Cómo la Corte Suprema se convirtió en una amenaza existencial a la democracia

14 de abril, 2021 | 05.00

Jugado el título, ¿no? Antes de que cunda el pánico y las acusaciones de ataque a las instituciones y al republicanismo, permítanme citar la fuente. Corresponde al hegemónico periódico The Guardian y se refiere a la actual situación de la estable democracia de los Estados Unidos de América.

Explico. Trump nombró tres jueces conservadores en la Corte Suprema durante su mandato. El último nombramiento fue poquísimos días antes de irse de la Casa Blanca, cuando eligió a la conservadora Amy Coney Barrett en reemplazo de la fallecida jueza progresista Ruth Bader Ginsburg. El resultado es una Corte Suprema de seis jueces republicanos y solo tres demócratas. Ante esta situación, el recién electo Presidente Biden teme que sus intentos de impulsar políticas progresistas terminen judicializadas y revertidas por el máximo tribunal. ¿Les suena?

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La cuestión es que el jefe de Estado del indiscutible gobierno capitalista de los Estados Unidos de América decidió emitir un decreto presidencial (sin pasar por el Congreso) el pasado viernes 9 de Abril para crear una comisión bi-partidaria de expertxs que emitirá un dictamen sobre una posible reforma de la Corte Suprema. El dictamen se expedirá principalmente sobre la posibilidad de ampliar el número de miembros de la Corte (que en su composición actual ya tiene cuatro miembros más que la nuestra) así como sobre la función de la Corte en el sistema constitucional de justicia, el tiempo que tarda en resolver los casos y los expedientes en los que elige inmiscuirse. La Comisión está dirigida por el Prof. Bob Bauer, quien, lejos de ser imparcial, dirigió la estrategia legal en la campaña electoral de Biden.

En simultáneo, los demócratas apuntan contra el Juez Supremo Breyer, impulsándolo a que, a sus 82 años, renuncie a su banca, dándole la oportunidad a Biden de nombrar a otro juez demócrata más joven. Biden prometió que, si eso sucede, nombrará a la primera mujer afro en la Corte Suprema en la historia del país.

En fin, nada de Venezuela, Cuba o la patria socialista. El Presidente de la superpotencia capitalista sacó un decreto para evaluar la ampliación de la Corte y prometió diversificar el tribunal en términos de género y pertenencia étnica. ¿Qué tal simplemente emular al dios del Norte con una corte plural, con equidad de género y participación indígena? Todo dentro de los márgenes del republicanismo.

 

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Valeria Vegh Weis

Soy Valeria Vegh Weis, 35 años. Título de abogada y alma en las Ciencias Sociales. Caí en la educación pública, más precisamente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde hice la Especialización en Derecho Penal y el Doctorado. Tengo un Master en Derecho Internacional de la New York University donde pude ir gracias a las becas Fulbright y la Global Hauser. Enseño Criminología y Justicia Transicional en la UBA y UNQui, entre otras universidades. Escribo y enseño sobre muchas cosas pero todas tienen un denominador común: menos desigualdad y más justicia. Con esa receta, no se puede sino ser feminista.

Ahora estoy en Alemania haciendo el posdoctorado, que es lo que sigue al doctorado cuando realmente te gustan los libros. En la capital alemana, trabajo como investigadora y docente en la Freie Universität Berlin, donde trato de mostrarle al Norte Global todo lo que se puede aprender del proceso de Memoria, Verdad y Justicia que iniciaron nuestras Madres y Abuelas. También soy investigadora asociada del Instituto Max Planck de Historia y Teoría del Derecho, donde investigo sobre el rol de Latinoamérica en el derecho penal transnacional.

Mi libro Marxism and Criminology: A History of Penal Selectivity (Brill 2017; Haymarket Books 2018) recibió los premios Choice Book Award por American Library Association (2017) y el Outstanding Book Award dado por la Academy of Criminal Justice Sciences (2019). También soy co-autora de Bienvenidos al Lawfare! escrito junto a personas que admiro con el alma: Raúl Zaffaroni y Cristina Caamaño (Capital Intelectual 2020). Ya está por salir mi nuevo libro Criminalization of Activism (Routledge 2021) cuya tapa muestra las protestas por el femicidio de Ursula en Rojas. Tengo más de diez años de trabajo en la justicia argentina y organismos internacionales. Mi valija anda por todos lados, pero mi corazón está en Darwin y Honduras, donde ensaya mi murga, Atrevidos por Costumbre.