El regreso formal de Mauricio Macri tiene fecha: 20 de febrero de 2023. Es la que salió, con certeza, de la boca de un dirigente del macrismo y hace referencia a la vuelta del ex presidente a la actividad electoral en un 100 por ciento. Macri, de viaje en Qatar para presenciar todo el Mundial de fútbol, volverá a la Argentina una vez terminado el torneo pero se irá a la Patagonia para descansar y juntar energías para enfrentar un año cargado de definiciones. Con el líder semi ausente, la jaula de referentes PRO se alborotó y empezó un revoleo de encuestas que, en definitiva, pone en cuestionamiento, o valida, la estrategia adoptada por cada uno de los bandos. Los duros, empezaron a mirar un estancamiento de Horacio Rodríguez Larreta por la consolidación de los polos. Los blandos optaron por negar una situación semejante, también en base a números.
Mauricio nunca deja la actividad, se dijo desde su entorno, sin importar el lugar del mundo en el que se encuentre. Por lo tanto, aunque no esté enteramente presente en cuerpo y alma, tendrá algo de injerencia y seguramente habrá reuniones importantes. Sin embargo, después de la Copa FIFA, efectivamente irá a descansar al sur argentino aunque planea hacer un ping pong viajero, yendo y viniendo desde y hacia la Ciudad de Buenos Aires.
El alejamiento de Macri no sólo impactó en lo inmediato sino que también tuvo un efecto psicológico en los que se negaron, hasta ahora, a pensarlo fuera de una contienda electoral. El hecho de regresar formalmente tan tarde, tan cerca del cierre de listas y de alianzas, tan cerca de la fecha autoimpuesta para designar candidatos, lo ubicó más apartado de la posibilidad de poner su nombre en una boleta presidencial. De hecho, alguien que lo conoce mucho recomendó que se hable de los otros dirigentes porque Mauricio no es candidato.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
El ex presidente ya lo dijo, nunca se subió a la carrera electoral. Lo subieron como se sube al líder de cualquier espacio y, sobre todo, por los movimientos que se encargó de hacer este año, como si fuera candidato. Con viajes a todo el país, su regreso al conurbano, entrevistas, presentación de un libro, bendición de postulantes y la constante bajada de línea interna. Sin embargo, el líder PRO también manifestó que no le gusta que le digan lo que tiene que hacer, será él quien defina su futuro el año que viene. De este modo, estirará el misterio y mantendrá a su espacio como centro de atención, al menos unos meses más.
Ese alejamiento llevó a que varios dirigentes referenciados en su figura empezaran a buscar nuevos horizontes, apoyados por él. Por eso, muchos comenzaron a sumarse con fuerza al armado de Patricia Bullrich, incluso a militarla activamente. La titular del PRO es vista como una persona con iniciativa, que va para adelante aunque, a veces, por el límite. Lo cual puede ser bastante complejo. Hoy se la considera como una dirigente bien posicionada, con posibilidades dentro de una interna, pero con la salvedad de que falta una eternidad para las elecciones y que todo puede cambiar. Sobre todo porque hace dos años Alberto Fernández era indiscutible y hace un par de meses Larreta era el presidente puesto para el espacio amarillo. Según el halconismo, las encuestas dejaron de mostrarlo así.
Algunos datos manejados. Según un estudio del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, hecho en base a 16 encuestas realizadas a nivel nacional entre junio y octubre, la posicionó a Bullrich en primer lugar seguida, dos puntos por debajo, por Larreta que, casi por una pestaña, se ubicó por encima de Macri. Un sondeo de Trespuntozero, por ejemplo, también colocó a los extremos más arriba y a los moderados más abajo, con un crecimiento en la intención de voto de Cristina Kirchner, primera, de Bullrich y de Macri, tercera y cuarto respectivamente, con Javier Milei colado en un segundo lugar pero en descenso respecto meses previos. Según este trabajo, Larreta cayó, también lo hicieron Sergio Massa, Alberto Fernández y otros candidatos de ambas coaliciones.
El sondeo, con números demasiado favorables para Juntos por el Cambio, mostró también un deseo importante de que el próximo presidente, de esa alianza, fuera Bullrich o Macri, seguidos por Larreta muy de lejos y un tren de candidatos aún más atrás, como María Eugenia Vidal, Ricardo López Murphy, Facundo Manes, Gerardo Morales y Alfredo Cornejo. El estudio realizado en noviembre también ubicó en excelente posición a los libertarios y más desplazado al Frente de Todos, con CFK con la mayor figura de la coalición.
La intención de voto mostró algo similar dentro de Cambiemos, una imposición de Bullrich sobre Larreta seguido muy de atrás por Manes. La alianza terminaría cara a cara con el oficialismo, con Massa bien ubicado y los libertarios en tercer lugar, con Milei a la cabeza. La explicación del ala dura del macrismo es simple: se extremaron los polos, la grieta cobró un protagonismo mayor y el electorado no está buscando, o no cree, en posiciones intermedias que pregonen el diálogo y el consenso en un país dividido. Por lo tanto, la estrategia correcta sería la de la oposición al otro, en este caso el kirchnerismo, y el extremo de las diferencias.
Este escenario fue negado por el ala moderada que, según otros estudios, analizó un panorama completamente diferente. Para esta estrategia, la ciudadanía está cansada de la agresión constante, que no conlleva ningún tipo de construcción y quiere salir de los dardos entre un bando y el otro para lograr cierta previsibilidad y un proyecto de país sostenible en el tiempo. Esta posición es sostenida, salvando las distancias, por Larreta y por gran parte del radicalismo, como Gerardo Morales y Facundo Manes, con un Alfredo Cornejo más cercano al bando halcón pero que tiende puentes hacia distintos sectores.
Dos sondeos funcionaron como signo de que los moderados, en especial Larreta, no están tan mal como plantean los halcones. Según Opinaia, el jefe de Gobierno tiene una buena imagen “algo positiva” aunque Bullrich lo supera en “muy positiva”. La diferencia está en la negativa, menor para el capitalino que para la presidenta del PRO. Macri está bastante lejos de ambos. Sin embargo, si las elecciones fueran mañana, el porteño se impondría por sobre el ex jefe de Estado y la titular del partido amarillo, en ese orden, seguidos por los radicales. La distancia entre los dos primeros, breve, y entre el primero y la tercera un poco más marcada, cinco puntos.
La Universidad de San Andrés también realizó un trabajo al respecto. Ninguna de las dos consultoras trabaja con el Gobierno porteño. Según este sondeo, Larreta tiene un núcleo duro más chico que Bullrich pero mayores chances de crecer el el voto y menor nivel de rechazo. En la sumatoria, se impondría el primero. En este escenario, María Eugenia Vidal también aparece como una dirigente con buena imagen positiva, al igual que Martín Lousteau que no irá por la presidencia sino por la Ciudad.
Tal vez la mayor conclusión, la que reforzó la teoría de los moderados y su posicionamiento, esté vinculada a que el 45% de los encuestados consideró que la oposición debería cooperar con el oficialismo mientras que el 21% creyó lo contrario. Respecto al gobierno, la mayoría de los encuestados, casi siete de cada diez, entendió que se deberían acordar políticas con la oposición mientras que solo el 8% sostuvo lo contrario. Los resultados se obtuvieron de un estudio compuesto por 1023 entrevistas realizadas a fines de octubre y principios de noviembre.
Más allá del revoleo de encuestas de un lado y del otro, la discusión de fondo es la estrategia. Cuál de las dos será la acertada para ganar las elecciones generales del año que viene. Por un lado, Bullrich se abrazó a la grieta y la polarización. Larreta, por el otro, amplió su horizonte hacia el consenso con sectores que no integren el kirchnerismo duro y apostó al concepto del diálogo, algo que Macri ya dijo no compartir. Tal vez una de estas posiciones pueda servir para las PASO y la otra para los comicios de octubre. Tal vez con una sola alcance. Todavía es incierto.