Se viven jornadas decisivas dentro de Juntos por el Cambio y, a poco de las PASO, los alineamientos empezaron a hacerse necesarios y visibles. Por estas horas, María Eugenia Vidal analiza lanzar un apoyo público y explícito a su amigo de dos décadas, Horacio Rodríguez Larreta. Un gesto importante después de haber sido la posible precandidata impulsada por Mauricio Macri.
La ex gobernadora bonaerense se reunirá, temprano en la mañana del miércoles, con su círculo más cercano para terminar de definir si se la jugará abiertamente por el jefe de Gobierno después de mantenerse, por varios meses, en una posición de neutralidad total. La movida podría darse ese mismo día en Santa Cruz donde ambos se mostrarán juntos a media mañana. Hasta ahora, ella jugó a ser una suerte de garante de la unidad de Juntos por el Cambio, la tercera posición dentro de una alianza que se planteó como integrada por halcones y palomas.
En los últimos días, Vidal empezó a estar activa en la campaña nuevamente. Sobre todo en la porteña, acompañando a Jorge Macri. Si bien es factible especular sobre un posible lugar para ella al lado del primo (todavía no se definieron los compañeros de fórmula) o en el gabinete, por el momento esto fue negado. Por lo pronto, ambos recorrieron, el martes, desde el Boulevard Charcas hasta la Plazoleta Güemes para charlar con vecinos sobre las problemáticas del barrio de Palermo.
Hasta el momento, la diputada prefirió no jugársela por ninguno. Le recomendaron, en charlas íntimas, no mantener esa posición hasta el final porque quedaría completamente al margen de un debate político futuro. ¿Quién podría tenerla en cuenta para un armado de gobierno si no se inclinó enteramente por su candidatura?
Con Larreta mantiene una relación de amistad de más de veinte años y fue el jefe de Gobierno el que volvió a darle un espacio luego de la derrota del 2019. El porteño, cuando decidió empezar a manejar algunos hilos de la coalición, la puso como primera candidata a diputada nacional. Negoció con Patricia Bullrich, que también pujó por ese puesto, y ganó. Esa fue la semilla de la falsa esperanza sembrada sobre una posible baja de la postulación presidencial de su contrincante.
Pero también Vidal supo tejer algunos vínculos con la ex ministra de Seguridad. El acercamiento a Mauricio Macri, que la impulsó como posible candidata presidencial, fue un factor clave para posicionarla cerca de la jefa de los halcones. Sin embargo, nunca terminó de desembarcar en esa orilla. Dio libertad de acción, su equipo se dividió entre Larreta y Bullrich y cualquier inclinación de la cancha dejará heridos por diez días.
"El 14 vamos a estar todos juntos", se dijo ante esta posibilidad. Es que en caso de terminar de decidir apoyar a Larreta abiertamente, dirigentes como Cristian Ritondo quedarían huérfanos de su acompañamiento. El diputado, que buscará reelegir en su banca este año, esperó hasta último momento para acompañar a Bullrich como un signo de lealtad a Vidal. Aguardó a que ella se bajara para poder mudar sus pertenencias. Finalmente, no logró ser elegido para competir por la gobernación, su deseo.
Pero la ex gobernadora también plantó semillas en el larretismo. Emmanuel Ferrario, vicepresidente primero de la Legislatura porteña, está cerca del jefe de Gobierno, como Federico Salvai, ex jefe de gabinete de Vidal en Buenos Aires, que empezó a funcionar como vínculo de la CABA con las provincias. Cualquiera sea la decisión, habrá heridos temporales.
El movimiento de Vidal funcionará como prólogo de un posible juego de Mauricio Macri. El ex presidente dijo que en los próximos días definiría su accionar respecto a este tema, aunque un dirigente cercano a él dijo no "ver" una inclinación explícita del jugador de bridge. Ya lo hizo con el "pelado" en 2015 cuando buscó competir con Gabriela Michetti por la Ciudad, podría volver a hacerlo. Aunque, por estos días, se encargó de dejar en claro su posición a favor de la competencia abierta para que la sociedad decida.
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Larreta empezó a cosechar apoyos en un momento clave. Lo tuvo por parte de Rodrigo de Loredo y todo el bloque de Evolución en Diputados, compuesto por 12 legisladores. El perdedor de la elección por la intendencia de Córdoba capital cosechó cerca de 200 mil votos, número para nada despreciable, sobre todo teniendo en cuenta que el coqueteo con Juan Schiaretti no lo favoreció en la provincia.
También mostró el apoyo abierto de Martín Lousteau, por el mismo espacio, y de Facundo Manes que, como Vidal, es otro de los presidenciales en potencia que quedó en el camino. Con Gerardo Morales en la fórmula, el jefe de Gobierno se encargó de sacar músculo dentro del radicalismo al abrazar a casi todos los sectores, además de contar con los acompañamientos de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, del Peronismo Republicano de Miguel Pichetto y los libertarios de José Luis Espert. Se quedó con el aparato. Ignacio Torres, el vencedor en Chubut, se espera que se pronuncie en breve.
Patricia Bullrich tampoco se quedó atrás y mostró su espalda centenaria. Su vice Luis Petri, también radical, le dio participación boina blanca, también el acompañamiento de Alfredo Cornejo, senador y candidato a gobernador de Mendoza con serias chances de ganar su elección en septiembre. La presencia de Maximiliano Abad y Miguel Fernández, presidente de la UCR bonaerense y jefe del Foro de Intendentes de esa provincia, también le dieron volumen en el interior bonaerense.
Sin embargo, aparecieron Larreta y Diego Santilli para mostrar poderío. Lo hicieron con una foto contundente junto a Miguel Lunghi, cacique de Tandil, la segunda ciudad más populosa de la quinta sección electoral después de General Pueyrredón, y Facundo Manes. El neurocientífico cosechó más de un millón doscientos mil votos en la provincia más poblada del país. Dos figuras clave para contrarrestar la institucionalidad del partido en manos de Bullirch.
Por ello, el presidente de la UCR bonaerense, Abad, firmó un comunicado junto a otros legisladores provinciales y nacionales del espacio centenario que decidieron acompañar a Bullrich. Una forma de no minimizarse frente a la pérdida de De Loredo o la aparición de Manes. También lo hizo con apoyos variados en Córdoba, la otra provincia con un dirigente prometedor que rompió la neutralidad.