Mauricio Macri se convenció, hace tres semanas, de que el PRO tiene que ir en soledad a competir, en cada provincia, con el gobierno nacional. El ex presidente tiene en mente que, tal vez, esta no sea la época para que su espacio vuelva a ganar pero, con confianza y buenas elecciones en algunos distritos, sí esté en condiciones de resurgir para el 2027. De todos modos, los que lo conocen piensan que, eventualmente, habrá un acuerdo con los libertarios.
El ex presidente apuesta a hacer buenas elecciones en provincias propias y en Córdoba, una tierra que supo serle amigable a la hora de enfrentarse a urnas nacionales. En la Ciudad, el territorio que más le importa, podría aspirar a 20 puntos, aunque hay quienes piensan que estaría en condiciones de ganar. El mapa porteño apareció ultra fragmentado, con ninguna fuerza política con proyección de gran performance, como supo hacer el PRO en sus mejores años. Aquí, el macrismo pondrá en juego tres bancas de Diputados y una senaduría. El nombre de María Eugenia Vidal empieza a sonar para la Cámara Alta.
El número para una buena elección en la provincia se ubica en torno al 12%, por lo que los amarillos no estarían en condiciones de aspirar a la renovación de las siete sillas que arriesgarán el año que viene. En este caso, los macristas apuestan, todavía, a un acuerdo con los libertarios carentes no sólo de fiscalización sino de candidatos que puedan sumar en una boleta única, donde serán clave las caras conocidas o identificables con el proyecto nacional.
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El PRO no descarta la posibilidad de, aún en una condición desventajosa frente a ojos mileístas, encabezar una lista de unidad con Diego Santilli como el nombre de la unificación. Esta lectura es descartada por el bullrichismo que está seguro de tener su lugar garantizado y repartido, como contó El Destape hace varias semanas, entre la Casa Rosada en primera instancia y los seguidores de Patricia Bullrich después. Un tercer lugar a la hora de elegir renglones en la boleta no seduce a Mauricio.
Macri quiere ganar en dos provincias comandadas por gobernadores del PRO: Chubut, con Ignacio Torres, y Entre Ríos, con Rogelio Frigerio. Hay quienes ponen en duda que estos mandatarios no acuerden con LLA en sus distritos porque, así como no quieren romper con el macrismo, tampoco tienen intenciones de llevarse mal con la Casa Rosada.
El caso de Córdoba es bastante particular. Según un estudio de la consultora Zeta, el nivel de solapamiento del electorado es impresionante. El 88% de los libertarios consideran que Cristina Kirchner debería retirarse, mientras que opina lo mismo el 86% del votante de Bullrich. Los electores de ambas fuerzas se dividieron casi en mitades a la hora de bancar o rechazar los vetos de Milei, y también los seguidores de los dos partidos ubicaron en el top tres a los sindicatos, políticos y “los que no trabajan” como principales enemigos del gobierno.
El 83% de los votantes de Milei y el 80% de los de Bullrich coincidieron en que se está haciendo un buen gobierno dada la herencia recibida. También hubo porcentajes casi calcados a la hora de considerar que la inflación implica una mejora de salarios (59% para los libertarios y 55% para bullrichistas) y que bajar la inflación es lo más importante (80 y 76% respectivamente). El nivel de coincidencia apareció asombroso.
A la hora de pensar en si “Mauricio Macri, Rodrigo de Loredo y Luis Juez deberían pasarse al oficialismo y apoyar en un 100% a Javier Milei”, el nivel de acuerdo con la frase fue mayor entre los votantes de Milei (73%) que entre los de Bullrich (49%). Un dato clave para ver que, más allá de pensar parecido, los distintos espacios que integraron Juntos por el Cambio retienen voto propio.
Quienes conocen a Macri, recuerdan que el ex presidente supo esperar, en 2011, su turno para ser electo para ocupar la Casa Rosada y estaría en condiciones de volver a hacerlo si, en 2025, no es momento para él. Pero no quiere perder la Ciudad, que apareció como la clave para cerrar cualquier otro escenario electoral.
En la Capital Federal, el bullrichismo picante quiere romper con el macrismo – ya viene mostrándose en la vereda de enfrente en la Legislatura -, pero por ahora primó la racionalidad: no sacar el presupuesto porteño implicaría romper los puentes entre el PRO de Mauricio y los libertarios a nivel nacional, poniendo en riesgo vetos o la ley de leyes de Javier Milei.
Como analizan los libertarios, Macri también piensa que, a veces, es mejor perder pero garantizarse bloques llenos de dirigentes puros, con los que no tenga que negociar el voto interno, que ganar con candidatos poco confiables. Mauricio sabe que sólo diez legisladores pueden hacerle la vida imposible a Milei, tanto ahora como después del 10 de diciembre del 2025 porque, aún con una excelente elección, La Libertad Avanza no estará cerca de los 129 necesarios para habilitar sesiones y sancionar leyes.
Quienes tienen los pies dentro del macrismo pero apoyan al gobierno de Milei entienden que los números de la economía lograron acomodarse y que lo único que podría desestabilizar al presidente es la política. La intención de los políticos de quitarle herramientas, como el debate que se vendrá esta semana a la hora de buscar limitar los DNU. Por eso, los amarillos destacan el nivel de reconocimiento, entre su votante y el empresariado, del “sostén” y la “garantía de gobernabilidad” que aporta Mauricio.
El mismo sector es el que considera que, así como en un equipo de fútbol no hay dos arqueros titulares, tampoco hay dos liderazgos posibles para la derecha argentina, sino uno solo que hoy ocupa Milei. Según una anécdota de las primeras horas post triunfo en el balotaje, Macri le dijo al jefe de La Libertad Avanza “vos sos presidente y yo el líder de la derecha”. Les pareció mucho.
En la Ciudad, parte del PRO considera que puede ganar la elección del año que viene o, en el peor de los casos, quedar segundo. El nombre que suena para ir como cabeza de lista de senadores es el de Vidal, una pura para Mauricio. Lejos de pensar que una candidatura a la Cámara Alta podría ser un sacrificio, los amarillos piensan en un triunfo.
Será clave saber si el centro político encabezado por Martín Lousteau, Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió se terminarán de conformar en una única opción política o no. De hacerlo, el mayor perjudicado será el candidato de Unión por la Patria, abriendo la posibilidad a que libertarios y macristas se disputen el primer y segundo puesto.
Si Mauricio logra un acuerdo en la Ciudad para que los libertarios no quieran romper con la dinastía amarilla, será más fácil un pacto en la provincia de Buenos Aires donde, al menos en el PRO, hay coincidencia a la hora de entender que la unidad es la única forma de poder ganarle al peronismo.