Alejada de la vorágine mediática, María Eugenia Vidal se sumará a la lista de dirigentes opositores que optaron por recorrer el país. La diputada nacional ya cerró un viaje hacia la provincia de Chubut, un vuelo que no será para construir en torno a la campaña presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, sino personal. Después de las mudanzas, las broncas internas por la performance electoral del año pasado y cierto alejamiento de algunos intendentes bonaerenses, la ex gobernadora intentará encontrar su lugar y, con estas visitas al interior, empezar a sumar volumen político ya sea para una eventual postulación o para ocupar una mejor posición dentro del armado macrista a la hora de negociar lugares.
Vidal volaría a Chubut la semana que viene pero no en concepto de gira presidencial sino para conocer la realidad de, en este caso, esa provincia. La gira que comenzará en un días la llevará a apoyar candidatos locales o tomar ciertas problemáticas para llevarlas al Congreso de la Nación. A diferencia de Larreta o de Patricia Bullrich, por el momento no mostrará la carrera a las urnas como eje central de su vida política si bien ya expresó su deseo de participar.
De todos modos, los viajes le servirán para construir algo que perdió, el vidalismo. En la provincia de Buenos Aires dejó enojos en algunas intendencias y mermó su peso en la Legislatura local. Después de las elecciones del año pasado, mantuvo reuniones bilaterales, charlas y cafés con cada jefe comunal para intentar acercar posiciones, una tarea en la que Cristian Ritondo ganó peso. El diputado con aspiraciones a la gobernación se convirtió en una suerte de embajador de María Eugenia y se mostró como el encargado de intentar unificar ese vidalismo extraviado con diputados, senadores y dirigentes territoriales. Gracias a ese trabajo y en medio de los intentos de los caciques por marcarle la cancha al porteñismo con pretensiones bonaerenses, no se descartó que ella termine apoyando a su ex jefe de Seguridad en una posible interna 2023, en caso de presentarse.
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Esos movimientos dejaron en claro que Vidal quiere recuperar o encontrar un lugar dentro del armado PRO y de la gran alianza de Juntos por el Cambio, camino que quiso empezar a transitar con su actividad parlamentaria y ahora los viajes por el interior para también plantar bandera fuera del sector AMBA. No es la única dirigenta, sin embargo, con una agenda de vuelos atareada. Diego Santilli también emprendió las recorridas pero, a diferencia de la ex gobernadora, para impulsar la postulación de Larreta. El diputado entendió que sin posibilidades en Nación, no habrá posibilidades en la provincia, donde tiene intenciones de presentarse. El actual jefe de Gobierno también se transformó en un pasajero frecuente dentro del país, aunque con más enviados que presencia propia, a diferencia de Bullrich que hasta armó una animación para redes sociales. Ellos tres más Mauricio Macri, recluido en el sur, parecieran mirar, de una u otra forma, con aspiraciones el 2023.
Si bien Vidal comenzó a jugar su propio juego, aunque sin hacer campaña presidencial - pese a que se le parece mucho -, el volumen político que conseguirá con la adhesión de dirigentes y niveles de conocimiento, no necesariamente redundará en una candidatura. Eventualmente, si las encuestas la señalan como la mejor postulante, aceptará el desafío pero, en caso de tener que hacerse a un lado, lo analizará positivamente y ocupará el rol que el destino del focous grou le ordene. Pero, sobre todo, el resultado de las giras le darán espalda para negociar lugares, para ella y los suyos.
Su recorrido no comenzará desde un lugar sencillo. Si bien ganó las elecciones 2021 en la CABA, en el PRO reconocieron que no fue la mejor candidata y, para colmo de males, no tuvo una buena campaña. Desde la calle Uspallata se analizó que, sin la tracción de Larreta, podría haber sacado cerca del 30% de los votos. Una tragedia en tierras macristas. Pese a ello, con el jefe de Gobierno mantiene una buena relación, son amigos hace dos décadas y si bien pueden tener miradas distintas sobre algún tema, piensan parecido.
Con Mauricio Macri, en tanto, hay mayor distancia. El ex presidente adoptó una posición más reflexiva, expectante, no se metió en la interna partidaria y optó por abrazar a todos los dirigentes del espacio para que todos crezcan y preservar la unidad. En algún momento, tendrán que definir quién será el candidato o si habrá PASO, que es lo que decidió impulsar el hombre de Boca a quien le comenzó a subir la imagen positiva, según aseguraron cerca suyo, por su ausencia pública.
Un incremento similar vieron los vidalistas en Vidal. No subió mucho en las encuestas, lo hizo poquito pero en medio de un contexto desfavorable, se vio con buenos ojos. Desfavorable por la campaña porteña, por la Gestapo antisindical y, según analizaron, por el descreimiento de la sociedad hacia la dirigencia política. En ese combo, el espionaje ilegal no fue visto como un punto negativo sino como una suerte de impulso nacional a la figura de la ex gobernadora porque todo el mundo empezó a hablar de ella, también la cúpula del Frente de Todos, y le funcionó como soga hacia el núcleo duro. Cualquier publicidad es buena publicidad.