La crisis sanitaria y el impacto en el aumento del desempleo, la pobreza, y frente al cierre de empresas y comercios, emergen las cooperativas como fuente de trabajo, una vez más y como síntoma de cada crisis.
Solo en los primeros cuatro meses del 2021 se matricularon 263 nuevas cooperativas, según datos del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), que está bajo la órbita del ministerio de Desarrollo Productivo.
La proyección oficial indica que este año la cantidad de cooperativas matriculadas, aquellas que ya finalizaron el trámite y comienzan a operar, superaría las 800. En el 2020 se registraron 689, también por efecto de un aumento en el desempleo y el achicamiento del sector pyme.
El sector ya había mostrado un incremento en los registros oficiales frente a la crisis que vivió el sistema productivo durante la presidencia de Mauricio Macri, en especial desde la recesión y la caída de la actividad económica que se observa desde mediados de 2018. Ese año se inscribieron 508 cooperativas, y más de 700 en 2019.
El director del INAES, Alex Roig, confirma que “hay más flujo de matrículas presentadas, y un fenómeno de incremento de consultas y demandas”. Más allá de los números, el funcionario explica que la hipótesis del incremento "es que en los contextos de crisis, los procesos colectivos siempre son más seguros, confiables, que garantizan no estar solo”, dice en diálogo con El Destape.
Roig es sociólogo, nació en Francia, y llegó a la Argentina durante la crisis del 2001 para investigar desde la sociología el estallido social con el que finalizaba el gobierno de la Alianza y una época. Asumió la gestión del INAES luego del fallecimiento de Mario Cafiero, que estaba al frente del instituto desde la asunción de Alberto Fernández.
En todo el país, grupos con realidades bien diversas se organizan para generar o sostener sus proyectos laborales. La mayoría, el 95 por ciento, en cooperativas de trabajo. De las nuevas, el resto se reparte en agropecuarias, de vivienda, de provisión de servicios y apícolas.
Uno de los casos más recientes es el de la Cooperativa Apícola MEPAO, en la ciudad de la miel, Metán, ubicada en el sur de la provincia de Salta. El nombre de la cooperativa tiene su procedencia en dos voces nativas: “mep”, que en la voz lule significa miel; y “ao”, que en la lengua calchaquí significa lugar o pueblo. Por lo que, unidas, Mep-ao, se traduce en "pueblo de la miel".
La entidad está integrada por diez socios, todos apicultores. Presentaron los papeles en abril del año pasado y doce meses después recibieron la matrícula número 58914. Hoy cuentan con 700 colmenas que son propiedad de los socios y las aportan a la cooperativa.
El objetivo, según explican desde el INAES, es simplificar la matriculación de las organizaciones para constituirse como cooperativas o mutuales, ya que hoy ese trámite puede llevar hasta 3 años.
Las fábricas recuperadas son las más golpeadas. Venían de sufrir los incrementos exponenciales de las tarifas de servicios públicos durante el macrismo, y llegaron muy golpeadas.
Sectores como hotelería, turismo o gastronomía continúan en situaciones críticas que, en varios casos, no lograron superar el golpe. El más notable fue el Hotel BAUEN, uno de los emblemas de la recuperación de empresas en el país, que después de 17 años de autogestión debió cerrar en octubre. La histórica cooperativa arrastraba un largo conflicto judicial por la tenencia del edificio de Callao y Corrientes, en el centro porteño, con órdenes de desalojo vigentes desde el año 2007.
“Durante el macrismo hubo una política que iba en contra de las cooperativas y las mutuales, de hecho el INAES fue una institución que resistió ese proceso, sino hubiera sido incluso peor”, advierte Roig. Y asegura que ahora hay una intención de acompañar la creación de cooperativas y mutuales, “con una política productiva a favor del sector, con acceso a líneas de créditos y políticas de distintos ministerios que están empezando a surgir efecto”.
Por último, el presidente del IAES considera que "durante la crisis se piensa por dónde hay que salir, y hay que pensar hacia dónde queremos ir. Es un lugar con un tejido productivo más heterogéneo, federal, que pueda acompañar el desarrollo de cada pueblo del país. Con cuestiones concretas como apoyar los proyectos productivos, a los pequeños y medianos productores que tienen una función local que permita el desarrollo desde la periferia hacia al centro y de abajo hacia arriba".
Ante el avance de una segunda ola de contagios de Covid que llevó a nuevas restricciones, el Gobierno anunció que otorgará una ayuda económica no remunerativa de $11.000 a trabajadores y trabajadoras que integran el programa Trabajo Autogestionado.
El bono se pagará con la liquidación de junio y llegará unos 40.000 cooperativistas en actividad dentro de la Línea I de Apoyo Económico Individual del programa, que hoy implica una prestación de 6.500 pesos mensuales por persona.
Por otra parte, el presidente de la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop), Ramiro Martínez, explica que “tanto la crisis económica que arrastra el país, profundizada en 2019, como la pandemia, han hecho que que se pierda una gran cantidad de puestos de trabajo. Son habituales las postales de avenidas con persianas bajas y carteles de alquiler. Frente a ese panorama, una vez más el cooperativismo ha demostrado que en conjunto y con un propósito de bien común, es mucho más fácil salir adelante que en competencia con el de al lado”.
“Las cooperativas aparecen, una vez más, como una alternativa real, posible, con enfoque social y mirada democrática, frente a una destrucción salvaje tanto del trabajo como de la dignidad asociada a él. La economía social goza de buen estado, más allá de los contextos de crisis, pero lo cierto es que en los momentos difíciles pasa a ser una salida esencial, una forma diferente de buscar una solución conjunta”, indicó Martínez.