Luego de las revelaciones de la "Operación Olivos" que dejaron al descubierto las visitas de jueces, fiscales y periodistas a Olivos durante la presidencia de Mauricio Macri, su ex ministro de Justicia Germán Garavano y la ex diputada Paula Bertol le presentaron al secretario general de la OEA, Luis Almagro, un informe hablando del "deterioro institucional" de la Argentina, pero no en el gobierno del que participaron ellos sino en el actual. Aseguraron que existe "un marcado avance especialmente sobre la independencia judicial", que ven agravado por la pandemia. "El ministro del lawfare y los fallos judiciales armados en partidos de pádel habla de deterioro institucional", respondió el jefe de gabinete de la Cancillería, Guillermo Justo Chaves.
Garavano sostuvo que la denuncia acerca de la existencia de "lawfare" durante la anterior gestión -de la que fue ministro y activo participante de la mesa judicial donde se decidían las estrategias contra ex funcionarios del kirchnerismo- como una excusa con la que "el gobierno busca generar inestabilidad en los jueces actualmente en ejercicio, a todo aquel que pretenda contradecir las posturas gubernamentales, poniendo en grave peligro la independencia judicial". El ex ministro menciona como supuestas pruebas de este objetivo el proyecto de reforma judicial y del Ministerio Público Fiscal que ya tienen media sanción del Congreso, la utilización de la estructura estatal para lograr "la impunidad de los amigos del poder" y denunciar a los opositores políticos. También menciona una presunta persecución del "periodismo crítico" y una intromisión del Estado para limitar la libertad de expresión.
En verdad, estas mismas acusaciones son las que se le hacen al gobierno de Macri, durante el cual se utilizó repetidamente la instancia de prisión preventiva para detener ex funcionarios y dueños de medios de comunicación que no les resultaban afines, a los que antes presionaban para que despidieran a los periodistas críticos. Buena parte de estas maniobras vienen quedando a la luz gracias a la investigación de El Destape que reveló el increíble desfile judicial de aquellos tiempos por Olivos, como el es el caso de los camaristas Gustavo Hornos y Mariano Borinsky y el fiscal Raúl Pleé, para los que todavía no ofrecieron ninguna explicación seria. Las visitas coincidían con instancias decisivas de las causas que involucraban a la vicepresidenta Cristina Kirchner o a algunos de sus colaboradores. "Son de una gravedad inusual", consideró ayer el presidente Alberto Fernández respecto a estas revelaciones.
Garavano, llamativamente, en su escrito no dice nada respecto a estas visitas que por sí solas ya justifican la necesidad de una reforma judicial como la que se discute en el Congreso, que apunta a licuar el peso actual de fuero federal y su promiscuidad con el poder político y económico. Por el contrario, asegura ver en el gobierno de Fernández decisiones "en notoria violación al principio de separación de poderes". Como por ahora se trata de una mera presentación, no hubo ninguna respuesta oficial de parte de la Cancillería, donde se analizó el escrito. Chaves, el funcionario más cercano al canciller Felipe Solá, le respondió desde su cuenta personal de Twitter. "El ministro del desprecio a las políticas de Derechos Humanos hablando de violaciones, el ministro del negacionismo hablando de democracia. El odio los moviliza irresponsablemente", retrucó.
El ex ministro macrista y Bertol, quien se desempeñó como representante ante la OEA, concluyeron en su escrito que era "necesario poner estos hechos ante la comunidad americana de naciones, a fin de que la Organización pueda contribuir a evitar que se profundice el deterioro". En la Cancillería no descartaban que, previo a este paso, hubiera existido alguna conversación reservada entre Garavano y Bertol con Almagro, quien los pudo haber alentado a llevarla a cabo. El Gobierno argentino tiene una pésima relación con el uruguayo, en especial por el bochornoso papel que jugó en Bolivia en el golpe contra Evo Morales y el posterior aval a la presidenta de facto Jeanine Añez, hoy detenida. En la primera conversación que mantuvo días atrás con el secretario de Estado Antony Blinken, el canciller Solá le expresó su rechazo a la gestión de Almagro, a quien acusan de no representar a los países del continente sino sólo de los gobiernos de derecha que le resultan afines. Por lo que no descartaban que el uruguayo pudiera utilizar la presentación de Garavano para montar algún show en Washington para intentar desprestigiar al gobierno argentino. Habrá que estar atentos a la secuencia.