El plan de Lousteau para la UCR y la puja con los gobernadores

En medio de la tormenta, el radicalismo buscó una foto de unidad pero los mandatarios provinciales marcaron la cancha. Molestia por la alianza entre el senador y Gerardo Morales.

17 de diciembre, 2023 | 00.05

 

 

 

 

Martin Lousteau se convirtió en el nuevo presidente del Comité Nacional de la UCR. La negociación buscó armar una mesa amplia con la intención de evitar cualquier discusión interna, pero no salvó las molestias. La conducción en manos de un dirigente sin territorio para gobernar apareció, para los ganadores, como importante para darle vida propia al partido y para dejar que los gobernadores puedan lidiar, al 100%, con los problemas que demandará la nueva etapa. Para los otros, el radicalismo volvió a caer en opciones con derrotas, sin elegir a los mandatarios provinciales que sí triunfaron en una elección.

La conducción se repartió para que todos se sientan representados. La secretaria general quedó para Jujuy (de Gerardo Morales) y dos de las tres vicepresidencias para Mendoza (de Alfredo Cornejo) y Formosa (en representación del sector de Gustavo Valdés). Chaco, gobernada por Leandro Zdero, acaparó una secretaria. La mesa buscó el federalismo.

El 40% de las sillas fue conversado por Valdés, Cornejo y Zdero, los tres goberadores Malbec con un 40% de delegados. Si Lousteau y Gerardo Morales no hubieran ido juntos, como sucedió en el Congreso, donde se separaron, este sector podría haber ganado. No terminó de gustar que hayan decidido distanciarse para una cosa y amigarse para otra. 

Después de la elección, incluso, algunos se mostraron disconformes al ver un proyecto perdedor al frente del partido, pero decidieron mostrar apoyo, para evitar el "desastre", al participar de la asunción.

Con un contexto extremadamadamente delicado, el poder real pasará porlos gobernadores y el Congreso, por lo que Lousteau intentará no quedar en el medio, como un simple espectador, sino poder articular. La misión no será fácil porque, se descuenta, cada mandatario querrá hablar por sí mismo, sin intermediarios. En ese caso, el título podría ser meramente simbólico.

De hecho, los gobernadores presentaron un documento para marcar la línea que ellos creen que debería tener el partido, anticipando una lucha de poder y conducción. "Somos los que gobiernan". El texto, alcanzado por quien también aspiró a la silla del Comité, Gustavo Valdés, dejó en claro que el partido no co-gobernará, como el PRO, sino que será oposición de un gobierno débil que debe hacer cambios importantes. 

Losuteau se planteó varios objetivos para la siguiente etapa, pero todos conducen hacia un mismo destino, una UCR fuerte que compita en las elecciones sin ser sombra de otro espacio. Convertir al partido en un actor relevante de la política nacional, pero también provincial y municipal, donde ya tienen un peso considerable.

A ese fin, se buscarán exhibir las “gestiones exitosísimas” en más de 500 municipios y cinco provincias, al tiempo que se apuntará a resaltar a los dirigentes del interior, especialmente las caras jóvenes. Dejar atrás la idea de la UCR como partido de personas mayores para cambiarlo por uno que está inmerso en una renovación generacional, con gestión y territorio. 

El senador también apuntará a generar una mayor y mejor integración de las mujeres, los jóvenes, el sector universitario y el armado del radicalismo que crece en el país pero no suele ser visible a la hora de revisar medios de comunicación o para abordar grandes problemáticas. Surgirán nuevas voces y caras.

En este tiempo, se intentarán desterrar dos mitos: el de lo añoso y el que indica que no pueden gobernar. El primero ya empezó a avanzar en este tiempo, incluso el partido tuvo más renovación que otros espacios de Juntos por el Cambio. El segundo, se fortaleció en estos años con intendencias y gobernaciones. Lo que les falló, se leyó, fue la imagen y la construcción de ella.

La reestructuración se podría resumir en tres puntos: gobernabilidad para los mandatarios radicales, ya sean gobernadores e intendentes; la expansión de poder; la construcción de un presidente.

Para lograr el primero, Loustau intentará articular con los mandatarios. Un paso en ese sentido fue la incorporación de representantes provinciales en la mesa de conducción. Tendrá, en el mejor de los casos, que representarlos a ellos, a sus intereses y también de los intendentes con la intención de coordinar y movilizar recursos.

En segundo lugar, identificar las provincias en las que el radicalismo cree poder ser desafiante y conseguir la gobernación en los próximos años, además de aumentar el volumen parlamentario. Finalmente, promocionar a distintas figuras, sean mandatarios o no, para que la UCR pueda tener un presidente

Hace dos años, cuando Gerardo Morales fue proclamado para ocupar la misma silla, el jujeño planteó un cambio de rumbo del partido centenario. Lo hizo amparado en los resultados de las elecciones legislativas de ese año, cuando Facundo Manes dio la sorpresa en Buenos Aires y le permitió a Juntos por el Cambio superar al Frente de Todos, la UCR se envalentonó para exigir lugares reales de poder dentro de la coalición.

“Veníamos con un rol casi secundario”, dijo en 2021, porque “en los años que le tocó gobernar a Cambiemos casi que fue un gobierno del PRO”. Con ese aprendizaje y la elección sobre la espalda, propuso una superación de esas épocas para dejar “de ser un radicalismo irrelevante” y “aportar” a la construcción de un presidente. 

Eso, efectivamente, sucedió. Morales se hizo con la vicepresidencia en la fórmula de Horacio Rodríguez Larreta y Luis Petri en la de Patricia Bullrich. No hubo, en Juntos por el Cambio, propuesta sin un nombre boina blanca. Pero esta vez tampoco pudieron integrar un gobierno desde las primeras filas.

Incluso, otro de los desafíos planteados tampoco pudo cumplirse. En 2021, la UCR no se propuso manejar ni adueñarse de la coalición sino conformar una mesa redonda para tomar decisiones en conjunto. Algo de eso sucedió cuando se negó la incorporación de Javier Milei a la alianza, pero ahora ese armado dejó de existir por lo que la mesa colegiada pasó a ser historia.

El desafío de esta nueva época tendrá puntos de contacto con el que se planteó hace dos años pero en un escenario diferene. Con Juntos por el Cambio desdibujado, el radicalismo deberá construir dirigentes que puedan representar al partido para poner, como dicen, un presidente de la Nación. La estructura será diferente, la relación con el PRO hoy es mucho más lejana y la representación centenaria mucho más importante que por aquél entonces.

Después de la reunión, cuatro de cinco gobernadores (Valdés, Zdero, Cornejo y Maximiliano Pullaro) fueron al encuentro de Guillermo Francos, ministro del Interior. El quinto, Carlos Sadir,bde Jujuy, lo hizo por videoconferencia como el resto de los mandatarios. Solo Jorge Macri (CABA) y Osvaldo Jaldo (Tucumán) no pudieron asistir.

Funcionó como previa al encuentro que convocó Javier Milei para el martes. Con la intención de usar el reclamo por la reducción de la recaudación tras la quita del impuesto a las Ganancias, buscará aliados para su plan económico, al tiempo que explicará las medidas tomadas esta semana. Efectivamente, la política empezó a pasar por las provincias y el Congreso.

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