En siete días, Fernán Quirós y Soledad Acuña ganaron centralidad en la agenda porteña. El ministro de Salud y su par de Educación son dos de los muchos nombres que tiene anotados Horacio Rodríguez Larreta para intentar garantizar la continuidad PRO en la Capital Federal. La decisión de eliminar la obligatoriedad del barbijo en lugares cerrados y la prohibición del lenguaje inclusivo en las escuelas fueron las dos medidas elegidas para, como si fueran un peldaño más en la larga escalera de la instalación, posicionarse y volcar el discurso hacia una perspectiva más liberal y conservadora.
Ninguna de las dos decisiones, aseguraron en el gobierno porteño, fueron tomadas en base a resultados de focous group. En el caso del libre uso o no uso del barbijo, el anuncio más reciente, se miraron dos cosas. Por un lado, la práctica cotidiana de la ciudadanía. En casi ningún lugar se utiliza el tapabocas, sólo en el transporte público, por lo tanto era una medida lógica. Por otro, un contexto epidemiológico que lo permite.
En el anuncio, el ministro de Salud hizo referencia a la "autonomía de decidir" pero aconsejó utilizar el barbijo en período invernal, no solo por el coronavirus sino por otras enfermedades virales. Si esto es lo aconsejable, por qué no se esperó a la primavera para avanzar con la medida.
Surgen, entonces, dos factores políticos. Por un lado, la instalación de Quirós como una figura visible, con medidas taquilleras y una comunicación digna de rebote nacional. El ministro todavía no decidió si será candidato el año que viene pero su nombre empezó a sonar en 2021, para las legislativas. Si se hubiera postulado, "hoy sería jefe de Gobierno", se dijo en oficinas amarillas. O sea, si hubiera aprovechado el envión, la promoción, el camino para él estaría allanado y podría gestionar la Ciudad por cuatro años a partir del 10 de diciembre de 2023. Pero aún no hay definiciones aunque él forma parte de los sondeos que tiene a todos bastante parejos.
La gestión de la pandemia fue muy utilizada por la Ciudad para avanzar con instalaciones a nivel país. Las 12 conferencias de prensa que Larreta compartió con Alberto Fernández y con Axel Kicillof le permitieron un nivel de instalación importante en las provincias y, en su momento, hasta se sondeó que los anuncios porteños - exclusivos para la CABA - fueron más vistos que los nacionales o bonaerenses. Algo así como un envión y una referencia. La "batalla" por las escuelas abiertas fue otro capítulo en el empuje pandémico - político, aunque no está de más recordar que el gobierno de la CABA acompañó por varios meses la medida. Ahora, la "liberación" de los barbijos.
En un contexto en el que se puso de moda el discurso libertario - aunque las encuestas mostraron cierta decadencia en las opciones políticas -, la "liberación" de los barbijos también provee una interpretación de conveniencia coyuntural pero acotada. Con esta medida, los ciudadanos y ciudadanas podrán elegir qué hacer, será su responsabilidad sin un Estado que ordene determinada acción. Sin embargo, tampoco implicará una desaparición total del Estado porque seguirá el ministerio y también seguirán las recomendaciones. Una especie de movimiento hacia el fomento de las libertades individuales sin descuidar las instituciones. Uno de los ejes opositores para ser el cambio pero dentro del sistema democrático, no anárquico.
De todos modos, el anuncio no fue interpretado como el mayor evento de instalación de un candidato, en este caso Quirós. Ninguna figura tiene una sola posibilidad de llegar al centro de la agenda, por lo tanto será una aparición de varias. Una medida entre muchas otras, un discurso entre muchos otros o, tal vez a futuro, una caminata entre muchas otras. No se trató de un lanzamiento oficial.
El caso de Acuña, ministra de Educación, iría en el mismo carril que el de Quirós. El problema que tienen ambos es que están muy emparentados con las áreas que manejan, encasillados. Por lo tanto, en caso de avanzar en una candidatura, deberían generar autonomía. Acuña se encargó, principalmente, de ser la persona de confrontación, sobre todo con los docentes. Es el ala más combativa que tiene Larreta para mostrar y complacer algunas demandas internas.
La prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas estuvo, a diferencia de los barbijos, más inclinado hacia el conservadurismo. Hacia el mantenimiento de las cosas como son, sin modificaciones. De hecho, hasta generó algunas críticas en simpatizantes libertarios justamente por la regulación estatal, porque el gobierno determina cómo se puede y no se puede hablar.
Por fuera de estos movimientos de candidatos más rezagados, aparecen Jorge Macri, que supo sumarse al equipo de trabajo de Horacio Rodríguez Larreta y le sumó volumen político ante la salida de Diego Santilli. El intendente de Vicente López en uso de licencia, parecería haber abandonado las pretensiones de ir por la gobernación para instalarse como una opción porteña.
María Eugenia Vidal es otra de las cartas barajadas para la continuidad PRO en la CABA. Como el año pasado, su decisión se demorará y todavía no definió nada pero, casi por una cuestión lógica de currículum, podría preferir un cargo nacional en lugar de la cabeza porteña. Finalmente, Patricia Bullrich, hoy contrincante directa de Larreta. Ella, como Vidal, todavía está en carrera por la presidencia pero también fue sondeada por los equipos porteños.