Un día de cumbres para calmar las internas de Juntos por el Cambio

Temprano, desayunará la mesa de conducción PRO, a pedido de Mauricio Macri, en medio de una pelea a cielo abierto entre Larreta y Bullrich por la campaña presidencial. A la tarde, en forma virtual, se encontrará la dirigencia de toda la alianza después de más de dos meses y bajo una lluvia de críticas internas.

07 de noviembre, 2022 | 21.42

Bien temprano este martes, Juntos por el Cambio empezará con una jornada pacifista en medio de las crecientes tensiones hacia adentro de la alianza. Después de dos meses y medio sin encuentros, se reunirá la mesa del PRO, convocada por el ex presidente Mauricio Macri, para desayunar de forma presencial y más tarde, en el horario de la merienda, hará lo propio la conducción nacional de la coalición, aunque de manera virtual por cuestiones de agenda. La última vez que se congregaron ambos grupos, todavía no había tenido lugar el atentado contra la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner.

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A las 8 de la mañana, en un hotel del centro porteño, se encontrará la conducción del macrismo. El desayuno fue coordinado por todos pero, generalmente, el que pide por el ágape es el propio Macri que en el último tiempo se movió, cada vez más, como candidato. El ex presidente estuvo, en los últimos días, con sectores radicales "renovadores" más alejados de la conducción partidaria. Horacio Rodríguez Larreta, de muy buena relación con la UCR en general y con Gerardo Morales en particular, vio cómo el líder amarillo se mostró junto a Rodrigo de Loredo y Martín Tetaz, del bando de Martín Lousteau, uno de sus aliados en la Capital Federal. 

En Evolución, el acercamiento con el jefe de Gobierno es innegable. Tanto que en el último tiempo se transformó en un foco de conflicto para el propio Larreta. Distintos dirigentes amarillos, entre los que están Macri, Patricia Bullrich, Cristian Ritondo, diputados e intendentes, apoyaron la candidatura de Jorge Macri como nombre de unidad PRO en la Capital Federal y le pusieron un manto de presión al mandatario capitalino que aún no se definió. Para el alcalde de la CABA, no llegó el momento de optar por una sola figura, todas deberían jugar y eso incluye, también, al radicalismo.

En ese escenario, según un sondeo manejado en algunas oficinas porteñas, el apoyo de Bullrich a Jorge Macri no generó ningún impacto en el electorado general - no sumó ni restó - pero sí marcó la diferencia dentro del universo de Cambiemos e, incluso, dentro de los libertarios. Por el contrario, el acercamiento de Larreta a Lousteau tuvo un saldo más negativo que positivo a la hora de generar una atracción de votos hacia el líder de Evolución y tampoco funcionó para la construcción presidencial del jefe de Gobierno. Más allá de eso, en la Ciudad la intención de voto está acaparada por el oficialismo con una fuerte paridad entre ambos postulantes de la alianza y, bastante más atrás, los ministros de Salud y Educación, Fernán Quirós y Soledad Acuña respectivamente.

Esa tensión porteña fue la protagonista del último gran cruce entre los halcones y las palomas del macrismo. Los más duros acusaron a Larreta de jugar a dos puntas y, con varios frentes abiertos, el mandatario capitalino decidió continuar con su estrategia electoral. Más allá de ser el protagonista de la candidatura más anticipada de la historia, aún no la confirmó, pero volvió a dejar en claro que su postulación "no depende de quien más se presente ni de Mauricio Macri, (Facundo) Manes, (María Eugenia) Vidal, (Patricia) Bullrich, (Elisa) Carrió, (Ricardo) López Murphy".

En medio de ese clima, el PRO desayunará. La última reunión había tenido lugar el 30 de agosto, dos días antes del atentado contra Cristina Kirchner y tres días después de la represión en las puertas de la casa de la vicepresidenta. En esa ocasión, la cúpula amarilla buscó calmar un foco de conflicto entre Bullrich y Larreta en torno a las famosas vallas. Ese fue el disparador para la pelea por el "carácter" o la "firmeza" de cada uno de los dirigentes, una discusión que venía desde hacía tiempo pero que se potenció con ese episodio.

Según difundió el bullrichismo tras ese encuentro, se pactó que la Ciudad debería consultar sus decisiones con la mesa nacional y no podría dar marcha atrás una vez tomadas determinadas medidas. De hacerlo, perdería el apoyo de la conducción y quedaría en soledad. El larretismo había rechazado un pacto de ese estilo con el ala dura y la relación entre ambos bandos quedó congelada.

Después del desayuno, este martes a las 18 habrá una reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio, como anticipó El Destape la semana pasada. El encuentro será por Zoom por cuestiones de agenda y, si bien no se definió un temario, no se descartaba la posibilidad de retomar el debate por las PASO, la situación económica del país y las reapariciones de la vicepresidenta en público.

Según explicó una importante fuente de la oposición, las reuniones habían quedado suspendidas por temas de agenda provinciales, como cambios en algunas elecciones locales que concentraron la atención y corrieron el foco de la conducción nacional. La última vez que se encontraron, lo hicieron en medio de un temblor interno provocado por Elisa Carrió, que acusó a dirigentes como Gerardo Morales, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Gerardo Milman y Cristian Ritondo de haber hecho "negocios" con el massismo durante la gestión Cambiemos.

En ese entonces, a fines de agosto, Carrió desfiló por los medios de comunicación para exigir "reglas decentes" dentro de la alianza y, según reveló ella misma, su explosión de honestidad fue conversada previamente con Mauricio Macri. Siempre de acuerdo a sus palabras, el ex presidente se mostró de acuerdo con el análisis pero no con las formas de ventilarlo, pero los chispazos quedaron en la nada porque la agenda quedó acaparada por el pedido de condena del fiscal Diego Luciani contra CFK.

Justo en pleno quiebre de Cambiemos, el fiscal solicitó doce años de prisión e inhabilitación perpetua contra la vicepresidenta. El pedido tuvo lugar el 23 de agosto y un día después se reunió, por última vez, la mesa nacional de la alianza. La agenda dejó a un lado la interna desatada por Carrió para, en un mitin en el sindicato de Gastronómicos, pasar a expresar "su preocupación ante la embestida que funcionarios y militantes afines al Gobierno Nacional están llevando adelante para amedrentar a jueces y fiscales que realizan su trabajo".

Ahora, la mesa nacional volverá a verse las caras en medio de otras peleas internas. En las últimas semanas, Carrió apuntó contra el gobierno de Macri por haberla espiado ilegalmente durante su gestión, algo similar a lo que lanzó el neurocientífico Facundo Manes, a quien se lo acusó de querer romper la alianza por sus críticas a Mauricio. O la durísima crítica de Gerardo Morales al jefe del PRO, a quien le aclaró: "Liderar no es creernos que somos el mejor equipo de los últimos 50 años y después fracasar”.

En medio de esas tensiones y con la necesidad de afinar el plan común, se hará la reunión a la distancia.