Al cumplirse 20 años del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, los militantes que fueron baleados por la Policía bonaerense el 26 de junio del 2002, en medio de la represión en la ex estación Avellaneda durante la crisis económica que afectaba al país, organizaciones sociales realizaron diversas actividades y este domingo se espera un acto principal luego de una vigilia en el Puente Pueyrredón.
MÁS INFO
Militantes de distintas organizaciones políticas cortaron esta mañana los dos accesos del Puente Pueyrredón hacia Capital desde Avellaneda: las avenidas Hipólito Yrigoyen y Bartolomé Mitre. La Comisión Independiente Justicia por Darío y Maxi junto a movimientos sociales, marcharon desde las 11 hacia el Puente Pueyrredón y a las 12 se iniciaron uno de los actos, del que participaron familiares de ambos militantes, acompañados por organismos de derechos humanos.
A su vez, desde las 13, el Polo Obrero-Tendencia y Unidad Piquetera llevó adelante otro acto, y a las 17 presentararon en la estación "Maximiliano Kosterki y Darío Santillán" el libro "Historia del Movimiento Piquetero" con los referentes de izquierda Eduardo Belliboni y Néstor Pitrola, y la participación de Alberto Santillán, padre de Darío Santillán.
Durante el sábado, en tanto, se desarrollaron distintas actividades que incluyeron la tradicional Marcha de Antorchas desde la exestación Avellaneda, que lleva desde 2013 el nombre de los dos jóvenes asesinados, y culminaron con la vigilia popular previa a cada 26 de junio. Además, el documentalista Patricio Escobar proyectó un cortometraje que funciona como adelanto de la segunda entrega de "La crisis causó 2 nuevas muertes", filme que analiza el rol que los medios de comunicación tuvieron en aquella jornada.
"El asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki fue una operación represiva preparada por el Consejo de Seguridad de un gabinete de unidad nacional que integraban peronistas y radicales", denunció Pitrola a través de un comunicado de su organización. También explicó que "el objetivo (de la represión) era golpear al sector que no se había integrado a la cooptación del Estado y organizaba a millones de desocupados, y garantizar los negocios y la regimentación de las grandes víctimas de la megadevaluación, los trabajadores".
Pitrola evaluó que "la operación represiva fracasó" y, por ende, "el gobierno de (Eduardo) Duhalde tuvo que apurar su salida", como consecuencia de que "se desbarató la operación de encubrimiento y se convocó a movilizar el día siguiente". En la protesta se reclamó además por "trabajo y salario, contra el hambre y la pobreza. Porque también son 20 años que bajo todos los gobiernos perdimos los trabajadores".
Por su parte, Alberto Santillán, el padre de Darío, sostuvo que “la masacre de Avellaneda no hubiera sido posible si no hubiese habido una orden directa del gobierno nacional”, pero los ex funcionario “siguen paseándose por todos los medios de comunicación como si no tuvieran ningún tipo de responsabilidad, incluso presentándose como una salvación para la Argentina”.
El hombre volvió a exigir una condena para las autoridades provinciales y nacionales de ese momento. “La Justicia, de una vez por todas, que ponga los ovarios, las pelotas, lo que sea, pero no podemos seguir así, siempre el pueblo poniendo a los muertos. ¿Hasta cuándo vamos a poner nosotros los muertos?”, exigió Alberto Santillán, quien participa de los actos que organizaron los movimientos sociales en homenaje a Darío y Maxi.
“Venimos teniendo un largo recorrido. Únicamente, y con mucha lucha, hemos conseguido la prisión perpetua para los cobardes que dispararon, para los policías. De ahí para acá, y han pasado ya 20 años, la Justicia no decide mirar hacia arriba y no hay un eslabón, según ellos, que conduzca a una responsabilidad política”, enfatizó.
MÁS INFO
El 26 de junio de 2002, Kosteki y Santillán fueron asesinados en las inmediaciones y en el hall de la exestación Avellaneda del Ferrocarril Roca, tras una brutal represión en las que las fuerzas de seguridad dispararon balas de plomo contra quienes habían salido a las calles a reclamar por "trabajo digno, alimentos y planes de trabajo", en el contexto de la crisis económica y social del 2001.
Los expolicías de la Policía bonaerense Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta, autores materiales de esos asesinatos, fueron condenados en diciembre de 2005 a penas de prisión perpetua. En tanto, los responsables políticos no fueron condenados.