Rosario: una ciudad paralizada por el terror y la violencia

Los trabajadores de diferentes gremios hicieron paro. La actividad comercial no se detuvo, pero la circulación está signada por el miedo a ser la próxima víctima de la ola de asesinatos que sacudió a la cuna de la bandera.

11 de marzo, 2024 | 20.51

Rosario amaneció con un clima templado, con el viento que apenas mueve las hojas de los pocos árboles del centro de la ciudad. Muy pocas almas circulan por las veredas, con cabezas gachas y las manos en los bolsillos. No es 2020, es 2024. No es la pandemia de coronavirus, es el sexto día desde que comenzó la ola de crímenes más brutal que la ciudad recuerde en los últimos 10 años desde que comenzó la era de la violencia urbana.

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El asesinato de trabajadores sin aparente relación con la criminalidad organizada que mantiene en vilo a la ciudad comenzó el martes pasado con el homicidio de Diego Alejandro Celentano (de 33 años), y con el fusilamiento de Héctor Raúl Figueroa (43 años) la noche del miércoles. El jueves por la tarde, un hombre se hizo pasar por un potencial pasajero y detuvo el trolebús de la línea K. Se subió al colectivo y a menos de un metro de distancia efectuó tres disparos contra el chofer de la unidad, Marcos Daiola (39 años), quien moriría tres días después en el Hospital de Emergencias “Clemente Álvarez” (HECA). El sábado por la noche, un muchacho encapuchado de campera azul se aproximó a pie a la estación de servicio y asesinó a tiros al playero Bruno Bussanich (26 años).

Ninguno de los cuatro fueron relacionados con la criminalidad organizada, por lo que de momento se puede decir sin vueltas que se trató de inocentes asesinados a modo de sobres humanos: brindar un mensaje de apriete contra el gobierno de la provincia de Santa Fe.

Terror de ser el que sigue

El aire matutino de la calle puede cortarse con un cuchillo. El tránsito no es el de todos los días: este lunes no hubo clases de ningún tipo (tanto los colegios públicos como privados suspendieron las actividades), las estaciones de dispendio de combustibles no brindaron servicio durante el día por el luto a su compañero, los colectivos anunciaron el corte de un paro por tiempo indeterminado para el martes al mediodía -tras el velorio de su colega asesinado- y sólo los titulares de licencias de taxis prestaron servicio durante la noche. Los centros de salud atienden con guardias mínimas y los trabajadores estatales también levantaron sus actividades porque no tienen ningún tipo de seguridad para realizar sus tareas laborales. Es una ciudad en guerra consigo misma.

Un joven hizo un pedido de una docena de empanadas para comer con su pareja en el calmado barrio de Echesortu. Al rato, recibe un llamado del local de comida: “Ahí está saliendo tu pedido. Te pido si podés esperar a la cadete en la puerta, que tiene mucho miedo”, dijo la cajera por el auricular del teléfono.
“Los trabajadores en la ciudad de Rosario sentimos miseria y muerte”, explicó a El Destape José Ianrtosca, titular de la Cámara de Taxis de Rosario, y agregó que la situación en el sector se agrava por el conflicto existente entre las aplicaciones de “ilegales extranjeras” de transporte de pasajeros que “nos han comido el trabajo mal”.

El trabajador de transporte tradujo en palabras la sensación de angustia que atraviesa a todo el arco de la sociedad argentina: “Es imposible poder vivir así, estamos en una ciudad con mucho miedo, atemorizada”.

La actividad de los colegios también se vio afectada por la falta de medidas que aseguren la integridad de los docentes, quienes decidieron en conjunto con las patronales de las escuelas privadas el cese de actividades durante este lunes. En el caso de los colegios públicos, la medida continúa hasta el martes. "Vivimos con mucha preocupación este tema teniendo la experiencia de las balaceras del año pasado", contó el secretario general del sindicato de docentes privados (Sadop), Martín Lucero a El Destape. Lucero explicó que las escuelas tienen algunos protocolos contra las balaceras: "De alguna forma fue el mecanismo que utilizamos ayer como base para decir 'Bueno, vamos a la suspensión de clases, se da bajo este parámetro'. Lo importante es que hoy se decidió el cierre de los establecimientos a través de una medida que el sindicato acordó con los colegios privados y éstos aceptaron".

El dirigente gremial confirmó que nueve de cada diez escuelas estuvo cerrada este lunes, en un contexto de zozobra generalizado: "Las que están funcionando están sin alumnos, simplemente tienen las puertas abiertas porque la gente no mandó a sus hijos al colegio".

Un sistema que no da respuesta

“La justicia federal debería rever todo lo que hicieron estos años”, aseguró a este medio una fuente del Ministerio Público de la Acusación (MPA), organismo que nuclea a los fiscales que investigan los casos de homicidio doloso y los ataques con armas de fuego, y amplió su descripción de la situación del sistema de investigación criminal: “La situación carcelaria es per se compleja y hace años faltan recursos técnicos para poder abordar seriamente la problemática narcocriminal y policial”.

Al ser consultada por la capacidad de investigación de los fiscales, la fuente confirmó que “hay desborde” dentro de las oficinas del MPA, pero que todavía “es manejable. Por suerte el organismo mantiene el compromiso y el conocimiento para avanzar sobre las causas. Pero (la capacidad de acción de los reducidos recursos) se va acabando. Y en la vereda de enfrente sobran los recursos humanos muy mal utilizados”.

El gobierno provincial anunció la convocatoria a policías retirados de la fuerza para reforzar a sus colegas en tareas logísticas, mientras que desde el municipio de Rosario apuntaron que llevarán adelante actividades de coordinación con las fuerzas federales que arribarán -por sexta vez en diez años- a la ciudad.

Este lunes estuvo “todo cerrado, nadie trabaja esperando a ver cuál es la reacción del gobierno tanto municipal, provincial como nacional para que traten de hacer de Rosario lo que era. Esa Rosario cultural, turística, empresaria, gastronómica, industrial, portuaria. Esa ciudad que antes conocimos y era muy linda y merecía la alegría de vivir en ella”, describió Iantosca.

El Destape trató de comunicarse con los delegados de los choferes de colectivo de la ciudad, pero se rehusaron a dar declaraciones: “Nosotros estamos cansados de poner la cabeza” sostuvo uno de los delegados de la empresa privada de colectivos Rosario Bus.

El futuro es una adivinanza de mal gusto para los rosarinos en este contexto: "Hay responsabilidades del Estado evidentemente. (Las autoridades) Tienen que dar respuesta a esto, no puede ser que la ciudadanía es la que está recibiendo los balazos y los trabajadores son los que están muriendo. Tiene que haber políticas de Estado con articulación entre la Nación, Municipio y Provincia y a partir de ello actuar con la mayor firmeza posible dentro del marco del respeto de las leyes, la Constitución y los derechos humanos, pero con la mayor firmeza posible", sostuvo con firmeza el educador Lucero.

La ministra Patricia Bullrich deslizó una novedad en la conferencia de prensa de este lunes por la mañana junto al gobernador Maximiliano Pullaro y el intendente Pablo Javkin: se hará énfasis en la articulación entre las fuerzas de Inteligencia Criminal y las procuradurías especializadas de la Provincia y la Nación para la investigación del lavado de dinero, algo mil veces reclamado a lo largo de los años y nunca profundizado por la justicia. Por falta de ganas, en muchos casos, y por carencia de recursos, en muchos otros.

“Vivir en Rosario se hace una tortura día a día por el miedo que tenemos”, afirmó Iantosca sobre una ciudad que ya ha recibido demasiados mensajes en botellas del mar, sin leer ninguna de las lecciones de las experiencias pasadas. Historias que se repiten, espirales de violencia que sólo se amplían. Y en el medio, el terror de trabajadores que esperan, buscando en el cielo o en los rincones, un símbolo de paz.