Casi como un anticipo de lo que se vendrá en 2025, las provincias apuntan a ganar protagonismo en el mapa político. En esta nueva etapa, buscarán ganar peso aquellos posicionamientos que fortalezcan lo federal, con reclamos y necesidades diferentes según la zona – pero articulados para ganar impulso - y una fuerte impronta de los gobernadores. La elección del año que viene será fuertemente provincial y los acuerdos políticos se darán bajo ese paraguas, con altas chances de que, según la zona, puedan aliarse La Libertad Avanza y el PRO, pese a las resistencias. Lo que dejaría la negociación por una coalición nacional para más adelante.
Un grupo de gobernadores dialoguistas decidió fortalecer el trabajo conjunto con el armado de un bloque propio en el Senado. El armado del espacio parlamentario avanza a paso firme. Se espera que se presente su confirmación en las próximas horas y que lleve el nombre de “Provincias Unidas”. Apunta a ser el segundo más grande de la Cámara Alta, detrás de Unión por la Patria, con una fuerte impronta federal.
Los gobernadores involucrados son Ignacio Torres, de Chubut; Martín Llaryora, de Córdoba; Rolando Figueroa, de Neuquén; Alberto Weretilneck, de Río Negro; Gustavo Sáenz, de Salta; y Raúl Jalil, de Catamarca, con la posibilidad de incorporar al misionero Hugo Passalacqua. Será una mezcla de macrismo con provincialismo y peronismo no kirchnerista. De este modo, muchos bloques actuales reducidos en número pasarán a integrar un mismo espacio, facilitando incluso la tarea del oficialismo, que verá reducido el número de interlocutores.
Está previsto que el nuevo armado esté integrado por la chubutense Edith Terenzi, el correntino Carlos Espínola, el entrerriano Edgardo Kueider, la neuquina Lucila Crexell, la rionegrina Mónica Silva, la cordobesa Alejandra Viggo y el catamarqueño Guillermo Andrada. De este modo, se vería afectado el número de Unión por la Patria, que se reduciría a 32. Además, podrían sumarse los dos representantes de Misiones y otro de la UCR, aunque aún está en conversaciones con los mandatarios.
La intención de este bloque federal, con representación parlamentaria, es aportar a la gobernabilidad de Javier Milei, pero sin ser parte de la gestión. Una vez más, esa delicada posición intermedia. En principio, el primer proyecto que impulsarán será el traslado de la Capital Federal a la Patagonia, además de hacer foco en la sanción de boleta única papel, avanzar en el proyecto educación esencial (ambos cuentan con la aprobación de Diputados) y una nueva ley de federalismo fiscal.
Bajo ese gran paraguas de la provincialización, los acuerdos políticos se harán según la zona. El PRO y La Libertad Avanza no consiguen avanzar con una síntesis. El macrismo quiere dirigirse a un pacto entre dos partidos en igualdad de condiciones, pero el gobierno se ve en una buena posición, fuerte, y no quiere ceder ante esos pedidos.
Para el oficialismo, hoy es imposible pensar al partido amarillo como una fuerza política en igualdad de condiciones, tanto por el peso electoral como por el porcentaje de intención de voto medido este año, en forma anticipada. Se habla mucho, hace varias semanas, de algunas encuestas muy negativas para Mauricio Macri que ubican al PRO en torno al 5% en la provincia de Buenos Aires, un 11% en la Capital Federal y un 4% a nivel nacional.
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El gobierno tampoco encuentra atractivo en la fiscalización, que depende mucho de la territorialidad. Con cada vez menos intendentes, se cuestiona la eficacia y fortaleza del PRO para poder encarar el resguardo de los votos. El año pasado funcionó como una mala muestra, porque los amarillos tuvieron algunas falencias y La Libertad Avanza se llevó el grueso del cuidado de las urnas. Por lo que no sería imprescindible.
A eso se le suma que, tanto en LLA como en el bullrichismo, consideran que el oficialismo le comió la base electoral a Mauricio Macri. ¿Qué más le podría ofrecer el ex presidente para exigir una igualdad de condiciones? Por el momento, no hay más que algunas conversaciones para intentar llegar a un acuerdo que, hasta ahora, parece lejano.
En Buenos Aires, puntualmente, el PRO ya empezó a explorar la idea de hacer acuerdos con los libertarios. Los amarillos se mantienen firmes en la intención de no fusionarse con LLA pero, si llegara a plantearse, apareció como probable el pacto en la provincia, puntualmente en las intendencias. En el macrismo, tanto de Mauricio como de Patricia Bullrich, se entendió que para ganarle al peronismo será necesaria una unidad de toda la oposición. Si bien esto puede variar con el paso del tiempo, hoy es algo que está sobre la mesa.
José Luis Espert, que tendrá que renovar su banca en Diputados, suena como cabeza de lista libertaria en territorio bonaerense. Esta figura le resulta cómoda al macrismo para pensar un acuerdo provincial. Ya conocen al economista que, de hecho, se postuló como candidato a senador de Horacio Rodríguez Larreta el año pasado.
Alianzas electorales como ésta, puntuales y territoriales, probablemente sean una constante el año que viene, postergando la definición sobre una coalición nacional. Macri, por ahora, no tiene planificadas grandes apariciones, pero el objetivo es que el PRO se concentre en ser un partido de gestión, no de política, entendida en forma negativa.
Como el bullrichismo, que también optó por, en la medida de lo posible, no alimentar internas públicas, Mauricio y el PRO creen que no es momento de meterse en discusiones de “casta” cuando la gente la está pasando mal. Apareció como una mejor idea el mostrar resultados. Muy larretista.
El macrismo se resguarda en la paciencia. El votante del PRO que migró hacia La Libertad Avanza lo hizo en una instancia de balotaje, sin una oferta propia. Los amarillos deberán convencer, volver a enamorar a parte de su electorado con la oferta de un diferencial positivo, dado que coinciden con LLA en el corazón del modelo. Ese plus radica, entre otras cosas, en el respeto por las instituciones, las formas, una política internacional más seria y la no agresión a periodistas.
Para analizar la performance real del PRO frente a una competencia electoral conservadora, todavía faltan algunas variables. Por ahora, son desconocidos el contexto, la oferta electoral y los nombres propios, todas clave para pronosticar desempeños, pero en el macrismo piensan que en algunos distritos, como en la CABA, el sufragio amarillo debería volver, como bumerang.
Mucho dependerá del desarrollo de la campaña, del momento del país y del candidato. Hay altas chances de que la imagen de Milei se deteriore y de que no haya buenos resultados económicos, generando una nueva demanda de la sociedad susceptible de ser representada por cualquier otro dirigente.
Esta última apareció como una palabra clave. Se piensa que ya no tiene sentido medir por sello político, porque cada fuerza puede proponer candidatos diversos con desempeños igual de disímiles.
El PRO no tiene intenciones de mimetizarse con La Libertad Avanza. Decidieron apoyar, pero mantenerse independientes, con identidad, siendo un partido con vocación de poder, que tiene dirigentes en funciones ejecutivas, tanto en provincias como en municipios.