Desde el Gobierno porteño aseguran que no reina el ánimo triunfalista luego de que la Justicia amiga hiciera lugar a un amparo para garantizar las clases presenciales pese al Decreto de Necesidad y Urgencia firmado por el Presidente para frenar la segunda ola de coronavirus. Sostienen que su preocupación es mantener los cuidados en los ingresos, egresos y evitar que las personas usen el transporte público, pero los festejos llegaron igual, en este caso por las redes sociales, con declaraciones de dirigentes como Mauricio Macri que celebró como si lo sanitario fuera un partido de fútbol. En la provincia de Buenos Aires la situación es diferente, los municipios no cuentan con autonomía para avanzar en el mismo sentido que la Ciudad pero algunos ya ensayan maniobras para intentar, presumen sin éxito, habilitar la apertura de colegios en estos días de restricciones.
Cerca de Horacio Rodríguez Larreta se muestran, aún hoy, enojados por la inconsulta del Gobierno nacional antes de tomar las nuevas medidas. El problema, dicen, está "en las formas y en el fondo". Si hubiera habido un llamado, se hubieran puesto de acuerdo con la mayoría de las restricciones pero no con la de las escuelas, analizan y cuestionan una supuesta actitud de "patrón de estancia" por parte de Alberto Fernández.
Mientras se aguarda una resolución por parte de la Corte Suprema, los legisladores porteños del Frente de Todos denunciaron la actitud de los tres camaristas que avalaron un amparo contra el Gobierno porteño para que garantice las clases. En realidad, el verdadero sujeto de la presentación judicial tendría que haber sido el Gobierno nacional. Si bien dicen no tener ánimos triunfalistas, todo Juntos por el Cambio salió a celebrar. Macri lo hizo con demora, recién en la tarde del lunes, y María Eugenia Vidal, con una reaparición mediática, se expidió el mismo domingo a la noche, día en que se conoció el fallo.
Desde el entorno de la ex gobernadora bonaerense sostienen que tras su vuelta a la escena pública no podía quedarse en silencio pero enfatizan en que ella coincide con la postura de la alianza opositora, en que es mejor tener a los alumnos en las aulas, que la virtualidad es un mal mayor porque hay la cantidad de contagios es menor a la falta de conectividad.
Argumentan que los viajes en transporte público no aumentaron con la vuelta de las clases, que la curva de contagios no subió con el inicio del ciclo lectivo presencial y que el colegio no es foco de contagio. Esto último, desconociendo la gran movilización que implica, fue lo que cambió respecto al año pasado. Durante 2020, cada vez que el Gobierno nacional dispuso restricciones los distritos las refrendaron con normativas propias. Ahora la Ciudad decidió no hacerlo porque, dicen, la evidencia muestra que no hay grandes infecciones en las aulas.
Larreta es Macri
Horacio Rodríguez Larreta abandonó su discurso dialoguista e imitó el combativo propio de Patricia Bullrich y Mauricio Macri. En el Gobierno porteño lo analizan como una respuesta a los "embates" contra su persona y la supuesta "intervención" de la Ciudad por parte del presidente. Pero desde el oficialismo el análisis es diferente.
En diálogo con El Destape Radio, el diputado nacional Máximo Kirchner sostuvo que a “Larreta lo manda Macri” y se preguntó por qué el jefe de Gobierno lo obedecía. Pidió buscar la respuesta “en el espionaje que había llevado a cabo el ex presidente sobre propios y extraños”.
Desde el entorno de Macri describen la comparación como una "chicana barata" y cerca de Larreta aseguran que no es una dinámica que ninguno de los dos dirigentes mantenga en su relación. De todos modos, Macri sólo aparece para marcarle la cancha al Jefe de Gobierno, ya sea con órdenes o felicitaciones. Órdenes como las que intentó darle a sus intendentes del conurbano al pedirles que hagan lo imposible para no acatar el decreto, algo que quedó fuera de su alcance.
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Las jugadas bonaerenses
Después que la Justicia rechazara una medida cautelar para mantener las clases presenciales en Vicente López, su intendente Jorge Macri trabaja en un nuevo protocolo para presentarle al Gobierno bonaerense durante el transcurso de esta semana. La idea es que las nuevas reglas de comportamiento permitan mantener los colegios abiertos durante la vigencia del DNU que determina la virtualidad, algo que descuentan no tendrá el visto bueno de La Plata.
En Lanús, Néstor Grindetti se mostrará este martes en una reunión con representantes de la comunidad educativa del municipio para mostrarse del lado de la presencialidad, pidiéndole al Gobierno provincial que cumpla con la vuelta a las aulas el 3 de mayo. Piden tomar estas dos semanas como un período destinado a analizar nuevas ideas y propuestas para abordar los ingresos y egresos de los colegios.
Respecto a las medidas judiciales, desde Lanús explican que la falta de autonomía los limita. Los únicos establecimientos municipales son 18 jardines de infantes, el resto son provinciales, pero esperan algún tipo de resolución frente a un posible amparo de familiares organizados, como fue el caso de la Ciudad de Buenos Aires.
De momento, desde la Gobernación decidieron optar por la templanza y pidieron tiempo para analizar el impacto epidemiológico de la rebeldía porteña. Como el conurbano y la Ciudad son una misma unidad, cualquier medida adoptada o desoída en un distrito incidirá en el otro indefectiblemente, pero para eso hacen falta más días.
Quien también reapareció en las últimas horas fue Ricardo López Murphy, referente de Republicanos Unidos, para sostener que "ningún gobernador va a cumplir los anuncios" presidenciales porque "insistir en esta locura es inaceptable". Habló de "hartazgo" social con la política y se quiso mostrar como una supuesta salida para los desencantados. El dirigente decidió llamar, como Cambiemos, a incumplir medidas con estatus de ley nacional.