La nebulosa es total. Patricia Bullrich fue confirmada, por lo bajo, como ministra de Seguridad de Javier Milei. Hasta el cierre de la nota, la comunicación oficial no había llegado y el entorno de la ex candidata mantenía cautela aunque recibió la noticia con cierta lógica. La funcionaria de Mauricio Macri esperaba un mejor cargo que el que supo ocupar hace cuatro años.
La campaña para las elecciones generales del 22 de octubre dejó tensiones en la relación entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri. Los movimientos confusos del ex presidente en favor de Javier Milei confundieron a parte del electorado de Juntos por el Cambio y si bien no se le puede adjudicar la derrota a esa actitud, lo cierto es que la alianza quedó en un lejano tercer puesto, delegando el rol de oficialismo y de oposición.
La cercanía con Javier Milei apareció un tanto forzada luego de ese fracaso en las urnas. La resolvió Macri, el mismo que jugó a espaldas de Bullrich, y ella aceptó por una proximidad ideológica. Compartieron gran parte del camino pero la foto más importante fue la del domingo a la noche en el búnker del libertario. Ambos dirigentes llegaron después del discurso y se dirigieron derecho a la habitación del presidente electo.
Desde ese momento, los caminos se abrieron. Mauricio fue a visitar a Milei en la tarde del lunes feriado, antes de viajar a Medio Oriente. Bullrich estuvo un día más tarde. Ambos, por separado, se pusieron a disposición del futuro jefe de Estado para lo que necesite. Sin formar parte del gobierno, según repiten una y otra vez, pero con un apoyo incondicional.
Pese a que cada uno aseguró no estar junto al libertario por los cargos, la interna estalló justamente por lugares en el gabinete. La mala relación entre los dos dirigentes del PRO tiene, en este capítulo, una característica muy llamativa. Casi como en espejo, los dos bandos plantean exactamente lo mismo. Como si hubieran tenido ideas similares.
Macri, que está de viaje, encontró un problema en su ausencia. Se denunció que Bullrich aprovechó el vuelo el ex presidente para, según se acusó, llamar directamente a Guillermo Francos, futuro ministro del Interior, para meter mano en el ministerio de Capital Humano que absorberá varias carteras importantes existentes en la actualidad. Apareció, se dijo, como la puerta de entrada para su equipo. "Se cortó sola", cuestionó el macrismo más duro y celebró que Milei le haya "insinuado" que "la única ventanilla" es Mauricio.
El comentario no dejó lugar a dudas, la molestia existe y al convivencia será difícil. Dos dirigentes de peso con mala relación dentro de un gobierno ajeno y con problemas internos en la extinta alianza que supieron integrar.
Cerca de Patricia se rechazaron las acusaciones y se dió vuelta la historia. El que se "cortó solo" fue Macri, que se juntó a solas, señalaron, con Milei. Se negó que ella haya negociado espacios para sí o para propios. Sin embargo, las versiones, evidentemente, son varias.
Cada uno, se sostuvo, propuso personas que considera importantes para colaborar en el gobierno de Milei entonces ambos tendrían razón a la hora de plantear a sus equipos como una posibilidad. El problema no fue ese, sino el secretismo.
El que ya definió bastante de su organigrama fue Macri, pero Jorge. En la Ciudad, anunció a Néstor Grindetti como jefe de Gabinete, como anticipó El Destape, y a Gabriel Sánchez Zinny, como vice. Todavía restará comunicar a Waldo Wolf, una persona muy próxima al primo de Mauricio, como ministro de Seguridad y al grindettista Diego Kravetz como su segundo.
Gabino Tapia, asumirá como ministro de Justicia; el liberal Roberto García Moritan, hará lo propio en Desarrollo Económico e Ignacio Baistrocchi en el codiciado Espacio Público e Higiene Urbana. Dentro de los confirmados también están Leticia Montiel como Secretaria Legal y Técnica; Victoria Morales Gorleri, para la secretaría de Bienestar y Tercera Edad mientras que Fulvio Pompeo y Ezequiel Sabor ocuparán lugares relevantes en la gestión.