El Reino: cuál es el verdadero poder de los evangélicos en Argentina

Un estudio del Conicet muestra su cantidad de fieles. Cómo les fue en las elecciones y cómo se financian.

28 de agosto, 2021 | 09.00

La serie de Netflix El Reino generó una fuerte controversia en las redes sociales. El debate escaló al punto tal de que la guionista Claudia Piñeiro fue amenazada, mientras que los evangélicos acusaron que la ficción los discriminaba. ¿Cuál es el poder real de los evangélicos en la Argentina? El Destape habló con expertos en religión para conocer las fuentes de financiación de las iglesias, la cantidad de fieles que tienen y su historia en el país. 

Una encuesta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) muestra que la cantidad de evangélicos en la Argentina creció del 9 al 15,3 por ciento de los consultados. El número de personas que adscriben a esta religión crece entre las personas sin estudio (26,2%) y con sólo estudios primarios terminados (21,5%). Al mismo tiempo, el número de personas católicas cayó del 76,5% al 62,9% entre 2008 y 2019

La financiación económica es un tema clave en la serie y motivo de controversia. Algunos fieles sostuvieron a El Destape que si bien cada iglesia varía en sus formas de expresar la fe, en reiteradas ocasiones sintieron que les reclamaban una retribución mayor al diezmo a cambio de ayudas divinas. "Hay un discurso instalado donde se mezcla el concepto de bendición de Dios con un bien material, o una sanación milagrosa y muchos pastores en sus predicaciones dan a entender que esa bendición está supeditada a la ´dadivosidas´", sostuvo un fiel. 

El investigador del Conicet y doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Marcos Carbonelli, explica a El Destape que el crecimiento de fieles evangélicos no se traduce en una influencia electoral mayor. El autor de Los Evangélicos en la política Argentina afirma que los fieles de la religión fueron sistemáticamente discriminados y sostiene que los mayores fondos de financiación provienen del diezmo de los fieles, las inversiones en negocios como los medios de comunicación, la venta de discos y las remesas que entregan iglesias más grandes de Estados Unidos y Europa. 

"En la Argentina, la mayoría de los evangélicos provienen de sectores populares y entonces lo que se ha producido ahí es un desajuste entre la pastoral católica y ese mundo religioso popular que derivo en que las personas se sienten mucho más cercanas a los evangélicos", indicó  Carbonelli.

-¿En Argentina se da un crecimiento en la población de fieles, pero una derrota en las urnas?

-Exacto, el crecimiento demográfico no tiene un correlato político partidario directo, de hecho, las expresiones puramente evangélicas que han llamado al voto de los hermanos en la fe, fracasaron. El libro plantea datos vinculados a este fenómeno y que van un poco en contra del imaginario colectivo referido al tema.

-¿Por qué hay una derrota en las urnas?

-Primero por una premisa fundamental que es que en Argentina la adhesión religiosa no se traduce directamente en una conducta política. La segunda es que en Argentina el sistema político goza de buena salud, tiene identidades políticas fuertes y consolidadas. Los clivajes políticos son los que organizan la conversación y esa buena salud con identidades los blinda frente a posibles invasiones que vengan del outsider, en este caso del mundo religioso. 

-¿Por qué hubo un crecimiento de los evangélicos?

-Hay un crecimiento del mundo del evangelismo a costas del catolicismo. La encuesta del Conicet en la que participé muestra que más de la mitad de los evangélicos son conversos, es decir que vienen de otras religiones. Se da un desencantamiento, se enfría la relación con su religión originaria y empieza a encantarse con otra. En la Argentina, la mayoría de los evangélicos provienen de sectores populares y entonces lo que se ha producido ahí es un desajuste entre la pastoral católica y ese mundo religioso popular que derivo en que las personas se sienten mucho más cercanas a los evangélicos.

-¿Cuál es el motivo que lleva a sentirse más cercanos?

-La idea de horizontalidad, es un mundo mucho menos burocrático que el católico. Tiene una idea del milagro mucho más presente en la cotidianidad, muchos señalan que hay un proceso de racionalización del milagro, cada vez más ubicado en lo cotidiano y menos en lo trascendente. Ellos tienen una concepción holista: que articula restauración espiritual con restauración material. Tener un trabajo, hacer una pareja, que tu hijo salga del consumo problemático de drogas, son dimensiones materiales de la vida que para los evangélicos está vinculada a la presencia de Dios. En los sectores populares estos mundos materiales y espirituales están unidos.

-¿Cuáles son los ideales de los evangelistas?

-Hay diferentes tipos de corrientes de pensamiento. Dicho esto, podemos explicar que en el mundo evangélico no hay un Papa, no hay un Vaticano, no hay una pirámide organizativa. Las iglesias tienen una autonomía al momento de definir en qué creer. También existe la idea de un diálogo mucho más horizontal entre Dios y el creyente que puede tener manifestaciones de Dios. Por otra parte también existe el milagro como algo cotidiano y no trascendente. También tienen un fuerte énfasis en lo festivo y en el uso del cuerpo.

-¿Por qué molestó El Reino?

-Abrió un debate, porque presentó una imagen muy estereotipada, con un trazo grueso en algunos capítulos. Por un lado asociar a los evangélicos con la idea del complot y por otro lado vincularlos a lo lucrativo y no a lo espiritual. Mostraron que usaban la Iglesia no por motivos espirituales sino para hacer dinero. También causó revuelo porque es una suerte de epílogo por el debate del aborto. Los estereotipos tocan una identidad muy lastimada, porque los evangélicos fueron históricamente discriminados por la Argentina.

-¿Cómo fueron discriminados los evangélicos en la Argentina?

-En los cincuenta fueron acusados de agentes extranjeros que venían a erosionar la cultura nacional, en los ochenta se los acusó de sectas de lavado de cerebro y ahora se los acusa de fundamentalistas. Siempre hay una recurrencia a poner a los evangélicos en la otredad, en la amenaza y en la extranjeridad. Hay un tema más institucional y estructural: salvo la iglesia católica que además recibe financiación del Estado, las demás religiones tienen que inscribirse en el registro nacional de Culto y permitir que el Estado las organice, las vigile y las regule.

-¿Cuál es la financiación de las iglesias evangélicas?

-Hay un rasgo distintivo de las iglesias evangélicas y que es el diezmo. Básicamente que el 10% de los ingresos se lo destinan a la Iglesia tanto en las pequeñas como en las grandes. Después las iglesias más importantes tienen contacto con otras iglesias en Estados Unidos y en Europa, que son las que envían remesas. Algunas iglesias han incursionado fuerte en los medios de comunicación y también hay muchos productos culturales como discos. La diferencia con el mundo católico es que el Estado de forma escandalosa financia a la Iglesia católica.

-¿Qué diferencias hay entre Argentina y Brasil en materia de evangélicos en el poder?

-La gran diferencia con Brasil es la matriz política, porque no tienen partidos fuertes y longevos. Tienen un sistema electoral que favorece a que minorías consigan escalafones en el gobierno. Esto sumado a la crisis del Partido de los Trabajadores junto a otros factores llevaron a que en la última elección primero se diera el golpe a Dilma y luego la llegada de Bolsonaro al poder. Sin embargo en otro contexto de Brasil, los evangélicos fueron parte de la elección de Lula Da Silva y también correa de transmisión de programas sociales gigantescos que aplicó el PT, como el Bolsa O Familia. Hay momentos contingentes en que apoyan algunos candidatos u otros, no hay identidades sólidas y estáticas.

LA FERIA DE EL DESTAPE ►