"Patricia presidenta" y un mensaje para Milei

Con menos estructura, dirigencia, caja y aparato, la ex ministra se impuso en forma contundente y dio la sorpresa junto al libertario. No hubo presencia en el búnker hasta el final. Cada uno siguió la historia por separado pero convocaron a la unidad.

14 de agosto, 2023 | 01.28

No hubo globos, no hubo música, casi no hubo gente y faltaron dirigentes. Los centros de recopilación de datos estaban en otro lado. Cada equipo siguió los números desde sus propios escondites. Fingieron un búnker de unidad que no usaron más que para el saludo final. Horacio Rodríguez Larreta perdió con estructura y Patricia Bullrich ganó con territorialidad corporal. Javier Milei introdujo la sorpresa. Al cierre de esta nota, Sergio Massa quedó segundo en materia individual, pero Juntos por el Cambio se llevó la de plata en lo que respecta a las coaliciones, detrás del libertario. Se dió el escenario de tres tercios. 

No alcanzaron el aparato, el apoyo dirigencial, tampoco la enorme caja de la Ciudad ni los intercambios de experiencia de gestión con otras provincias para motivar la elección de un candidato "moderado". La gente buscó otras opciones, más combativas, más duras y más cargadas de retórica. Las formas impactaron más que el contenido, ya sea por la ausencia de este o la confusión respecto a este. Los enredos de Patricia Bullrich o las barbaridades de Javier Milei no fueron lo suficientemente impactantes como lo fueron sus estilos. Pero, más allá de estas "virtudes", fue clave el muy mal desempeño del jefe de Gobierno, apenas por arriba del 10%.

Los últimos episodios de inseguridades amplificados en los medios de comunicación le dieron un nuevo impulso a las ideas que parecían haberse pinchado para darle lugar a unas expresiones conservadoras pero con prédica de diálogo y no de palo. Aunque en la práctica hubo palo y muerte. Y ganó Milei como el más votado, individual y colectivamente, y ganó Bullrich en su interna. Pero la coalición no hizo la enorme elección esperada en los instantes previos a los datos oficiales. Patricia quedó tercera detrás de Sergio Massa, con poco más de la mitad de votos que obtuvo el hombre de los pelos despeinados. En espacios, Unión por la Patria, sin embargo, se llevó la de bronce y JxC la de plata detrás de La Libertad Avanza. Cada uno con un recorte diferente de la realidad.

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Como en 2015, cuando Mauricio Macri se convirtió en presidente y María Eugenia Vidal se transformó en gobernadora, en JxC ganó la opción con menos estructura y menos caja. Un equipo de jóvenes mezclados con viejos dirigentes de la política que dieron todo de sí para hacer de las desventajas una ventaja: de la falta de presupuesto, la austeridad, de la falta de figuras, la cercanía con la gente.

Pero la sorpresa fue Milei y la incógnita serán sus repercusiones. Después de pésimas elecciones en el interior, sin su tracción presidencial, el libertario demostró que se sostuvo y creció. La elección general por ahora es ciencia ficción. Se supuso que Patricia podría retener la gran mayor parte de los votos que fueron a Larreta en la PASO pero, tal vez, no todos. Algunos de ellos podrían ir a Massa. Habrá que ver a quién le alcanza para desbancar al libertario o ingresar al balotaje. Para Cambiemos, UP quedó al borde del abismo por la suma de sus candidatos pero la distancia con la alianza no fue grande. Será clave el contexto.

Para octubre - opciones similares con números relativamente cercanos - tanto Patricia como Javier se transformaron en opciones de poder. Por eso, podría suceder un problema: que ninguno se convierta en el voto útil del otro, porque ambos mantienen chances. O podría suceder lo que pidió Macri, una unión para terminar con el Kirchnerismo. Ya sea para sacarlo del balotaje o para combinar fuerzas contra él. Patricia lo felicitó. El mensaje pro pacto fue claro.

Lo cierto es que en el ecosistema de Juntos por el Cambio sucedió lo impensado. Bullrich, que lanzó una candidatura que podría haberse negociado, la mantuvo, la hizo crecer con tres escarbadientes y ganó. La ganó en la nación y en la provincia de Buenos Aires. Ante dos tanques. 

Larreta, que mudó el búnker y no pudo poner el predio de celebración en Costa Salguero, pareció haber perdido la cábala. Atrás quedó el triunfo en primera vuelta del 2019 o el poco celebrado resultado del 2021 en esos enormes salones. En la previa, confiaron en las mayorías silenciosas frente a los ruidosos del núcleo duro, pero les falló. 

La poca concurrencia no solo impactó en el peronismo sino también en el larretismo. El ausentismo fue de los independientes, los indecisos, los ancha avenida del medio. Los convencidos, los enojados y los molestos fueron a votar. Larreta perdió, pero no solo la elección. Era su plan A y su gran oportunidad. La de Bullrich, la última. Se tiró a la pileta sin riesgos, y le salió bien.

Eso se sintió en la previa. El bullrichismo se vio ganador una vez cerrada la campaña y el larretismo lo asimiló el domingo. No se llegaron a usar las salas de prensa preparadas para cada candidato en el búnker porque los dos llegaron para el final. Solo se abrió, al final, la de la ex ministra para celebrar. Patricia le ganó a Horacio en casi todo el país. 

"Hoy es lo único que importa", se dijo en referencia a la interna. La victoria de Bullrich y el posicionamiento de JxC son los dos títulos que buscarán los halcones que ahora deberán bajar a Milei pero no enemistarse para mantener lo que ya revelaron, la alianza parlamentaria para las reformas laboral, previsional, toma de deuda y otras medidas profundas en contra de los trabajadores y jubilados. 

El lunes empezará la segunda etapa. La de ampliar el voto. Larreta no entendió que para el 13 de agosto tenía que hablarle al núcleo duro. Adoptó el discurso propio de la elección general confiado en que la gente quería terminar con la grieta. Mala lectura. Patricia exageró para quedarse con lo seguro y ahora cambiará. 

Su discurso de victoria, que preparó en la previa, fue de unidad. Convocar a todo Cambiemos. Retener los votos de Horacio. Pero no podrá contar con los de Milei que debería buscar lo mismo, ensanchar. Si las proporciones se mantienen, JxC podría salir primero en un balotaje pero, según dijo un dirigente a las apuradas, el peronismo optaría por votar a Milei solo para impedir que gane Bullrich. Pero primero estarán las generales. La segunda vuelta es pasarse dos pueblos.

Lo que si se buscó fue la foto de unidad. El mensaje, a partir de ahora, será mostrar que el kirchnerismo es el enemigo y que tendrán que estar juntos para vencerlo. Pero la performance de Milei complicó los planes. Con menos de 20 puntos, el libertario era manejable. Con más, se volvió impredecible. Se transformó en una opción de poder y Patricia deberá buscar votos en otro lado, salvo que lleguen a un acuerdo.

En Buenos Aires, como en muchas provincias del país, Bullrich también dió la sorpresa. Su candidato, Néstor Grindetti, se mostró por sobre Diego Santilli en unos comicios reñidos, por diferencia técnica. La buena performance demuestra dos cosas: una, que el impacto del asesinato de Morena, la licencia en Lanús y la presidencia en Independiente no implicaron daño alguno. Dos, que un postulante menos posicionado puede posicionarse en la interna por la tracción de la boleta presidencial. Fue la estrategia de Patricia desde el principio, potenciar con su figura. Larreta apostó a tener alguien fuerte en la provincia. No alcanzó. 

En Capital Federal, Martin Lousteau quedó segundo y volvió a estar afuera de la máxima jefatura de Gobierno por menos de dos puntos. Karma. Apostó al voto útil pero Leandro Santoro mantuvo más de lo que se especuló y no le alcanzó. La interna quedó jugosa, con cerca del 60% de los votos y la medalla fue para Jorge Macri.

La incógnita será el desempeño de los libertarios en una general por el arrastre de Milei, que preocupó a más de uno. Las opciones que celebraron no fueron de centro. Fueron extremas. Asi lo leyó Bullrich. La grieta necesita grieta. La gente está cansada. A los dos les funcionó. Habrá que ver si es lo que realmente se quiere, en octubre. Lo importante es la responsabilidad de los candidatos.