En este julio se cumplen 2000 días de detención de Milagro Sala y también en julio se conmemora un nuevo aniversario de la “Noche del Apagón”; Carlos Pedro Blaquier y Milagro Sala, Ledesma y la Tupac, la Coya y el Patricio, irrumpen en el antojadizo juego de la memoria y de las arbitrarias vinculaciones. Aún así existe un hilo que conduce y explica.
Durante el invierno de 1976, en la localidad de Libertador General San Martín (Provincia de Jujuy), se vivió una de las cuantiosas conjuras asociadas de cívicos y militares que ejecutó el terrorismo de estado. Entre el 20 y 27 de julio de 1976, a partir de las 22 hasta las 6 de la mañana siguiente, se cortaba el suministro de energía eléctrica con el proyecto de llevar adelante el Ejército, Gendarmería, Policía Federal y Jujeña, una cacería humana nocturna. Durante esas noches – madrugadas se secuestraron a 400 dirigentes políticos, sindicales, estudiantiles y sociales de los cuales 33 hoy permanecen desaparecidos. Las listas de esos dirigentes fueron confeccionadas por el directorio del Ingenio Ledesma, cuyo presidente era Carlos Pedro Blaquier, quien además proporcionó los vehículos del Ingenio para llevar a los secuestrados. El hecho conocido como “la noche del apagón” constituyó un ensayo de nocturnidad clandestina de la dictadura a 4 meses del golpe del 24 de marzo. Los responsables hoy permanecen impunes.
Blaquier fue uno de los primeros civiles llevados a juzgamiento por la complicidad con la dictadura (en realidad promotor y artífice del golpe, alegórico esquema de responsabilidad civil - empresarial en el terrorismo de estado), a quien finalmente se le dictó la falta de mérito en marzo de 2015 por la misma Sala IV de la Cámara de Casación Federal penal que le confirmó a Milagro Sala la condena a 3 años de prisión por daño agravado. Los jueces Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani conformaban la terna de esa sala IV que entonces dictó la falta de mérito para un Blaquier procesado por delitos de lesa humanidad.
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¿Y cuál fue el delito de daño agravado por el que si fuera condenada Milagro Sala? Un escrache al entonces senador Gerardo Morales en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Jujuy cuando lo visitara en 2009 para una conferencia. En esa oportunidad se le arrojaron 8 huevos provocando la rotura de un vidrio. Dos detalles: Miagro Sala no estaba en la provincia al momento del suceso y el testigo del cargo en su contra fue un empleado de Morales. No obstante, “Blaquier no tenía por qué saber para que se irían a usar los vehículos proporcionados para los secuestros”. Él no tenía por qué saberlo o no podía no saberlo se lo utiliza por los Cazadores a discreción dependiendo de quién se trate el/la encausado/a. Milagro Sala debía saberlo e instigarlo a distancia, Blaquier, en cambio, le brindaba logística al aparato represivo sin saber su finalidad. Los días posteriores desaparecían los delegados sindicales de sus empresas “sin que Blaquier tuviera conocimiento de los eventos”.
A los huevos, vidrios rotos, acampe, empezaron a sumársele a Milagro Sala causas inciertas, tipos penales en blanco, específicas de la práctica del lawfare: fraude a la administración pública, extorsión, encubrimiento y la infaltable figura de los regímenes autoritarios: asociación ilícita. En definitiva toda la batería penal con la mira puesta en mantenerla encerrada, quebrarla y aniquilarla física y psicológicamente.
“No voy a liberar a esa mujer” (3/12/2016), manifestó Gerardo Morales ya siendo gobernador en una implícita declaración de menosprecio por el Poder Judicial y la división de poderes. Aunque vale decirlo, el Poder Judicial se deprecia a si mismo toda vez que la Corte Suprema de Justicia tiene en alguno de sus cajones sin resolver desde el 2015 la causa de sobreseimiento de Carlos Pedro Blaquier. Para el delito de lesa humanidad no aparece el idéntico mayor apuro de tramitación que por causas de huevos lanzados y vidrios rotos. En la versión jujeña del “Broken Windows” (teoría de las ventanas rotas) la propiedad privada bien vale encubrir delitos de lesa humanidad.