Tres militares fueron procesados por la justicia federal de La Plata por el robo de un misil antitanque TOW A-2, ocurrido en 2015 en un polvorín del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 de Arana, un predio del Ejército Argentino situado en la periferia de la capital bonaerense. El misil fue encontrado en julio de este año en una calle de la localidad de Los Hornos y debió ser destruido. Operaciones de prensa buscaron responsabilizar a la gestión de Agustín Rossi, ministro de Defensa en ese entonces, por "perder" el misil.
Los tres miembros del Ejército alcanzados por la resolución son Leonardo José Córdoba, procesado como autor del robo; Héctor Enrique Valenzuela, señalado como encubridor -ambos se desempeñan actualmente como oficiales de la policía de la C.A.B.A-; y el teniente coronel Fabián Torrengo, segundo jefe de la Guarnición Arana que fue procesado por peculado culposo, es decir, por no haber dispuesto las medidas de custodia necesarias sobre un armamento con ese poder de destrucción.
Para los tres se dictó el procesamiento sin prisión preventiva. En el caso de Córdoba por delito de peculado; para Valenzuela por encubrimiento doblemente agravado por su condición de funcionario público y por haber cometido el hecho en el ejercicio de sus funciones; y en el caso de Torrengo, por peculado culposo. La decisión estuvo a cargo del juez federal Alejo Ramos Padilla, quien también sobreseyó al capitán Gonzalo Gottifredi por falta de méritos.
La denuncia fue radicada el 12 de enero de 2015 por Torrengo luego de tomar conocimiento por intermedio del capitán Gonzalo Gottifredi, a cargo del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 1, que se había sustraído del interior del polvorín del Regimiento un misil antitanque TOW A-2. El misil, de 18 kilos, 171 centímetros de largo y 15 de diámetro, tenía un alcance de 3750 metros y una velocidad de unos 300 metros por segundo, casi equivalente a la velocidad del sonido.
Su poder de destrucción era tal que podía perforar 90 centímetros de acero y había sido diseñado para destruir un tanque de guerra con protección ERA (Energetic Reactive Armour), es decir, un blindaje que reacciona al impacto de un proyectil. Se trataba del armamento más importante que había en ese depósito de municiones y el único que quedaba en el Escuadrón.
La investigación se reactivó con la asunción en el juzgado federal número 1 de Alejo Ramos Padilla y en julio de este año el misil fue hallado en llamativas circunstancias, por una cuadrilla de empleados municipales encargados de la limpieza, bajo un montículo de tierra que estaba en una calle a 10 kilómetros de la guarnición militar.
El hecho de que el misil haya aparecido cerca del Regimiento, según se señala en la resolución que procesó a los tres militares, indica que los autores del robo no persiguieron "una finalidad económica", ya que no se sustrajeron otras municiones -mucho más fáciles de vender en el mercado negro- ni intentaron vender el misil, a pesar de su alto valor comercial.
Para Ramos Padilla, los hechos son "de extrema gravedad para la Defensa y Seguridad Nacional. No sólo por la sustracción de un misil de un enorme potencial de daño, capaz de poner en peligro muchas vidas humanas, sino también por la hipótesis prima facie comprobada de que habría sido el propio personal del Ejército los responsables de dicha sustracción".