En medio de un clima extremadamente cambiante, la firma del dictamen de comisión y la sesión para intentar aprobar la ley omnibus entró en un terreno pantanoso producto de la falta de voluntad del gobierno de introducir modificaciones clave al proyecto. Los bloques del PRO y de la UCR se reunieron durante largas horas durante la tarde del miércoles para explorar posiciones y ambos parecieron acordar en la necesidad de más tiempo para acercar puntos de vista con el oficialismo.
La debilidad empezó a plantear la posibilidad de un cambio de fechas. Se especuló con que el martes podría avanzarse con la firma del dictamen y el jueves, después del paro de la CGT, con la sesión, según adelantaron fuentes parlamentarias. Fue el pedido de un sector de la oposición dialoguista y si bien desde La Libertad Avanza se dijo desconocer la fecha con precisión, Martin Menem volvió sobre la idea de debatir este fin de semana, acelerando los tiempos.
El macrismo pidió más tiempo para negociar y se reunió para analizar internamente lo que pasa de la ley y lo que no. En este último grupo están las reformas electorales, la eliminación de la movilidad jubilatoria sin un indicador sustituto que acompañe la inflación y la suba de retenciones sin matices. Se le propuso al oficialismo analizar caso por caso pero eso demanda tiempo. Además de estos puntos nodales, también algunos rechazos en el recinto, cómo el sistema híbrido de educación a partir de los nueve años.
Ante debates de "sentido común", el PRO se encontró "unido" más allá de los matices, más incluso que en otras épocas. Hay sectores que quieren acompañar aún sin modificaciones - ligados a Patricia Bullrich -, otros que quieren hacer cambios y otros que pueden estar más cerca del rechazo pero, en este caso, buscaron llevar todo a un mismo posicionamiento.
Si Javier Milei decidiera confrontar y llevar esta falta de negociación al extremo, podría complicar la gobernabilidad. Por eso se confió en que escuchará. La otra opción es que avance aún sin los números y quede en minoría pero con chances de culpar a la casta.
El radicalismo también tuvo su cónclave. En líneas generales, marcaron la voluntad de construir una mayoría con los bloques no kirchneristas para armar un dictamen propio con modificaciones al proyecto actual con la integración de darle a La Libertad Avanza la oportunidad de sumarse a esta iniciativa que, con sus firmas, podría ganar en comisión. De todos modos, si el gobierno aceptara los cambios, el trámite sería mucho más cómodo.
El dictamen propio se firmaría junto a Hacemos Coalición Federal al tiempo que se mantienen charlas con el bloque de Innovación Federal. Por ahora, la UCR trabajó en una posición uniforme dentro del bloque, con la intención de no tener fisuras en la estrategia general.
Si el gobierno no aceptara ninguna de las opciones, habría tres dictámenes sobre la mesa. Allí , el dictamen oficialismo encontraría dos caminos para el proyecto de ley en el recinto. El rechazo, comandado por Unión por la Patria y la izquierda; o la aprobación a medias al acompañar la iniciativa de la UCR que quiere modificar puntos clave del texto enviado por el oficialismo al proyecto. La posibilidad de sancionar en el texto sin cambios apareció improbable. "No tengo miedo de quedar como casta", dijo un diputado con intenciones de colaborar pero no a libro cerrado.
Todavía con intenciones de acercar posiciones, la Coalición Cívica presentó un proyecto de ley para que, por otras vías, se contribuya al equilibrio fiscal sin aumentar las retenciones o ajustar a los jubilados. El texto, que lleva las firmas de Juan Manuel López, Maximiliano Ferraro, Victoria Borrego, Mónica Frade, Marcela Campagnoli y Paula Oliveto, se propone la eliminación de aranceles a determinadas importaciones y el fin de la “liberación del IVA” dentro del régimen de promoción de Tierra del Fuego.
Según los impulsores, la iniciativa busca ampliar la oferta de notebooks y celulares, entre otros, mediante la eliminación de aranceles a su importación que, según un cálculo propio, ubica su valor de mercado mucho más arriba que el de otros países. Respecto al régimen de promoción, se calculó que, con su mantenimiento, el Estado perderá recaudación, más de la mitad de lo que la gestión de Javier Milei intenta conseguir con “nuevas retenciones”. La principal crítica radica en el cobro de IVA por no estar destinado a la recaudación estatal.
Durante toda la jornada del miércoles, varias voces se pronunciaron en medio de la incertidumbre. Con mayor o menor cercanía a la voluntad del gobierno, todas coincidieron en la necesidad de hacer modificaciones, aunque algunos no vieron una traba en la negativa oficialista y otros abordaron la posibilidad del camino alternativo.
María Eugenia Vidal, que llegó a la Cámara apañada por Horacio Rodríguez Larreta, tomó un vuelo halcón pero no de cheque en blanco. Para ella, el ajuste a los jubilados y la delegación de facultades legislativas por cuatro años aparecieron como un límite mientras que las reformas electorales y del Código Civil y Comercial le demandaron una discusión en el marco de las sesiones extraordinarias.
Pareciera claro que, dentro del paquete enviado por el Gobierno, la oposición dialoguista está a favor de abordar la emergencia económica y fiscal, con las herramientas que demanda el caso, pero no otro tipo de iniciativas que no surgieron como urgentes para el fin de bajar la inflación.
El radicalismo también abordó el incómodo tema con seriedad. Martín Lousteau, senador y jefe del Comité Nacional, hizo un Zoom con las autoridades del Senado y de Diputados para analizar el texto y discernir entre lo que, como partido, se puede acompañar y lo que no. La intención fue la de aunar estrategias ante un interlocutor difícil. El posicionamiento parlamentario fue monitoreado por el porteño.
Karina Banfi clarificó la posición del bloque del que es vicepresidenta. Básicamente, identificar lo urgente y lo que puede esperar con el ojo puesto en el gobierno que debe decidir si “ser pragmático” o si elige “la intransigencia” que puede derivar en la pérdida de la capacidad del diálogo.
La diputada señaló la voluntad del bloque de no rechazar todo lo propuesto, principalmente porque muchos de los puntos fueron iniciativas de la propia alianza en descomposición. Sin permitir la victoria del rechazo encarnado por el peronismo ni el cheque en blanco, el espacio se puso en la posición de construir mayorías solo en algunos aspectos, rechazando delegación de facultades – con las características propuestas por Milei – o ajuste a jubilados. En la lista también está, como factor nodal, el aumento de retenciones.