Mauricio Macri tuvo su Yin Yang. En el primero, la oscuridad, la derrota en las elecciones en Boca encajan a la perfección. No hay forma de que el ex presidente intente disfrazar su frustrada búsqueda de retorno. En el segundo, la luz, está la derrota del peronismo en las elecciones. La razón última de cualquier participación suya en los comicios de este año que termina y que, evidentemente, siempre estará allí para justificar cualquier movimiento o consecuencia política.
El candidato a vice de Boca no fue a votar por estar fuera del país. No pudo meter su propia boleta en la urna, pero el futuro del club deportivo le importó más que cualquier cosa. Puerta de entrada para la AFA y, luego, la FIFA, el sentimiento de derrota no pudo ocultarse. Los socios no le reconocieron, si quiera, lo hecho hace más de veinte años y le pusieron un freno a la visión comercial - liberal de la pasión.
Mauricio se enojó con los hinchas. La derrota en el club de la ribera pareció importarle más que la presidencial nacional. "Hubiera sido bueno para Boca que no siguiera (Román) Riquelme, pero eligieron otro destino", se dijo desde el entorno de Macri. "Veremos hacia dónde van" con la nueva conducción. La molestia se tornó difícil de ocultar para un ex presidente que buscó, este año, volver a las raíces. Al azul y oro y también a la Ciudad, dónde participó de una foto de traspaso de mando sin ser protagonista. "Lo invitaron", se justificó en aquel entonces.
Boca fue el trampolín de Macri. Ganó la Capital Federal y la presidencia de la Nación gracias al club ubicado en el sur de la Ciudad. Pero así como los números de las encuestas no lo ayudaron para pensar una candidatura propia, el hincha no acompañó su proyecto privatizador. En este caso, le será mucho más difícil despegarse de la derrota, aunque se intente.
"Se sumó hace un mes" a la fórmula que le disputó a Riquelme la conducción del CABJ, se intentó justificar para alejarse del mal resultado. Difícil dado el trabajo que le puso, incluso más que para defender a Patricia Bullrich en la elección nacional, con entrevistas y presencia fuerte en redes sociales. Pero no lo favoreció ni el proyecto privatizador ni la especulación por el resultado de la Copa Libertadores o la cautelar que demoró los comicios en el club azul y oro.
Macri, sin embargo, intentó encontrarle el lado positivo al año difícil. "No ganó el kirchnerismo", sonó como música en los oídos para quien hace tiempo quiere ponerle, sin éxito, fin al peronismo.
Mauricio tuvo una seguidilla bastante negra en materia electoral. Este año se planteó la posibilidad de que el ex presidente pueda presentarse a los comicios como candidato de Juntos por el Cambio, pero no sucedió. Luego, subió y bajó del ring a María "la leona" Eugenia Vidal para, más tarde, ver la derrota de Patricia Bullrich y, luego, no colocar ningún nombre en el gabinete de Javier Milei. Ni siquiera en la línea de sucesión con Cristian Ritondo como jefe de la cámara de Diputados.
Pero la derrota de Unión por la Patria apareció como un salvavidas. Si no ganó el kirchnerismo, Macri está feliz. Ese fue siempre su objetivo, sin importar el instrumento.
Su entorno no hizo un balance negativo. El fin recién mencionado surgió como el ideal del 2023. Pero el resto de los fracasos no fueron tomados como tales. La ausencia del nombre Mauricio en una boleta presidencial fue minimizado. "No quiso hacerlo". No fue que no pudo, sino que lo decidió. Esto apareció como una diferencia sustancial con las elecciones en Boca. En la primera, pudo intentar justificar la derrota simbólica con un manotazo al argumento de opción personal. En la segunda, el rechazo fue claro.
La derrota de Juntos por el Cambio tampoco se tomó como un drama. Patricia perdió, pero "ganó el candidato que decidió acompañar, que fue Milei". La gran pregunta, cuándo decidió acompañarlo. Porque en campaña pareció que eligió ese camino cuando Bullrich todavía estaba en carrera. Pero claramente el triunfo del presidente fue tomado como uno propio.
Tan propio que hubiera sido lógico un lugar potable en el gabinete. "No hay co-gobierno", se justificó ante la ausencia de nombres propios. "Aquellos que se sumaron lo hicieron a título personal, no partidario", se aclaró en su entorno. Siempre se dijo que Macri no negoció cargos, pero es sabido que intentó que Ritondo fuera presidente de Diputados. Tampoco logró quedarse con Justicia, Economía o YPF, para donde sonó Javier Iguacel.
Eso, sin embargo, no alimentó ningún enojo con el presidente. Mauricio le marcó la cancha al cuestionar la dolarización, plan que luego puso en valor Luis Caputo, ministro de Economía. Pero, en nombre del cambio, apoyará varias iniciativas.