El domingo a la noche, en su entusiasta defensa del acuerdo con Javier Milei, Mauricio Macri lanzó otra bomba hacia dentro de la agonizante alianza de Juntos por el Cambio. No conforme con haber apoyado al libertario, el ex presidente acusó de kirchneristas a dos referentes clave del PRO y de la UCR. Los motivos son numerosos, pero la mala relación con ellos es una sola y para nada novedosa.
Mauricio no tardó en hacer campaña por Milei y, durante una entrevista en LN+, no tuvo problemas en echarle la culpa de la derrota de Juntos por el Cambio a Horacio Rodríguez Larreta. No fue directo pero fue bastante preciso. Lo acusó de haber confundido al electorado al presentar, dentro de la alianza, una opción de “continuidad” con el Frente de Todos. Básicamente, le dijo “massista” o, peor, “kirchnerista”.
Gerardo Morales cayó en la volteada. A los dos los señaló por tener vínculos con Sergio Massa y, por lo tanto, serle funcional al candidato de Unión por la Patria. La relación de Macri con el radicalismo es pésima hace tiempo. Desde la conformación misma de Cambiemos, por el 2015. Con Larreta nunca se quisieron pero sí se respetaron, hasta que el ex presidente dejó de hacerlo hace dos años.
En medio de una crisis que se encamina a una ruptura (la duda es en manos de quién), las declaraciones de Macri solamente echaron más leña al fuego. Su juego en favor de Javier Milei, desde hace tiempo, fue considerado el factor fundamental de la derrota. No así el supuesto vínculo entre la fórmula presidencial derrotada en las PASO y el massismo.
"Se agotó Macri", dijo Gerardo Morales antes de ingresar al homenaje a Raúl Alfonsín y los 40 años de democracia. En el acto, confirmó que la UCR no quiere ser mandada por nadie, que tiene vocación de poder y que está muy lejos del libertario. Para el radical, el ex presidente ya no funciona como "usina" de posicionamientos, mostrando la pelea por venir. La conducción de una alianza opositora.
La acusación de Mauricio buscó varias cosas. Por un lado, lavarse de cumplas que le fueron adjudicadas en este tiempo. Por otro, forzar a que los socios rompan la alianza. Pero, sobre todo, la propiedad del concepto del "cambio". Macri quiere ser la cara de la transformación.
Después de la bomba tirada en la pantalla televisiva, Mauricio apareció - hacia adentro - como una figura incapaz de hacer una autocrítica. Si sale bien, es mérito suyo. Si sale mal, culpa de los otros. En el macrismo especulaban con una respuesta de los damnificados para eliminar fantasmas de pactos en las sombras. De eso se los acusó a Macri y Milei.
En el entorno del ex presidente aseguran que no hay un acuerdo de gobierno entre ambos sino un “apoyo político” y que, por eso, Mauricio no debería salir a hacer campaña al lado del candidato. Patricia Bullrich adoptó una posición similar. Pero el ascendente pareciera notarse dentro del armado.
El armado de Milei mostró cuatro voceros, él incluído, en esta etapa de la campaña. El propio postulante a la presidencia, su vice Victoria Villarruel, su potencial Canciller, Diana Mondino y Guillermo Francos, posible titular de la cartera de Interior. Son los nombres que salieron a hablar por el momento.
Cualquier desconfiado podría pensar que se acotaron los micrófonos para no caer en proclamas anti-voto como la propuesta de cortar relaciones con el Vaticano; la renuncia a la paternidad o publicaciones en redes sociales en pleno proceso de enojo, hirientes hacia el espacio libertario.
El espacio de Milei empezó a generar algunos inconvenientes. No solo por la verborragia tuitera nocturna de Lilia Lemoine, o la intención de no pelearse con la comunidad católica al pretender cortar relaciones con el Vaticano. En las últimas horas, a lo discursivo se le sumaron las acciones.
Una inspectora de Tránsito de San Isidro acusó a Alberto Montes, candidato a concejal de La Libertad Avanza, por un hecho que habría ocurrido el 8 de octubre en la base municipal de Boulogne. El episodio fue denunciado en la UFI de género de San Isidro. Según se informó, tocó y golpeó a la mujer.
En el entorno de Macri aseguran que él no pidió nada, por lo que no se debería subestimar a quienes comandan la campaña del libertario, como si fuera una decisión unilateral. “No me condicionaron en nada”, dijo Milei después del pacto con Mauricio y Patricia Bullrich pese a que los comunicadores cercanos al expresidente ya empezaron a configurar el mapa de ministerios M.