Macri lanza guiños a Larreta y se recalienta la interna con Bullrich

Patricia Bullrich es incontrolable y Mauricio Macri lo supo desde el minuto cero, aunque ahora mostró movimientos para intentar limitarla.

26 de marzo, 2023 | 00.05

Mauricio Macri la incentivó, le dio estructura, su presencia y la convirtió en una opción electoral cada vez más fuerte dentro del PRO. Patricia Bullrich creció gracias a eso y a su propio trabajo territorial, una construcción de hormiga con muchos menos recursos que los que mostró Horacio Rodríguez Larreta y que, por ahora, le dio buenos resultados. Pero se planteó, sobre todo en el último tiempo, con la intención de ejercer el poder. El poder de jefa del partido con fuerte respaldo social en las encuestas presidenciales. Eso dejó al descubierto la imposibilidad de predecir sus comportamientos y, mucho menos, limitar sus movimientos.

Patricia es incontrolable y Mauricio lo supo desde el minuto cero. No hubo una conversación para domarla, para ordenarle qué hacer ni lotear un posible futuro Gabinete – pese a que sí se vio un loteo o participación importante de figuras cercanas a Macri en su equipo de campaña -. Sólo se accedió a sugerencias que, en la mayoría de los casos, fueron o podrán ser tomadas pero que también, en otros, fueron o serán desoídas. En esas diferencias, los cortocircuitos.

Si el ex presidente no la puede controlar, ¿puede confiar en ella? Una pregunta que no se mostró como novedosa sino que hace varios meses empezó a circular en los análisis. Los movimientos de las últimas semanas y sus reacciones demostraron que no toda rebeldía será aceptada.

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Bullrich se transformó en presidenta del PRO por elección de Mauricio pero después de haberle ofrecido el puesto a otras personas que lo rechazaron. Tras la derrota del 2019, se creyó que el macrismo podría desaparecer producto del pésimo gobierno que hizo su líder. La coyuntura actual permitió la supervivencia y dos lecturas. Por un lado, que la ex ministra de Seguridad está donde está por casualidad. Pero, por el otro, que se transformó en la cabeza de un espacio que podría haber dejado de figurar como opción electoral y se mantuvo en pie. Algo que tranquilamente se puede anotar como un poroto a favor de la gestión actual, más allá de la situación del país.

Con un partido bastante desordenado, provincias intervenidas, peleas entre sus referentes e internas en la conducción, hubo muchos llamados de atención en este tiempo. El último lo protagonizaron Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta al querer ponerle un límite al estilo de conducción de Patricia. Como los radicales lo hicieron con Gerardo Morales en la fiesta de la vendimia al tomarse una foto con Bullrich.

Morales buscó acercar posiciones después de esa imagen, aunque no lo consiguió. El radicalismo seguirá dividido a menos que surja un candidato con una base de dos dígitos en la intención de voto, algo lejano por el momento. Por lo tanto, la interna siguió ahí. Pero, contraria a esta actitud, Patricia redobló la apuesta en su partido. Decidió no renunciar a sus ideas ni su estrategia frente a las presiones de los propios.

Una fuente macrista reveló a El Destape que el jueves sonó el teléfono celular de un dirigente del partido. Su esposa estaba por dar a luz a su tercer hijo justo cuando recibió la llamada. El remitente era Patricia Bullrich. El destinatario, Santiago Alberdi, apoderado del PRO. Según la versión, lo trató de corrupto, amenazó con exponerlo, lo acusó de ser un hombre pago por el larretismo y le advirtió que se quedaría sin su cargo en caso de volver a firmar algo en contra de sus decisiones. El bullrichismo negó un episodio semejante. 

Según la versión que validó el cruce telefónico, el hombre, un histórico del PRO junto a José Torello - ya más retirado pero aún en su cargo formal - se comunicó con Mauricio Macri. El ex presidente lo atendió y sumó un nuevo cruce con la titular del espacio amarillo. Calmó a Alberdi, le aclaró que no podría apartarlo de su puesto y dejó correr que, la próxima vez, Patricia podría ser obligada a tomarse licencia de la conducción de las filas amarillas.

El motivo del presunto llamado de Patricia habría sido la reunión del Consejo Directivo del 21 de marzo, cuando estalló la interna nacional por una jugada electoral en Salta. Ese martes, el macrismo, el vidalismo y el larretismo se unieron para intentar ponerle un freno a Bullrich después de que ella decidiera, a sola firma y como hizo en Tierra del Fuego, dejar al partido sin un interventor que responda a Horacio Rodríguez Larreta para poder cerrar una alianza resistida.

La reunión fue desconocida por el bullrichismo por no haber contado, presuntamente, con los dos tercios necesarios para habilitarla al no haber sido convocada por la titular del espacio. Además, porque se armó en un “grupo de Whatsapp larretista”. Siga, siga. En ese encuentro, se resolvió no acatar los movimientos hechos por Patricia en ambas provincias y limitar su accionar a futuro. Alberdi, como interventor, dio Fe de lo actuado y eso habría generado el llamado telefónico dos días después, atendido desde un sanatorio.

La supuesta comunicación fue interpretada por fuentes macristas como un “gravísimo error” porque Alberdi no es cualquier referente del espacio sino el hijo del corazón de Torello, una de las personas cercanas a Mauricio Macri. Ese choque fue el segundo de esta semana. El otro estuvo vinculado a Salta, aunque desde el bullrichismo no dieron constancia de la existencia de una conversación subida de tono entre ambos dirigentes.

El jueves, la Justicia electoral de esa provincia falló a favor de la conformación de la alianza resistida por un sector amarillo por incorporar al Frente Plural con Matías Posadas como referente, un hombre del gobernador Gustavo Sáenz. Según se planteó, se llegó a un acuerdo y ganó la posición de Patricia Bullrich pero no por haber dado la batalla en tribunales sino porque el otro bando desistió de seguir el camino.

La presentación del larretismo ante la Justicia para dejar sin efecto o desconocer el desplazamiento de un interventor vinculado a Larreta buscó ser un llamado de atención. No fue tanto el fondo sino la forma. Dejarle en claro que no podrá manejar el partido a sola firma. Ahora, en Salta la fórmula quedará conformada por Miguel Nanni (UCR) y Virginia Cornejo (PRO), e Inés Liendo no competirá porque las proyecciones se mostraron muy malas a la hora de concurrir a las urnas y un sector decidió preservarla.

Macri pidió por Liendo. Hubo una charla telefónica con Bullrich y ella le dijo que “basta” porque “Salta es un tema terminado”. Según fuentes macristas, la presidenta del PRO nunca quiso a esa dirigente, también apoyada por María Eugenia Vidal. Cualquiera haya sido el motivo, en el norte terminó primando la postura de Patricia. Todavía falta definir en el sur, en Tierra del Fuego, donde un movimiento similar llegó a los tribunales federales.

En CABA, Larreta bajó a Emanuel Ferrario como postulante a su sucesión. La novedad fue leída como un gesto hacia Macri, quien pide pista libre para que su primo Jorge compita por la jefatura de gobierno en soledad. ¿El gesto del intendente implicará que Macri tercie en favor de la candidatura presidencial de Larreta? 

Es una de las incógnitas que deberán despejarse en las próximas semanas, Pero la gran pregunta es cómo actuará Mauricio y cómo responderá Patricia. Si se empezará o no a reconstruir el tándem entre el ex presidente, el jefe de Gobierno y la ex gobernadora bonaerense para armar un muro de contención. Los tres se manifestaron a favor de la unidad de Juntos por el Cambio, pero también pidieron respetar las reglas. Y no notaron que Bullrich lo hiciera.

En esa construcción habrá muchos factores a tener en cuenta. La relación entre Macri y Larreta, muy tensa en este último tiempo, podría transformarse en un impedimento para su conformación. Pero los factores motivacionales también podrían ser un incentivo para la unión, además de la historia entre ambos, de dos décadas.

Por el momento, el bullrichismo negó que Patricia pudiera romper el PRO y, por ende Juntos por el Cambio, para buscar otros espacios en los que no intenten encorsetarla, como podría ser al lado de Javier Milei. “No va a pasar”. Pero tampoco se consideró que pudiera ocurrir un ensamble entre Macri y Larreta para limitarla.

En las oficinas de la ex ministra giran encuestas que fortalecen su figura. Los números la dieron ganadora de una interna aunque no todo el PRO los consideró producto de un trabajo metodológicamente correcto. Pero con esos sondeos en mano, ¿por qué bajar un cambio? Con el resultado de la interna en Salta, a su favor, ¿por qué renunciar a su estrategia?

Según un estudio testigo que, aseguraron, se mostró repetitivo, ella incluso estaría ubicada por encima del propio Macri. En el PRO, y más aún en Juntos por el Cambio, la construcción horizontal impidió que haya un dueño de la mayoría de los votos, como pasó en el Frente de Todos con la figura de Cristina Kirchner. Si es necesario, parricidio.