Siguen los temblores por la ley ómnibus: el macrismo desconfía de Pichetto

Desde el sector amarillo paladar negro miraron con desconfianza la actitud del jefe de bloque dialoguista que votó a favor en todos los debates pero tuvo legisladores propios que decidieron rechazar artículos clave.

09 de febrero, 2024 | 13.35

El estruendoso terremoto de la ley ómnibus sigue generando réplicas y la bronca empieza a salir a la superficie. En el bloque macrista, pero también en su terminal ejecutiva, ya no se oculta el enojo por el accionar de los potenciales aliados de Javier Milei en el parlamento y ex socios de coalición, la UCR pero, sobre todo, Miguel Ángel Pichetto, de Hacemos Coalición Federal.

Martín Menem, presidente de la cámara de Diputados, reconoció en LN+ que hubo “gente que iba a acompañar y no acompañó”, dando a entender una ruptura en un acuerdo previo, pero evitó llamarlos “traidores”, como lo hizo el jefe de Estado. Además, profundizó en un caso particular, bastante apuntado estos días.

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Para Menem, Pichetto fue un “caballero” que “acompañó las 13 votaciones” del martes en las que se abordaron los primeros cinco artículos de la fallida ley y sus incisos. El jefe de Diputados prefirió no hablar sobre la posibilidad de un conocimiento o desconocimiento suyo sobre el accionar de Nicolás Massot o Emilio Monzó que votaron en forma negativa en dos y tres ocasiones durante el tratamiento del artículo quinto.

El nombre de Pichetto no aparece en rojo en ninguna de las votaciones de la ley ómnibus, ni en la general ni en las particulares. Por eso, figuró en la lista blanca de Milei, aquella que enumera a quienes “votaron en favor del pueblo” e incluso se ganó un agradecimiento del presidente. Pero no todo es color de rosas.

El macrismo paladar negro mira la jugada con desconfianza, sobre todo porque no se creyó posible que un sector importante de su espacio se le haya rebelado. Pichetto, dicen, se cuidó de no quedar marcado en contra del gobierno pero, al menos, influyó directamente en el voto negativo de dos de los diputados de su bloque, uno de la provincia de Córdoba y otra de Misiones

Una de las apuntadas es la diputada Florencia Klipauka. Por los vínculos de Pichetto con el ex gobernador de Misiones, Ramón Puerta, se leyó la mano negra del jefe de bloque para, sin quedar expuesto, enviar a sus discípulos – al menos dos – a rechazar artículos clave de la ley.

La diputada votó de manera favorable la ley en general, incluso también le dio su visto bueno a la declaración de emergencias, la delegación de facultades e incisos rechazados por otros espacios, los vinculados a los fideicomisos y fondos fiduciarios, hidrocarburos y seguridad. Pero aportó su posición negativa en la debacle del debate. Lo hizo con todos los incisos del artículo 5 que cayeron antes del cuarto intermedio en el que se resolvió levantar la sesión y retirar la ley.

También se sospechó de una influencia de Pichetto sobre los cordobeses por sus vínculos con Martín Llaryora, gobernador de la provincia. En este caso, se miró el voto de Oscar Agost Carreño. De 13 votaciones en particular, Klipauka apretó el botón rojo en cinco, un 38%. El cordobés lo hizo en cuatro ocasiones, el 30% de los casos. 

Quienes prefieren evitar el conflicto no vieron un inconveniente en estas diferencias internas al bloque e incluso remarcaron que, en la mayoría de los casos, se decidió acompañar. El punto de quiebre pareció ser el de los fondos provinciales. Al mantener el retoque y posible eliminación de fondos fiduciarios y fideicomisos, llegaron los votos rojos.

Durante el tratamiento, Massot propuso remover de la ley dos fideicomisos grandes, algo que el oficialismo aceptó pero que la UCR, cordobeses e Innovación Federal no. Estos espacios pidieron quitar todos los fideicomisos de la ley, no solo dos. Por eso, no prosperó. Acto seguido, Agost Carreño solicitó que, en la reorganización del Estado, se haga referencia los primeros incisos del artículo 8 de la ley 24.156, y no a todos para evitar un fracaso. No hubo respuesta y cayó el artículo 5.

Desde la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro lanzó otra opción interpretativa. En El Observador, remarcó que “una parte del oficialismo no quería la ley”, dando vuelta la ecuación. Este espacio ya manifestó la posible intención del presidente de construir un enemigo con el rechazo del proyecto, alguien a quien echarle la culpa.

En el radicalismo, espacio al que le tienen poca estima en el macrismo, también vieron jugadas similares con acompañamientos a la declaración de emergencias y delegación de facultades pero con el rechazo rotundo a los alcances de las mismas, limitando el accionar del presidente.

Martín Lousteau, presidente de la UCR y senador, reconoció en Radio Rivadavia que su espació está, siempre, “en contra de delegar facultades, en este caso mucho más porque vemos el comportamiento del Presidente cuándo se enoja porque hay algo que no le gusta, no sabemos a quién le estamos delegando facultades”.

En los bloques no flota el mejor de los ánimos. Karina Banfi, vice del espacio de la UCR en Diputados, ya alertó, en una entrevista con NET, que “hay mucho malestar con la reacción del presidente”. El avance contra los gobernadores no ayudó a mejorar la relación.

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