Mauricio Macri apuró los tiempos para cambiar la conducción del PRO en la provincia de Buenos Aires y este jueves a la tarde se reunirá la Asamblea, a cargo de Néstor Grindetti, de estrechísima relación con el ex presidente, para establecer la fecha de elecciones internas que desplacen a la actual dirección, cercana a Patricia Bullrich.
La Asamblea se reunirá en Lanús para para aceptar las renuncias de los consejeros bonaerenses, entre quienes están Cristian Ritondo y Soledad Martínez, la intendenta de Vicente López y vicepresidenta de Macri. Desde este sector acusan al bullrichismo de querer entregarle el partido a La Libertad Avanza, mientras que el sector referenciado en la ministra de Seguridad intenta mantener la identidad amarilla, aunque abiertamente embarcada en el apoyo a Javier Milei, sin condiciones.
Además de aceptar los retiros, la Asamblea avanzará con la convocatoria a elecciones. La Junta Electoral pondrá la fecha que no podrá extenderse más de 60 días, por lo que entre junio y julio habrá nuevas autoridades porque, según se dijo desde el sector más cercano a Macri, “el partido está acéfalo” producto de las renuncias. Lo que Bullrich llamó “golpe de Estado”.
En la reunión estarán los asambleístas del PRO local, en medio de un clima cada vez más caldeado. La ministra de Seguridad arremetió públicamente contra los que ingeniaron la maniobra, sin mencionar a Mauricio, y Ritondo salió a responderle, dinamitando la relación. Esto no condicionará, en principio y en el corto plazo, el apoyo a proyectos de ley o la conducción territorial de municipios, pero nadie puede asegurar que no haya una ruptura nacional.
“Hubo un acuerdo partidario por Ritondo”, lanzó una fuente amarilla. El pacto al que hace referencia data de marzo, cuando Macri y Bullrich llegaron a una síntesis para evitar la ruptura del partido. La ministra decidió no presentar una lista interna para pelear por la conducción y Mauricio se consagró como presidente sin transpirar.
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Al bullrichismo le quedaron pocos lugares de valor en la estructura partidaria, algo que hoy es visto como una “irregularidad”, y afloró la molestia por la actitud de Macri, que no correspondió con la “buena fe” de Patricia en aquel entonces. Como ya adelantó El Destape, el 4 de julio será clave para terminar de corroborar si el líder PRO cumplirá con su palabra y le dará, a ella, la silla frente a la Asamblea nacional.
En ese mes, en marzo, se acordó que Ritondo y Jorge Macri sean los presidentes del PRO bonaerense y del PRO Capital Federal, para acompañar a Mauricio en la nacional. En ese entonces, se explicó el por qué de esas elecciones, pero Patricia pareciera no estar de acuerdo con los tiempos.
Lo cierto es que su sector quedó afuera de toda discusión posterior a esa falsa bandera blanca levantada el 19 de marzo. Pese a que el bullrichismo “tiene roles” dentro de la estructura – como la vice segunda de Damián Arabia -, “hay limitaciones que impone el partido”, se sostuvo. Esos frenos impidieron, por ejemplo, que el actual diputado esté presente en el cónclave llamado por Macri la semana pasada, donde se definió la jugada bonaerense.
El macrismo entiende que Bullrich quiere regalar una estructura de 20 años a La Libertad Avanza, perdiendo la identidad del partido. Mauricio quiere influir, que lo necesiten y recuperar la representatividad perdida, sin descartar, de todos modos, una coalición electoral. Lo que no quiere es perder el juguete.