La Corte Suprema de Justicia de la Nación rechazó un recurso de queja de la defensa de Cecilia Ramona Góngora, condenada en el 2016 a ocho años de prisión por apropiación, ocultamiento y alteración de identidad de un bebé nacido durante la última dictadura cívico militar y a quien inscribió como propio, en un juicio en el que también recibió una sentencia de seis años de cárcel la obstetra Elsa Nasatsky.
En septiembre del 2016, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santa Fe falló así en un proceso por la apropiación de José Roberto Maullín Prato. El ahora joven, nació en la ciudad de Reconquista el 26 de marzo de 1977. Es hijo biológico de Luisa Beatriz Pratto y Rubén Maullín, ambos militantes que fueron secuestrados y torturados durante la dictadura cívico militar, en 1982. En 2009, pudieron reencontrarse con su hijo.
Sin embargo, Maullín Prato fue inscripto con el nombre José Luis Segretín, como hijo de Góngora y su esposo, fallecido antes del inicio del proceso.
Góngora pertenecía a una familia de militares, algo que el tribunal -según evaluó en su fallo- "posibilitaba un marco de connivencia y protección" para concretar ese tipo de delitos, además de haber contado con la ayuda de la obstetra Nasatsky.
La defensa de Góngora cuestionó la pena que recibió y también que se hubiese calificado al delito como de "lesa humanidad", una condición que impide dar por prescripta la acción penal, pero en diciembre de 2019 la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal, integrada por Guillermo Yacobucci, Ángela Ledesma y Alejandro Slokar, rechazó el planteo. Tras la negativa de ese tribunal a habilitar un recurso extraordinario, Góngora presentó un recurso de queja ante la Corte, que el máximo tribunal, con la firma de su presidente Horaco Rosatti y los ministros Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, consideró "inadmisible".
La historia del nieto 120
La historia la dio a conocer, como todas las otras, la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, en 2016. José Roberto Maullín Prato se convirtió en el nieto 120, aunque ya unos años antes había podido reencontrarse con sus padres, para ese entonces no había logrado que la Justicia Federal de Santa Fe le devolviera su verdadera filiación y le restituyera su identidad.
Cuando su madre dio a luz en marzo de 1977 en una clínica privada, el bebé fue entregado al matrimonio conformado por José Angel Segretín y Cecilia Góngora, dos civiles vinculados a la Fuerza Aérea que inscribieron al recién nacido bajo el nombre de José Luis Segretín con una partida de nacimiento fraguada.
En 1982 los padres de José Luis recuperaron su libertad y hace siete años se reencontraron con su hijo. "En una nota radial que le hicieron a mi vieja tomé conocimiento de que había una mujer que estaba buscando a un pibe de ciertas características. Y para mí era yo", relató el nieto recuperado. El joven la llamó para decirle que él podía ser su hijo, lo que luego sería confirmado por pruebas de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos.
Desde Abuelas recalcaron que si bien el caso "no se registraba entre las denuncias de niños desaparecidos" de la Asociación, "luego de conocer en profundidad su historia y los padecimientos de sus padres por recuperarlo, se decidió incorporarlo al listado de nietos restituidos, como un acto de reparación y verdad histórica".
Con información de Télam