Abolir derechos: ¿marketing u honestidad brutal? Opinan los expertos

12 de septiembre, 2021 | 00.05

La ex Gobernadora Coraje, candidata orgullosamente bonaerense devenida en orgullosamente porteña, denunció el aumento de recursos federales que el gobierno nacional destinó a la provincia de Buenos Aires, su antiguo distrito, con el mismo ahínco con el que antes lo exigía. No sabemos si Diego Santilli, ex vicejefe de gobierno de la CABA devenido en candidato a diputado bonaerense, exigirá lo mismo o defenderá a sus nuevos representados. Es un tema complejo.

El presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, declaró como testigo ante la jueza María Servini en la causa que investiga la operación desde el gobierno de Cambiemos contra el Grupo Indalo, dueño del único multimedios no alineado con Mauricio Macri. Rosenkrantz lo hizo por escrito aunque respondió de forma presencial ante Joaquín Morales Solá, quién lo citó a su programa de TN. Con encomiable sinceridad, Rosenkrantz admitió que su presencia en el canal respondía a la necesidad de hacer un balance de su gestión como presidente. Al parecer, Clarín sería el tribunal de alzada de la Corte.

Rosenkrantz aclaró que en los 59 llamados que mantuvo con su “amigo de años” Pepín Rodríguez Simón nunca habló de temas relacionados con la justicia. La aclaración resulta innecesaria, ¿quién creería que el principal operador judicial de Macri podría hablar de causas judiciales con el titular de la Corte Suprema? Seguramente conversaban sobre el tiempo loco, la familia o el partido del domingo, como hace cualquier hijo de vecino. Por su parte, Morales Solá, el Bela Lugosi del periodismo televisivo, eligió no hacer preguntas incómodas relacionadas a las declaraciones del prófugo Pepín quien dice ser un perseguido de esa justicia que preside su amigo de años. Quedarán para otra vez.

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Luego de las últimas PASO, el discurso de Juntos por el Cambio se sinceró, para retomar un término muy usado por el macrismo. La revolución de la alegría y los globos de colores fueron reemplazados por un fraseo de trinchera destinado al núcleo duro. En el 2019 ya no se trataba de vivir mejor, de volver al mundo, de contar con un Apple Store en cada esquina o de lograr la Pobreza Cero sino de algo más elemental pero no menos urgente: protegernos del retorno del populismo. El discurso macrista ya no diferenciaba entre el peronismo bueno y el kirchnerismo malo: todo era populismo y debíamos rechazarlo sin tibiezas.

Siguiendo esa misma línea, Mauricio Macri declaró hace unos días que el peronismo fue “golpista” durante su mandato. “A Macri le votaron todo. Pichetto le votó hasta el café con leche” le respondió CFK en el acto de cierre de campaña del Frente de Todos en Tecnópolis.

Que Macri no recuerde “la oposición constructiva” que recibió de gran parte del peronismo en el Congreso, los remilgos del incansable Sanguchito Bossio o la paciencia de monje tibetano de Héctor Daer y el resto de la cúpula de la CGT es injusto hacia todos esos entusiastas de la gobernabilidad.

Hoy, dos años después de aquellas PASO, el sinceramiento discursivo opositor parece consolidado. Desde Juntos por el Coso ya no nos prometen una mejor vida, ni siquiera un futuro tan venturoso como lejano, sólo un presente mucho peor. Luego de cinco años de pérdida de poder adquisitivo de los salarios, entre la Cepa Macri y la pandemia de Covid, la ex Gobernadora Coraje propone que los jóvenes ganen la mitad de un sueldo mínimo, Martín Tetaz- el economista de Cambiemos que se autopercibía independiente- impulsa que los chicos trabajen a partir de los 14 años y Rodríguez Larreta pide eliminar la indemnización por despido.

Ricardo López Murphy el Breve retomó esa vieja letanía de nuestra derecha y prometió que, al anular la indemnización, asistiríamos a una gigantesca generación de empleo, algo que nunca ocurrió en el pasado cuando desregulamos el mercado de trabajo pero que al parecer esta vez sí se produciría. En un nuevo Nado Sincronizado Independiente (NSI), nuestros periodistas y economistas independientes, apolíticos y apartidarios, apoyaron esta reforma laboral que nos llevaría hacia el mismo desarrollo de los países que ellos consideran serios sin tener que pasar por su legislación laboral, mucho más regulada que la nuestra. No descartamos que antes de las elecciones generales de noviembre, Juntos por el Cambio prometa derogar la Asamblea del Año XIII para incentivar el empleo, al fin y al cabo, en la Argentina siempre estamos a una pérdida de derechos del paraíso.

Tomá mate con chocolate.

 

Imagen: Oficiales de La Cámpora en el Centro de Fraude Electoral (CFE) del Instituto Patria (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)