Mauricio Macri está en camino de volver a ser presidente, esta vez del PRO. El ex jefe de Estado lidera la única lista amarilla, hasta el momento, para dirigir el partido. Para llegar a este resultado, se buscó una síntesis con Patricia Bullrich, aunque la relación entre ellos no es perfecta. Horacio Rodríguez Larreta optó por no competir, pero tampoco respaldará el liderazgo que llevará al espacio a fusionarse con La Libertad Avanza.
Desde el punto de vista legal, el plazo para presentar las listas (o la lista) finalizará a la medianoche de este martes. Sin embargo, hasta ahora, la única propuesta es la de Macri, y una vez que se complete su confección, se elevará a la Junta Electoral Nacional. Si no hay otras postulaciones, deberá esperar diez días para posibles impugnaciones. En caso de no haber objeciones, las nuevas autoridades asumirán sus funciones el 30 de marzo. Sin embargo, si se registran múltiples candidatos, las elecciones internas están programadas para junio.
Macri y Bullrich elaboraron a un acuerdo para evitar la presentación de dos listas, lo que habría debilitado al sector que tiene un fuerte deseo de colaborar con el gobierno. A pesar de la tensa relación entre ellos debido a los acontecimientos durante las elecciones del año pasado y las negociaciones de cargos en el Gabinete en diciembre, los miembros más activos del PRO se embarcaron en la difícil tarea de unificar la representación en una sola lista.
Una fuente de diálogo habitual con las distintas terminales destacó la fórmula Macri – Soledad Martínez para presidir el partido. “Sole” es intendenta de Vicente López, del riñón de los Macri, aunque jugó con una posición neutral en las PASO del año pasado. Su peso territorial fue valorado para su postulación. De llegar a ese lugar, Mauricio ganaría terreno dentro del PRO como presidente, con una vice propia y con Jorge, su primo, en la CABA. En este escenario, Patricia asumiría al frente de la Asamblea partidaria, la máxima autoridad del partido.
Sin embargo, el bullrichismo también quiere ocupar la segunda silla del partido. Damián Arabia, diputado PRO y armador de Bullrich en la campaña del año pasado, apareció como el nombre de este sector para acompañar a Mauricio. El ex presidente no convalida esta opción porque, así como a Patricia, no quiere algunos dirigentes de Macri, y Macri no quiere a algunos de Patricia.
Lo cierto es que una figura tan cercana a los ideales de La Libertad Avanza, como lo es Arabia, podría generar algunos cortocircuitos en la gestión del partido. Con el pacto entre los dos sectores halcones, chocarán dos posiciones diferentes a la hora de abordar la relación con el gobierno.
En el macrismo duro hay dos visiones. Por un lado, la que quiere llegar al gobierno como consecuencia de un reconocimiento por la colaboración brindada desde la oposición dialoguista. Por el otro, la que intenta desgastar al Ejecutivo para forzar su necesidad de convocatoria con una consiguiente envalentonada entrada a la gestión. En esta última está Macri. En la primera, el bullrichismo, que por obvias razones, ya tiene un pie en la Rosada y quiere meter los dedos del segundo.
En el bullrichismo, las aguas no están tranquilas. Internamente, se le planteó a Patricia que, si no logra obtener la vicepresidencia del partido, deberían abandonar el espacio y unirse a las filas de La Libertad Avanza. Aunque esta estrategia es arriesgada, no parece haber tenido eco. Otra opción, en caso de descontento, sería presentar una lista alternativa. Una tercera opción, más pacífica, es la mencionada: ocupar un lugar importante en la estructura organizativa y poner fin a las disputas.
Horacio Rodríguez Larreta ya definió su posición. El ex jefe de Gobierno no respaldará el liderazgo de Macri, pero tampoco propondrá un candidato propio para la cúpula del partido ni buscará competir con él. Se descarta la posibilidad de una lista alternativa. Horacio entiende que el ex presidente y la actual ministra de Seguridad entregarán el partido a Javier Milei, algo con lo que no está de acuerdo. No ve suficiente justificación en la presencia de dirigentes afines al PRO dentro del Gabinete.
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Sin embargo, Larreta no abandonará el partido. Permanecerá como un afiliado más, sosteniendo las mismas ideas que defendió durante la campaña, aunque quede solo. En estas semanas quedó en evidencia la falta de aplicación práctica de las ideas larretistas que, aunque minoritarias, existen dentro del macrismo.
El centro político está en construcción, aunque sin apuro. Larreta moverá sus fichas cuando el panorama se acomode un poco. Aunque por ahora permanecerá dentro del partido, es posible que tome otra decisión más adelante. En la UCR, ocurre algo similar: un sector minoritario ha experimentado en teoría y en la práctica una posición más distante a la de Javier Milei. Este grupo tiene la intención de construir una tercera alternativa que no se alinee ni con la extrema derecha ni con el kirchnerismo. En esa tercera vía, como ya anticipó El Destape, podría entrar Horacio.
Las diferencias internas en el radicalismo se harán evidentes con el posible tratamiento del DNU en la Cámara de Diputados y, seguramente, con la ley ómnibus bis. En el primer caso, podrían sumarse alrededor de once legisladores, si Facundo Manes y Evolución aportan sus referentes. Estos se sumarían a los 99 de Unión por la Patria, los cinco de la izquierda y los dos de Santa Cruz (los senadores votaron en contra del decreto). Además, seis representantes de la Coalición Cívica ya han calificado la herramienta como inconstitucional y están avanzando en una propuesta para privatizar 25 empresas estatales.
En esta cuenta también podrían incluirse los dos diputados socialistas, la referente del GEN, Margarita Stolbizer, y la cordobesa Natalia de la Sota. La clave estará en la posición de los gobernadores. En el Senado, la dos chubutenses se dividieron: la más cercana a Ignacio Torres, Edith Terenzi, votó a favor; mientras que Andrea Cristina votó en contra. En la Cámara Baja, también hay dos legisladores de esa provincia. Alberto Weretilneck, de Río Negro, tiene una banca y en el Senado se sumó al rechazo. Rolando Figueroa, de Neuquén, cuenta con un diputado, y Gustavo Sáenz, de Salta, tiene tres representantes, uno de los cuales dio quórum para tratar la movilidad jubilatoria. Aunque difícil, no es imposible.