Cuando la derecha parece un meme

25 de agosto, 2021 | 05.00

De los miles de memes que recorren las redes en estos tiempos de pantallas sin dudas el primero que el presente nos regala y mejor representa a la derecha política en la Argentina es aquel de los dos perros: uno fuerte y valeroso y otro timorato y pequeño. Sé que muchos creerán lo contrario quizás por la presencia de la derecha en los discursos mediáticos, pero ese meme refleja la imagen que irradia la derecha como construcción de un proyecto político.

Es cierto, han logrado copar canales de noticias enteros, páginas de diarios y horas de radio; el discurso que exalta el individualismo, la desconfianza hacia la política representativa, la defensa irrestricta del mundo de los negocios y un odio creciente hacia los pobres y a varias diferencias se repite día a día y también penetra diálogos cotidianos y coloquiales, en un negocio, en las casas. Pero la derecha no nació ayer en nuestro país; con demasiada frecuencia se escuchan palabras que parecen olvidar una larga tradición y presencia en nuestra historia. Y no solo estuvo sino que dejó huellas notables para la construcción de la nación. Fue la derecha de su tiempo expresada en el roquismo la que se propuso formar un Estado nación, con todo lo que ello implicó en un proyecto que incluía la educación pública básica.

Esa derecha imaginó y desarrolló un modelo económico, sin dudas excluyente, que incrementó la producción de granos y carnes que logró colocar sus productos en buena parte del mundo. La derecha se propuso enfrentar al peronismo y se imaginó la tarea (frustrada) de derrotarlo del modo que fuese. Incluso bajo las formas de dictaduras militares la derecha planificó modelos de desarrollo como en las épocas de Onganía porque pretendía disputar con un modelo con elementos de industrialización. No me refiero a la dimensión moral de esas propuestas, sino a las ambiciones políticas de esos proyectos, que dejaron marcas en nuestra historia y no siempre trágicas. ¿Cuál derecha conocemos hoy? Se nos ofrece la que no logró continuar en el gobierno mas allá de 4 años, algo que todos los que lo buscaron lo conseguieron en la historia de Sudamérica. O que perdieron la reelección por la gobernación de la provincia de Buenos aires, una derrota que, estoy casis seguro, no sufrió ningún gobernador en todo el país en los últimos 38 años. Es la derecha que mientras estuvo en el gobierno, adema de hacer lo que hace esta corriente como bajar salarios y generar desempleo, se propuso ambiciosos proyectos como exportar limones, poner animales en los billetes mientras lograba renovar la concesión de los peajes de una autopista y evitar el pago de una deuda al Estado por parte de las empresas de la familia del presidente. E insistió: no construir una mega represa o crear un nuevo tren o algún notable impacto tecnológico; no, renovar una concesión de peajes; nuestra derecha empresarial parece haber perdido también la ambición por una huella, por destacarse en la historia.

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¿Con tan poco buscan seducir a la sociedad? ¿Unas lágrimas en el teatro Colón porque había muchos presidentes? Ahora nos dicen que hay otra derecha. Nunca supe si Milei es el nombre o el apellido. Honestamente no lo sé y esa ambigüedad adrede le da a él ese tinte de personaje de ficción, extraído de un programa de humor, logrando una representación de alguien que en realidad no es real. Sus gritos, sus amenazas, sus odios, sus planteos económicos no parecen reales (bueno ahora sabemos que además corta y pega texto de otros para aparecerlos como propios) sino salidos de una ficción incluso cuando dice que no cree del todo en la democracia. En ocasiones he visto que aparece junto a otros con ropajes negros y destruyen a palazos una maqueta que representa al BCRA mientras profiere que odia a los zurdos y que el calentamiento global es una mentira del socialismo. Todas esas teartralizaciones lo acercarían mucho al fascismo de los años 30 si no fuera porque Milei es ese perrito del meme; su proyecto parece de papel maché con engrudo, y que ahora asume forma electoral.

No hubiera sido posible que lo presentara en una candidatura si no hubiese estado todas las semanas en la TV desde hace al menos 5 años. Ahora bien, él, como el resto de la derecha que hemos mencionado ¿pueden hacer daño? No es que pueden, ya lo están haciendo. Han gobernado recientemente con el tendal de deuda y pobreza que generaron sin necesidad de una pandemia y bombardean la agenda política con sus argumentaciones sin fundamentos, sin que falten las mentiras y en particular el mayor daño en estos tiempos, intentando sabotear el proceso vacunatorio. Es cierto, parecen resultar atractivas en sectores que esperan cambios milagrosos en absoluto anclados en condiciones reales de existencia. Gente que jamás pasó, o apenas lo hizo, por la administración pública, promete un manejo del Estado del que no pueden decir sino generalidades sin sustento. Esa debilidad la expresan en esta campaña electoral en la que sus agresiones están muy por encima de las propuestas y eso algo debe significar. Puede que hayan buscado renovar en algunas de sus formas.

Por caso, la prensa que primero aceptó ser vocera de la derecha, hoy escribe el nombre de algunos de sus referentes en las listas de candidatos, porque no es militancia lo que abunda en ese espacio. Esa prensa les asegura el manto protector (a Horacio Rodríguez Larreta y su gobierno como a nadie) pero también la encierra en un corralito semántico en el que no pueden pronunciar lo que realmente hacen cuando son gobierno ¿Podrían hacer campaña prometiendo bajas en el presupuesto educativo, tomar irresponsablemente deuda en dólares y espiar a los ciudadanos? La derecha necesita ser filtrada por los medios para poder comunicarse con la sociedad a la que no aspira a representar sino simplemente a controlar. Son peligrosos los mensajes que emiten cotidianamente y pueden erosionar la democracia. Pero para ser un proyecto político aun les queda un largo camino, mucho más si el espacio político que gobierna, sigue sosteniendo la unidad.