Lejos de estar ausente, Marcos Peña juega desde las sombras en la campaña electoral de Juntos por el Cambio. Sin un rol protagónico y alejado de la vida mediática, el ex jefe de Gabinete sigue de cerca la estrategia comunicacional y asesora a las principales figuras de la oposición con las que mantiene un diálogo fluido. Refugiado en el conurbano bonaerense, la última vez que se lo vio públicamente fue en la presentación del libro de Mauricio Macri, un lanzamiento en el que también estuvo involucrado.
Peña charla de forma habitual con Macri y con Horacio Rodríguez Larreta. Asesora al jefe de Gobierno porteño, uno de los grandes armadores de la estrategia de la alianza que no logró la paz de la unidad en estas elecciones, y tiene un equipo trabajando con el mandatario en la estrategia comunicacional. Su rol no es protagónico ni central, pero sí satelital y de consulta periódica.
El "monje negro" es valorado por el equipo de comunicación de Cambiemos. Analizan que él sabe a dónde quiere ir, cuáles son los objetivos de cualquier mensaje institucional y tiene las herramientas para hacerlo. Sin embargo, reconocen que el rol de jefe de Gabinete le quedó grande y dejó varios heridos. A fines del año pasado, Elisa Carrió lo defendió: “Todo el mundo cree que Marcos Peña fue un pésimo jefe de Gabinete, y es mentira. Peña es decente y no pagaba a periodistas. Además defendió a Macri en el Congreso y corrió al PJ como nunca. Era el único que frenaba a Macri en sus posiciones más extremas. La interna la tenía con quienes querían manejarle todo a Macri, que eran (Rogelio) Frigerio y (Emilio) Monzó”. Estos dos últimos hoy juegan dentro de Juntos por el Cambio pero con listas separadas del PRO y la Coalición Cívica.
Después de las elecciones de medio término de 2017, el ex funcionario cambió su actitud respecto a propios y ajenos y eso lo alejó de ciertas advertencias internas. De forma semanal, Peña recibía, junto a Macri, a los intendentes del conurbano para escuchar y conocer los problemas cotidianos del territorio pero tras los comicios, que ganaron, creyó que la victoria convalidó lo realizado y dejó de prestar atención.
La falta de escucha motivó enojos internos y alejamientos. Peña empezó a destratar a los propios, según analizan cerca de un dirigente importante, e incluso también lo hizo con periodistas. Dejó de manejarse con modos amables para aislarse de la realidad que estaban viviendo los argentinos. Incluso, alguno dice que le advirtieron que los ciudadanos no llegaban a fin de mes y que podían perder el voto de la clase media. Algo que sucedió.
Sin Monzó como armador político, la campaña del 2019 quedó en manos del ex jefe de Gabinete que no comprendió que la gente iba a votar teniendo en cuenta lo que no querían que siga sucediendo. El larretismo lo notó y decidió poner toda la carne al asador, repitiendo la fórmula Larreta - Diego Santilli e invalidando la candidatura a jefe de Gobierno de este último. Con el temor de perder, prefirieron ganar en primera vuelta y dejar el futuro para después. Finalmente, esos caminos llevaron a Santilli a la provincia.
Hasta hace unos meses, el ex jefe de Gabinete estuvo refugiado cerca de la quinta de Olivos, en la casa de unos familiares para evitar la atención mediática. Desde allí participó del lanzamiento de Primer Tiempo, el libro de su jefe político, en marzo de este año. El evento contó con 700 invitados presenciales en pleno inicio de la segunda ola de coronavirus y consiguió la foto de la unidad cambiemita en medio de chispazos.
Esa jornada, María Eugenia Vidal se acercó al centro de convenciones pese a no tener ganas de hacerlo y también se la pudo ver a Gabriela Michetti, la ex vicepresidenta relegada de la fórmula electoral de 2019 por Miguel Ángel Pichetto. Hoy, la nueva porteña mantiene una mejor relación con Macri y hasta lo invitó a participar de su campaña para fortalecer el núcleo duro.
Después de las elecciones de 2019, con una derrota inesperada para la alianza en ese momento oficialista, Peña desapareció de la escena pública y se refugió en el mundo privado después de haber comandado un equipo de trolls desde la Casa Rosada. De hecho, el Salón de las Mujeres fue armado como un centro operativo que el Gobierno de Alberto Fernández desmontó. Algunos creen que llegará el momento en que le reconocerán su valor comunicacional dentro del armado. Su último mensaje en Twitter fue "sí se puede", el 24 de octubre de ese año, tres días antes de los comicios.
Al igual que el resto de los funcionarios de primera línea del macrismo, Peña está en la mira por el contrabando de armas a Bolivia para apoyar el golpe de Estado contra Evo Morales en noviembre de 2019. Son numerosas las pruebas presentadas por el Gobierno nacional y boliviano contra los ministros de Cambiemos, con cartas y registros de aviones y armamento durante los días de las represiones en el país vecino.
Otra de las casusas que complican al ex jefe de Gabinete es la de la mesa judicial. Como reveló El Destape, la agenda privada mostró que se reunían cada 15 días en su despacho con la presencia de Peña, la cúpula de la Agencia Federal de Inteligencia y del Ministerio de Seguridad, además de asesores de Macri, para diagramar los movimientos de la persecución.