Justicia de clase

Muestra la evidencia que en Argentina los líderes populares fueron siempre perseguidos por el aparato judicial. El intento de magnicidio y la persecución judicial a Cristina supone una reacción “de clase” que no cesará y excede en mucho el funcionamiento corporativo habitual.

20 de diciembre, 2022 | 00.05

Señalaba Marcelo Falak: "La divulgación de chats entre Sergio Moro y fiscales del Lava Jato fue un elemento relevante en la decisión del Supremo de anular las causas contra Lula ¿Hasta dónde llegarían las revelaciones de un examen a fondo de los teléfonos de los amigotes de Lago Escondido?"

Hasta ningún lugar. Muestra la evidencia que en Argentina los líderes populares fueron siempre perseguidos por el aparato judicial. Juan Perón tuvo 120 causas y Cristina 534. La sentencia ya está escrita. La prueba principal contra Cristina Fernández es esta que se muestra al inicio. Justicia de clase.

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Lo señala el periodista y docente universitario Mariano Saravia (@MarianoSaravia7): la Asamblea de 1813 les hizo juicio a varios miembros de la Primera Junta. 

A Manuel Belgrano lo enjuiciaron dos veces, después de las derrotas en Paraguay (Paraguarí y Tacuarí) y de las derrotas en el Alto Perú (hoy Bolivia, Vilcapugio y Ayohuma). Ambas veces tuvieron que absolverlo porque todos los testimonios fueron favorables a él.

A San Martín lo acusaron de abrir una cuenta irregular en Londres con dineros turbios y de haberse “robado” el Ejército de Los Andes.

“San Martín está lejos, y eso es lo mejor que nos puede pasar”. De Rivadavia a Manuel García, luego de mandar al exilio al Padre de la Patria.

Cuando Lavalle dio el golpe de Estado contra Dorrego, hubo un intento de lawfare, un juicio amañado contra el “Padrecito de los Pobres”. Pero Lavalle decidió cortar por lo sano y fusilarlo.

“La gente baja, ya no domina, y a la cocina se volverá”. De Juan Cruz Varela, luego del fusilamiento de Manuel Dorrego. El otro instigador del golpe de Estado de Lavalle y del magnicidio, Salvador María del Carril, con el tiempo fue presidente de la Corte Suprema de Justicia.

“No puede librarse a la Historia el fallo del tirano Rosas. No señor, no podemos dejar el juicio de Rosas a la Historia, porque si no decimos desde ahora que era un traidor, y no enseñamos en la escuela a odiarlo, Rosas no será considerado por la Historia como un tirano, quizá lo sería como el más grande y glorioso de los argentinos”. Del diputado Nicolás Albarellos, cuando en 1867 se sanciona una ley declarando a Juan Manuel de Rosas “traidor a la Patria”.

Los líderes populares fueron siempre perseguidos por el aparato judicial que no funciona como corporación. Perón tuvo 152 causas judiciales, Cristina 540.

Hay una teoría del funcionamiento de la justicia como “corporación” atenta a acomodarse según las relaciones de fuerzas coyunturales, errónea. Emparenta por caso a Ménem con Cristina, mostrando que al riojano lo condena un juez propio “de la servilleta” (Urso), ante el cambio de clima político.

No es el caso de Cristina. La vicepresidenta es perseguida hasta intentar su asesinato por representar intereses populares contra hegemónicos -que Menem jamás representó- El intento de magnicidio y la persecución judicial a Cristina supone una reacción “de clase” que no cesará y excede en mucho el funcionamiento corporativo habitual.

La reproducción de los intereses de las clases dominantes puede ser “sancionada y regulada por relaciones jurídicas” (cuya aplicación supone al Estado), pero no es una “relación jurídica”, sino una “relación de fuerza”, sostenida “en y por” las relaciones sociales de producción. 

Final: Para “desplazar/ocultar” el contenido de clase de la “justicia” aparece la teoría de la “corporación”. 

Grave error conceptual, con consecuencias políticas. La principal: “la ilusión jurídica de la política”. Sustituir la organización popular, por un “ejército de abogados”.

Las “pruebas” que indignaron al irascible fiscal Luciani y prueban que la Justicia es un aparato estatal de clase están en parte en el gráfico de apertura. 

Durante el gobierno de Cristina Kirchner, el factor trabajo participaba con el 45,3% del ingreso generado y el capital con el 42,2% , con Juntos por el Cambio cuando pierde las elecciones del año 2019 la participación de los trabajadores era del 37,1% y en 2021 cuando el que pierde las elecciones es el FDT la participación de los trabajadores había caído al 35,4%. 

Hoy, mientras el capital participa del 56,6% del PIB, los trabajadores lo hacen con apenas con el 33%, la más baja participación en más de una década, según el último oficial dato disponible analizado por UNPAZ, y con un PBI similar al de del año 2019.

Como lo señaló la vicepresidenta, la condena estaba escrita y firmada estimados lectores de El Destape

Finalmente, ustedes sacarán sus conclusiones, pero hasta hoy, la eficacia electoral de la distribución del ingreso parece ser una variable a considerar a la hora de imaginar escenarios. Variable ignorada en el análisis por el entramado mediático general y la Patria Consultora.