichos del secretario de Agricultura, sostuvo que “cobrar más impuestos a quienes más tienen es una pésima decisión que le hace muy mal a todos los argentinos y al país en sí mismo”. Sólo faltó que retomara el lema de #LosConTierra: “¿Por qué los ricos, que son tan poquitos, deberían pagar más impuestos que los pobres que son un montón.”

Como ya es costumbre, el empresario criticó a lo que llama corporación política, un lugar común que denigra la representación política y la reduce a una especie de club de parásitos que viven de nuestros meritócratas. Abogó por la famosa mesa amplia en la que deberíamos sentarnos todos los argentinos para acordar políticas virtuosas como reducir la presión fiscal sobre los más ricos ya que eso mejoraría el nivel de vida de las mayorías.

Nuestro establishment exige que imitemos a los países que llama serios, salvo en lo que respecta a los impuestos, el gasto público, los sueldos o las jubilaciones. Es el famoso Plan Burundi: lograr el desarrollo y la equidad de Alemania con los ingresos fiscales de Burundi.

Como la curación por las gemas, es solo cuestión de fe.