El operador mediático Luis Majul está empecinado en que no se conozca el contenido de los mails que le pincharon desde la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante el gobierno de Mauricio Macri. El tire y afloje sobre esos mails se da en una de las causas por espionaje ilegal que denunció la actual interventora de la AFI Cristina Caamaño. El diputado Rodolfo Tailhade, otro de los espiados, pidió acceder a todos los mails robados por los espías macristas, incluidos los del operador Majul, para ver si están relacionados con otra causa judicial donde se investigan las presiones a jueces desde la Mesa Judicial del Macrismo. Por ahora, el juez Marcelo Martínez de Giorgi les transmitió el pedido de Tailhade a todos los querellantes, incluido Majul, para que opinen.
Para promocionar su show televisivo, Majul puso en su cuenta de Twitter: “ULTIMO MOMENTO. Confirmado: @CFKArgentina avanza con su operativo venganza y quiere espiar mis mails. Te lo cuento hoy a las 21 en #Mira por @lanacionmas. (También invitamos a ver el programa a sus ‘perritos falderos’)”. Tendrá talento para vender su programa, pero nada más lejos de la realidad. Los que espiaban sus mails eran, en todo caso, Macri y Gustavo Arribas, su jefe de inteligencia. Y lo que se intenta dilucidar es si pueden ser de utilidad para la causa donde se investigan presiones a jueces desde la Mesa que integraban Macri y Arribas junto a Pablo Torello, Fabián "Pepín" Rodríguez Simón, Pablo Clusellas, Germán Garavano y Juan Bautista Mahiques.
Lo que sucedió es lo siguiente. El diputado Tailhade, otro de los espiados, también se presentó como querellante en la causa judicial que investigan el juez Martínez de Giordi y el fiscal Jorge Di Lello. En su escrito, al que accedió El Destape, planteó que se puede inferir que existe una relación entre esta causa y la que investiga la Mesa Judicial del Macrismo, es decir, las presiones a jueces y fiscales durante el gobierno anterior. Ante esto pidió que se lo “autorice a tomar vista de los email y comunicaciones relacionadas, por ejemplo, Luis Majul, ya que de dichas comunicaciones podrían existir elementos que demuestren que estamos frente a un plan sistemático creado desde las propias agencias del Estado con complicidad de periodistas para armar o formar una agenda pública de ‘noticias’ judiciales para luego presionar jueces”. Majul, cazador de escuchas mientras corría en los bosques de Palermo, fue una pieza clave en ese entramado de operaciones a cielo abierto y en televisión abierta que hoy investiga la Justicia.
El operador mediático no quiere que se conozcan esos mails. Es cierto que sus comunicaciones vía mail pueden contener intercambios con fuentes que están protegidas por la actividad periodística. Pero no es menos cierto que eso vale para el periodismo, no si se comprueba que, como en el caso de su colega operador Daniel Santoro, se cometían delitos con la patente de periodista. Santoro borró la información de su celular, pero Majul no tiene esa opción, ya que la información estaba en la casa de los espías. Por ahora, el juez Martínez de Giorgi tomó el pedido de Tailhade y se lo transmitió a todos los querellantes, incluido Majul, para que opinen.
Según la información que había en la AFI Macri espiaba a Majul. Tal vez como un control de calidad de toda la pauta que le entregaba, tal vez como un reaseguro frente a posibles retobes. El operador mediático se presentó como querellante apenas iniciada la causa judicial pero el juez Martínez de Giorgi lo mandó a hacer de nuevo la tarea. Algo tan simple lo escribió mal, asesorado por su abogada es Silvina Martínez, una habitual panelista de su programa y denunciadora serial de kirchneristas.
En el escrito que le rebotaron, al que tuvo acceso El Destape, Majul pidió que no se divulguen sus mails. “Vengo a solicitar el resguardo en debida forma de los supuestos mails que fueran acompañado como prueba por la denunciante y evitar su divulgación o entrega a toda personas ajena a mis abogados. Ello a fin de no agraver el perjuicio de que fuera víctima”, planteó.
Y reveló algo curioso: “UNICAMENTE autorizo a acceder a mis letrados a lo correos privados que se hayan acompañado como prueba toda vez que no solo existen cuestiones privadas, sino que también patrimoniales (como claves de cuentas bancarias) cuya divulgación o adulteración podrían ocasionarme perjuicio aún mayor”. No se entiende porqué enviaría sus claves bancarias por mail, lo que es claro es que le preocupa el contenido de sus intercambios.
Ahora logró que lo acepten como querellante. En su nuevo escrito, reconoció que “conforme se dio a conocer en diferentes medios de comunicación, fui víctima de espionaje ilegal”.