Camila Juárez y Santiago Adano fueron dos de los detenidos durante las movilizaciones que se llevaron a cabo en las inmediaciones del Congreso de la Nación, mientras se debatía la Ley Bases –aprobada esa noche-. Según relataron a El Destape Mundo AM 1070, asistieron con la intención de manifestarse en contra de las políticas del Gobierno, pero en el momento de sus detenciones estaban lejos de estar cometiendo algún delito como los de “sedición” y “terrorismo”, que les quisieron endilgar. En el caso de Juárez, su libertad fue apelada por el fiscal federal de la nación, Carlos Stornelli.
"¿Qué hacías ahí?, ¿por qué te detuvieron?, ¿dónde militas?, ¿a qué organización perteneces?", fueron algunas de las preguntas insistentes que les hicieron mientras estaban detenidos en las cárceles de máxima seguridad a las que fueron trasladados. El pasado 12 de junio, durante las manifestaciones contra la Ley Bases, fueron 33 personas las detenidas de manera ilegal en el marco de la represión a quienes el fiscal federal, Carlos Stornelli, acusó de "sedición" y "terrorismo", entre otros delitos.
Juárez tienen 33 años, es madre de dos niños y estudiante de sociología y aquel jueves llegó hasta el Congreso junto con compañeros y compañeras de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). “Estuve seis días detenida ilegalmente. Les preguntamos por qué estábamos detenidos y nos dijeron: ‘No están detenidos, están demorados’ y fuimos trasladados al centro de monitoreo hombres y mujeres. Teníamos una persona con herida de bala, les pedíamos por favor que la asistiera el SAME, no escucharon nuestros pedidos y no le paraba de sangrar la pierna”, contó esta tarde.
Según pudo ver hasta ahora, el único registro que hay sobre su detención a 18 cuadras del Congreso es un video. “Lo que se puede ver es la imagen de un policía poniéndome un arma en la cabeza. Ese es todo el testimonio que hay", contó la joven que espera que la Cámara de Apelaciones resuelva su situación.
Luego de haber pasado 17 horas en un camión celular, sin comida, sin agua y sin poder ir al baño, fue trasladada al penal de máxima de seguridad de Ezeiza. “Dentro del Servicio Penitenciario era un constante el tema de las entrevistas con trabajadores sociales, gente del servicio penitenciario. Hubo un día que fue muy angustiante porque nos llevaron de a una, siempre te llevaban no decían para qué. Nos dice que me va a tomar el perfil para ver en qué pabellón nos ponían, porque estábamos en un pabellón de ingreso y estábamos en una cárcel de máxima seguridad”, relató.
El último día, contó Juárez, llevaron a ella junto a otras detenidas, en un recorrido por todo el Servicio Penitenciario sin darles mayores explicaciones. "Había una tensión tremenda. Me van a asesinar, pensé", dijo. Al llegar a un aula de estudio dentro del penal, encontraron que en el pizarrón decía: "Ahora que están en cana, piden por dios y por sus hijos, dice algo de piperas, politiqueras baratas, ya van a ver. Las únicas personas que sabían que íbamos a estar ahí era la policía", contó. En ese momento, les hicieron una rueda de preguntas, a las que llamaban de a una, con unas 20 personas sentadas en U, a quienes no pudieron identificar de alguna fuerza, en donde también les preguntaron por sus situación política partidaria.
“Te vas enterando a cada rato de cada atrocidad que pasó”, dijo Adano, que tiene 38 años y es músico. El día de la protesta, había dejado el auto a una cuadra del Congreso, que se le quedó sin batería por haberlo usado, justamente, para recargar la batería del celular. Se fue a la casa de un amigo en Caballito y, cuando vio que había algunos disturbios, decidió regresar para buscar su auto. “Cuando salí del subte apenas salgo había un montón de policías formados, y les empiezo a decir que sus abuelas la van a pasar mal con esa ley, que sus madres, también. Me empiezan a agarrar, me desvanezco, me levantaron el calzoncillo y me levantaron hasta el lugar de detención”, contó sobre el momento de su detención ilegal.
En un comienzo, como le sucedió a otros de las y los detenidos, los efectivos de la Policía Federal les habían asegurado que “salían en unas horas”. Sin embargo, no fue así. Al día siguiente, cuando los llevaron a declarar, una abogada parte de las defensas oficiales les comentó que la causa “era bastante pesada”. Fue ahí cuando supo los cargos.