Con un durísimo comunicado, el bullrichismo rompió el bloque PRO en Buenos Aires y se profundizó la guerra con Mauricio Macri, a quien ya no le confían el cumplimiento de los compromisos asumidos hace dos meses. Cuando el partido amarillo priorizó la unidad, el actual presidente del espacio le dio a Patricia Bullrich unas pocas sillas de poder, una de ellas para la propia funcionaria de Javier Milei, y hoy crecen las sospechas en torno a la palabra del titular de la Fundación FIFA.
La ministra de Seguridad decidió, en las horas frenéticas antes del cierre de listas partidarias, no presentar una opción propia para comandar el partido y allanarle el camino a Macri para volver a comandar el espacio. Esa “buena fe” no se vio correspondida y el “golpe de Estado” de Mauricio en el armado bonaerense se leyó como falto de “buenas prácticas democráticas e institucionales”, muy contrario a la facilidad brindada por Bullrich en la compulsa interna.
No se comprendió, de momento, por qué Mauricio tomó una decisión tan drástica cuando, en el PRO bonaerense, están representados todos los sectores, incluso manteniendo a figuras que ya migraron a otras tierras, como Néstor Grindetti que sigue al frente de la Asamblea encargada de consagrar a las nuevas autoridades. Romper para propiciar un cambio en la conducción no les pareció el instrumento apropiado. Martín Yeza, diputado nacional cercano a Cristian Ritondo, salió a cruzarlos: "Un grupo de "giles" nos vamos a dedicar a reconstruir lo que ustedes los "vivos" destruyeron".
El 4 de julio fue señalado como la fecha clave. El PRO posee dos órganos, el Consejo y la Asamblea. Macri comanda el primero y Patricia, teóricamente, el segundo. La fecha fue arrojada por Mauricio en un Zoom y el bullrichismo quedó, una vez más, afuera de los detalles. Desde el vamos, el sector no se ubicó en un muy buen lugar, la distribución de cargos no fue equitativa y es un manejo irregular que no olvidan.
Molestó mucho que el presidente del partido nacional haya decidido excluir al entorno de Bullrich de cualquier encuentro institucional. De haber querido una reunión con su círculo íntimo, hubiera hecho una reunión política y no partidaria, se señaló desde el bullrichismo. Formar parte de las discusiones es una de las demandas del sector para mantener la salud del espacio.
La otra solicitud bullrichista es la de acoplarse a las necesidades de Javier Milei. Ese fue el concepto del comunicado difundido este martes para, como adelantó El Destape, darle vida al PRO Libertad en la provincia. El bloque estará integrado por cinco diputados bonaerenses y será monobloque en el Senado, con Daniela Reich a la cabeza.
La legisladora es la presidenta del partido a nivel provincial, aquel que fue víctima de la maniobra de Macri. Esposa del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, cerró filas con el sector amarillo más próximo a La Libertad Avanza, tan es así que el alcalde suena como una de las figuras a disputar la gobernación en 2027.
Cristian Ritondo, la figura impulsada por Macri para conducir el partido en Buenos Aires, consideró, en diálogo con NET TV, que “es un error debilitar al PRO” con esta partición del bloque y buscó, una vez más, en línea con los deseos de Mauricio, reforzar la identidad propia: “Ganó La Libertad Avanza, que nosotros acompañemos alguna de las ideas que veníamos pregonando y que este gobierno nos manda al Congreso no nos hace ni gobierno ni co-gobierno”.
El PRO Libertad avanzará en su articulación con La Libertad Avanza en la legislatura bonaerense. El libertario Sebastián Pareja es uno de los interlocutores para coordinar la acción de los bloques, y Milei está al tanto de esa jugada. Bullrich se lo comunicó, así que tiene la bendición presidencial.
Como en la provincia no existe la figura ficticia del interbloque y no se dio una fusión, el trabajo conjunto será matemático. Cinco del PRO más seis de La Libertad Avanza conseguirán once votos para oponerse a la gestión de Axel Kicillof. Incluso, desde el bullrichismo se preguntaron si el macrismo se plegará a esa coordinación o si las coincidencias ideológicas irán por este nuevo armado ultra derechista.
Bajo la idea de que existen solo dos caminos políticos, el de Kicillof y el de Javier Milei, casi anticipando una puja presidencial futura, los bullrichistas quieren que el PRO se defina y abandone el lugar de la “especulación” o su actitud de “condicionar” al gobierno para negociar lugares en las listas del año que viene. Pensar en las elecciones y no en acompañar el cambio fue visto como una mala posición por parte de Mauricio.
Patricia ya está en el gobierno y, se argumentó, por ese motivo no piensa en cargos como sí lo haría Macri. Bullrich no quiere abandonar la identidad amarilla y, sin tener la certeza de que las internas locales no impactarán en lo nacional, mira la coexistencia de las distintas ramas radicales en un mismo espacio, casi como un modelo a copiar.
Más allá de la pelea por la identidad del PRO, que cada uno de los líderes dice encarnar, también se inauguró la pelea por la conducción del partido. El bullrichismo ve en Bullrich a la nueva líder del espacio porque ganó las PASO con casi nada de herramientas y un muy flaco apoyo de Macri, porque es funcionaria y porque es una de las dirigentes con mayor imagen positiva en el gabinete. “Desconocerlo es desconocer la realidad”, se apuntó.
Por eso, no entienden por qué Ritondo, que fue en su lista legislativa, la invitó a afiliarse a LLA. “¿Desde qué lugar electoral?”, se preguntó una fuente halcona. Mauricio, sin embargo, cree lo contrario, que Patricia no es la dueña de los votos y que solo ganó la interna porque él estuvo detrás de su figura.
Las peleas, cada vez más feroces, no deberían impactar en el trabajo territorial. El PRO tiene algunos intendentes con miradas bastante diferentes dentro de la interna y esperan que esto no afecte su desempeño ni su articulación, aunque la “contaminación” podría existir tanto a nivel local como nacional.
La puja intenta descifrar quiénes deberían ser las nuevas caras del espacio. El bullrichismo quiere renovar la dirigencia, también lo quiere el sector de Macri. La diferencia es que los primeros no ven que Mauricio esté funcionando como facilitador para esa transición. Tampoco ven que esté tomando la decisión correcta a la hora de definir la identidad del espacio.
El PRO cercano a Bullrich quiere trabajar en un acuerdo político que, al menos en Buenos Aires, incluya a La Libertad Avanza, al PRO y a parte del radicalismo dado que varios intendentes apoyaron a Patricia en las internas del año pasado. Una fuerza de cambio que sea amplia y de la que no quede afuera el espacio amarillo.