En el Congreso, cada dos años, los bloques e interbloques se redefinen, ratifican o eligen nuevas autoridades e instalan relaciones de fuerzas que varían según el resultado electoral, según qué sectores ingresen más legisladores al parlamento. En el caso de Juntos por el Cambio, la dinámica no se planteó como algo sencillo y a casi tres semanas de la asunción de nuevos diputados, estallaron las divisiones. En el PRO, los duros y los blandos amagaron con una pelea fuerte en las últimas horas porque Patricia Bullrich se quiso quedar con la presidencia del bloque pero perdió por escándalo en una elección interna y tuvo que dar marcha atrás. Como condimento, el electo Emilio Monzó volverá a la Cámara Baja para formar parte del entramado cambiemita pero con su propio espacio, robándole bancas a uno compañero, el radicalismo mostró dos bandos separados y la Coalición Cívica prefirió no filtrar conflictos por ahora.
Bullrich, envalentonada por el resultado electoral, quiso disputar la presidencia del bloque PRO en diputados y sometió la decisión a una elección interna. Creyó que contaba con 22 voluntades para imponer sus condiciones pero el resultado fue 43 a 5. El número fue festejado por un larretismo que logró mantener la voluntad de diálogo en la Cámara y Cristian Ritondo retendrá su jefatura. En tanto, la vicepresidencia del espacio quedará en manos de Álvaro González u Omar de Marchi, ambos diputados.
La intención del ala dura fue nombrar a Gerardo Milman, recientemente electo, como nuevo jefe del bloque PRO pero no pudo ser. Sólo acompañaron la propuesta el citado dirigente, y los actuales diputados Fernando Iglesias, Waldo Wolff, Francisco Sánchez y Virginia Cornejo. El resto, estuvo en contra.
Ante la derrota, Bullrich decidió poner un manto de piedad e intentar frenar la bola de rumores que se confirmaron con el resultado de la elección a favor del larretismo. "Como Presidenta del PRO, sostengo la continuidad institucional de nuestro Bloque con @cristianritondo cómo Presidente. Y lucharé para que nuestros votantes se sientan representados en cada decisión. Un Bloque contra el populismo y por un país donde el esfuerzo sea la vara", publicó en Twitter.
La historia
Horas antes del golpe electoral interno, la presidenta del PRO reunió a un puñado de diputados identificados con su manera de construir políticamente para pedir lugares de poder en el espacio - la presidencia o la vicepresidencia primera como premio consuelo - y el endurecimiento del discurso en un Congreso que necesitará más consensos que en estos dos años de gobierno de Alberto Fernández.
Desde el bloque PRO dijeron conocer este armado hace tiempo y los dialoguistas vinculados a Cristian Ritondo, actual cabeza del grupo macrista en la Cámara, y Horacio Rodríguez Larreta, con una pata en el Congreso, se mostraron muy molestos por la convocatoria a los duros mediante un grupito de Whatsapp paralelo, sin un aviso previo institucional.
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Incluso, un diputado no ocultó su enojo por la propuesta discursiva. Los duros como Fernando Iglesias o Waldo Wolff dijeron lo que quisieron durante todo su mandato y nadie los censuró. Algo así como "el que quiera ser combativo, puede. Pero no le pidan lo mismo a quienes no están de acuerdo". Con semanas por delante para esperar a los nuevos diputados, la convocatoria de Patricia fue "extemporánea" y "apresurada".
Más allá de los idas y vueltas, algunos intentaron bajarle el tono a la propuesta de Bullrich. En Diputados entendieron que ella fue una parte importante del triunfo electoral y que la búsqueda de poder es algo normal, parte de la política. Sin embargo, se mostraron tranquilos desde el principio porque a los duros no le dieron los números dentro del bloque para generar un cambio de autoridades sin consenso ni para endurecer un discurso que nada tiene que ver con la dinámica del Congreso, de negociación constante. No es lo mismo el parlamento que opinar desde afuera, desde la tribuna.
Es que, en realidad, las definiciones tienen mucho que ver con lo que prefieran los partidos políticos y la mesa nacional, opiniones no vinculantes pero importantes. Por eso, el PRO debatió las autoridades del PRO; la UCR las de la UCR; la Coalición Cívica las de la Coalición Cívica; y Monzó las de Monzó. La dirigencia nacional, en tanto, hará lo propio con las del interbloque de Juntos por el Cambio.
En la UCR tampoco habrá un panorama calmo, algo que describieron como propio de un Congreso que se renueva cada dos años. Los sectores claramente enfrentados son aquellos que comandan Mario Negri por un lado y Martín Lousteau por el otro. Enfrentados en internas partidarias y en las PASO, no dejaron de tirarse dardos que seguirán su camino en el Congreso. Desde el negrismo apuestan a que el cordobés siga al frente del bloque frente al candidato que postule su compañero de bancada, Emiliano Yacobitti. Tan tensa es la situación que un alto dirigente radical no descartó una ruptura dentro del bloque.
Pero si de rupturas se trata, con ningún número confirmado, el PRO podría tener filtraciones hacia el nuevo bloque de Emilio Monzó. Todos dentro de Juntos por el Cambio pero no necesariamente del macrismo. La Coalición Cívica, mientras tanto, planifica su 20° aniversario con una convención en Open Door.
En el medio, una diputada macrista ya confirmó su mudanza. Al terminar su mandato el 10 de diciembre, Carmen Polledo migrará hacia la Secretaría de Relaciones Institucionales de la Capital Federal, un espacio que hoy está atado a Relaciones Internacionales pero que se desdoblará de ella, bajo el mando de Fernando Straface. Se trata de una figura que acompañó a Mauricio Macri en su indagatoria en Dolores, que estuvo al lado de María Eugenia Vidal en la campaña y que se mantuvo en el centro de las críticas por ser la esposa de Fernando, uno de los accionistas de la firma Telemetrix, implicada en la tragedia de Costa Salguero en 2016.