Diputados se convirtió en el campo de batalla elegido por el radicalismo para anticipar lo que será la puja por la presidencia del Comité Nacional. Sin una ruptura sorprendente, de hecho fue anunciada con varios días de anticipación, el bando autopercibido como "renovador" decidió apartarse del ala tradicional con un nuevo bloque en la Cámara Baja. Tras la reproducción de la UCR, Juntos por el Cambio seguirá siendo el garante de la unidad opositora pero con fisuras internas motorizadas por el protagonismo que tuvo el partido centenario en los comicios legislativos del 14 de noviembre. En el fondo, la disputa buscará determinar qué caras serán las que personifiquen esta primera gran etapa del espacio como socio del PRO en igualdad de condiciones.
El sector encabezado por Emiliano Yacobitti decidió ponerle fin a las idas y vueltas de la última semana con la confirmación de la ruptura. Con 12 legisladores, tres menos que hace sólo siete días, cuando se firmó un documento para pedir el cambio de conducción (esta vez no acompañaron Jimena Latorre, Pamela Verasay y Miguel Nanni), se inauguró UCR-Evolución con Rodrigo De Loredo como cabeza. Más por una cuestión pragmática que por un asunto numérico, el bando referenciado en Martín Lousteau aprovechó para exponer sus diferencias con la conducción actual y reflejar el resultado electoral en los lugares de poder. Una jugada que servirá como discurso, centrado en el concepto de la "renovación", para disputar la conducción del partido centenario.
Ante esta jugada, la dirigencia nacional del partido se reunió con Mario Negri, que reelegirá como jefe del bloque mayoritario de la UCR, con presencia de los gobernadores. La ruptura se anticipó la semana pasada pero cobró fuerzas el viernes, cuando Yacobitti aseguró que "lo único que no se puede romper es Juntos por el Cambio", y facilitó la movida de las figuras tradicionales. Los referentes llegaron a la Capital Federal el domingo a la noche para pensar, redactar, esperar y sacar un comunicado en el que no reconocerán a Evolución como un bloque oficial del espacio. Así, sólo validarán la existencia de los bandos manejados por Negri en Diputados y Luis Naidenoff en el Senado.
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Es que la ruptura en la Cámara Baja podría tener coletazos en la Alta. Ante los movimientos pero con la posibilidad de no romper nada a cambio de mantener la vicepresidencia del Cuerpo, algunos.comenzaron a mirar de cerca la posibilidad de que Lousteau avance con un bloque propio en el Senado para fortalecer a su espacio y encaminarse a las elecciones del Comité Nacional que, en principio, podrían anunciarse en las próximas horas para el 20 de diciembre. En la Carrera hay varios anotados y todos enfrentados a Martín. Desde Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, hasta Gustavo Valdés, de Corrientes.
Así, en medio de las tensiones, el ala tradicional de la UCR buscará erosionar la figura de Lousteau desde todos los frentes posibles. No sólo desconocerá cualquier armado por fuera de los institucionalmente instalados en ambas Cámaras sino que acordarán la elección partidaria y se pronunciarán sobre lo ocurrido en los comicios de la Juventud Radical donde el ala de "Evolución" recibió un duro golpe y perdió.
En ese marco, la discusión pasó a definir quién es el dueño de la banca, en este caso de Diputados. Si un nombre - el de Negri - o el partido. El problema es que el partido tradicional decidió encolumnarse tras el cordobés que, para el bando de Yacobitti, no debería continuar en ese rol porque perdió las elecciones internas en la provincia que suele ver triunfal al macrismo. Sin embargo, los números no fueron suficientes para el espacio "renovador" y, frente a la desventaja dentro del bloque, pidió el interbloque que, analizaron desde la actual conducción, numéricamente le corresponde al PRO y a un jefe de bloque.
En esa disputa, para el PRO la pelota está del lado de la UCR. Es cierto que el cargo numéricamente le corresponde al macrismo - tiene más diputados que el radicalismo - pero en estos dos últimos años ocurrió lo mismo y la ostentó Negri. Con la separación y la inclusión de nuevas figuras con espacios propios dentro de JxC, esa banca podría ser peleada por más actores pero los votos llevarán a Negri y Cristian Ritondo a la final. Este último necesita del visto bueno de Elisa Carrió para poder avanzar, trámite en el que pone su energía el larretismo.
A las 18, el bloque comandado por Negri se reunirá en torno a 33 sillas que ratificarán la conducción con el aval del partido a nivel nacional. Lousteau, habiendo perdido ganando, seguirá con su batalla por la renovación. Este año enfrentó al cordobés en las internas provinciales con Rodrigo De Loredo a la cabeza. Perdió pero tuvo su revancha en las PASO nacionales. También fue contra Maximiliano Abad en los comicios partidarios bonaerenses y volvió a salir derrotado ya que apoyó a Gustavo Posse. Después selló las paces con Abad y se plegó a la lista que encabezó Facundo Manes para ser diputado nacional. Nuevamente, no logró el primer lugar pero de todas las experiencias sacó un análisis de vaso medio lleno. Achicó diferencias y las listas que acompañó mostraron un músculo político que le abrió la puerta a la discusión en torno al cambio.
Con un fuerte acercamiento a Horacio Rodríguez Larreta en la Capital Federal, Lousteau selló una alianza con miras al 2023 aunque no cayó del todo bien en el resto de la UCR. El senador logró meter más figuras en el gabinete porteño, participó de giras proselitistas y hasta defendió al Jefe de Gobierno frente a los ataques de Carrió. Para los radicales tradicionales, es demasiado larretista y le abre la puerta a una intervención del PRO en el partido centenario. Para los lousteauistas, Negri es demasiado macrista.