En los últimos días, varias encuestas mostraron un panorama preocupante para Juntos por el Cambio. Después de haberle dado soga e incluso subirlo como posible parte de un balotaje sin el peronismo presente en la segunda vuelta, el boomerang pareció empezar a regresar a su punto de origen para perjudicar a la alianza que decidió darle volumen. Algunos sondeos mostraron que la alianza se empezó a ver erosionada por el crecimiento de Javier Milei producto de las peleas internas que se hicieron públicas.
“Depende de nosotros”, dijo una fuente del PRO ante este problema. La traducción es sencilla, las peleas deberían dejar de ser públicas porque vinculan a Juntos por el Cambio con el famoso problema de la “casta” y la disputa por el poder que espantan al electorado. Por eso, el macrismo reactivó las reuniones periódicas para tirarse con todo cara a cara, en una habitación, y bajar tensiones hacia afuera.
En la oposición mostraron cierto desconcierto a la hora del tratamiento mediático de la figura de Milei. ¿Por qué lo levantan los medios que plantean, al mismo tiempo, que todo sería un caos si llegara a triunfar? La respuesta fue el rating, pero lo cierto es que Mauricio Macri lo subió a una segunda vuelta y Patricia Bullrich lo puso como un aliado fundamental en esa instancia. No fue magia.
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Las encuestas empezaron a mostrar que la preocupación de algunos se transformó en algo cuantificable. Milei pudo servir en algún momento pero de golpe se transformó en algo incontrolable. Para quienes analizan el desempeño electoral, el Frente de Todos ya se vio perjudicado por el libertario y cayó en intención de voto pero, casi cual pac man, el hombre de La Libertad Avanza también empezó a comer posibles sufragios de quienes comparten un discurso mucho más similar que el peronismo.
Los tres estudios fueron realizados a nivel nacional a mediados de abril y los tres mostraron la misma tendencia. La consultora Fixer, que no suele publicar demasiado, mostró un panorama bastante creíble. Si bien el Frente de Todos y la Izquierda mostraron una línea prácticamente pareja, Cambiemos y Milei fueron fluctuando. El dato llamativo fue el traspaso de marzo a abril.
En sólo un mes, Juntos por el Cambio bajó del 38% de marzo al 32% de abril en intención de voto. Fue la peor performance de los últimos 15 meses para la alianza, lo que lo transformó en algo preocupante porque se dio a tan sólo 3 meses de las PASO. Si bien no necesariamente se convirtió en una tendencia, sí fue un llamado de atención.
Según Fixer, la caída de Juntos por el Cambio fue capitalizada en un 100% por el espacio La Libertad Avanza, representado por Javier Milei. El sector creció de marzo a abril siete puntos y pasó del 15% al 22% en intención de voto. También absorvió en un 50% la pérdida de voto del Frente de Todos. Fue, para esta encuestadora, la primera vez en el último año y medio que el libertario logró superar la barrera de los 20 puntos de intención de voto a nivel nacional.
Pero este no fue el único botón de muestra. Otro dato resultó muy interesante para reforzar la tendencia, en este caso de Opinaia. Según el estudio, Milei captaría la intención de voto del 34% de los electores que votaron por Mauricio Macri en 2019 y sólo el 14% de los que optaron por Alberto Fernández. O sea, el robo sería mucho más claro en detrimento de la oposición.
Para esta consultora, los dirigentes mejor posicionados son los de la oposición y, en términos individuales, Milei sería el más votado en la PASO por una combinación entre la adhesión a sus propuestas e ideas más la crítica a la clase dirigente y un deseo de cambio rotundo.
El último sondo a considerar en este caso es de GELAG. En este caso, La Libertad Avanza aparece en primer lugar, seguida del Frente de Todos y en tercer lugar Juntos por el Cambio. O sea, un nuevo perjuicio para la alianza que, a diferencia de lo que ellos interpretaron, podrían quedar afuera de una segunda vuelta.
Estos datos empezaron a mostrar una preocupación real respecto de la figura de Milei. Un buen posicionamiento del libertario acotaría las chances de negociar con él porque, en soledad, podría conseguir mejores lugares que en un pacto con Cambiemos. Pero, además, porque podría perjudicarlos electoralmente.
Según el análisis, las peleas públicas empezaron a mostrar a Cambiemos como un espacio alejado de la realidad y eso comenzó a generar enojo entre los electores que migraron hacia otras opciones. Eso no necesariamente pueda implicar una victoria segura del hombre de La Libertad Avanza. Quedó demostrado, en las provincias, que sus candidatos no lograron traccionar una cantidad importante de votos. En Buenos Aires, todavía no definió un nombre y es un distrito clave para pensar en una presidencial.