Mauricio Macri volverá a la Argentina después de largas semanas de gira por el mundo. El último destino lo llevó a Europa, donde este domingo habrá elecciones clave en España, una referencia para Juntos por el Cambio a la hora de intentar extrapolar un avance de la derecha y la extrema derecha a la Argentina en la previa a los comicios locales.
En mayo, hubo una sorpresa en las comunidades autónomas y municipios y el PSOE sufrió una derrota mientras que la derecha del Partido Popular y la ultraderecha de Vox ganaron en distintos territorios y tomaron el resultado como una suerte de oposición de la población a la coalición gobernante de Pedro Sánchez. Con estos datos en mano, el presidente decidió adelantar los comicios pactados para diciembre y realizarlos este domingo 23 de julio.
Por el momento, el final se planteó como abierto. Podría darse el escenario de un viraje hacia la derecha conservadora con un triunfo del Partido Popular, o hacia la extrema derecha con la llegada de Vox al gobierno. Pero también, en caso de que el PSOE, junto a SUMAR, ganen, será por un resultado ajustado que demandará un equilibrio extremo en el parlamento.
Una victoria de la derecha sería, claramente, una buena noticia para Juntos por el Cambio que mostró sus vinculaciones con el Partido Popular y que manifestó su intención de extrapolar todo viraje hacia el extremo para ganar impulso camino a los comicios locales pese a los traspiés en varias provincias argentinas.
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En el país, el ex presidente decidió mantenerse distante de los dos "curas que quieren ser Papa" en su espacio, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, si bien quedó más que en evidencia la preferencia por la segunda a la hora de brindarle estructura para catapultar su campaña. Sin embargo, por el momento decidió adoptar la posición de dejar que compitan y que la población elija al mejor, aunque el larretismo no descreyó de un apoyo explícito a su adversaria y el bullrichismo lo esperó en forma subterránea.
El crecimiento de Bullrich la ubicó en un lugar bastante cómodo como para sentir que podría negociar los términos y condiciones de esa banca que, cree, no necesita desesperadamente. Sin embargo, no mostró la fuerza suficiente como para enfrentar al ex presidente que decidió que en Santa Fe su candidato tenía que ser Federico Angelini y no Maximiliano Pullaro, lo que le arrojó una foto de derrota la semana pasada.
La gran incógnita, más allá del apoyo, pasará por el después. Si Juntos por el Cambio llegar a ganar las elecciones en la Argentina, ¿Qué hará Mauricio? ¿se terminará, finalmente, su liderazgo político? ¿dejará de ser una referencia?. En principio, se interpretó que los liderazgos no se reemplazan, no se trasladan ni se heredan, se ganan. Por lo tanto, la batalla final debería ser mano a mano entre el padre y el hijo o la hija. Una vez más. La diferencia es que, en este caso, Macri no sería la descendencia sino el progenitor. Casi como una venganza de la vida.
Por lo tanto, para que otro dirigente de Cambiemos pueda tener ese liderazgo, debería ganarlo. La gente debería dárselo. Sacárselo a Mauricio para dárselo a otro. Y no de una manera diferente. Entonces, de no suceder eso, Macri seguiría siendo la figura cabecera de una alianza que fundó y de un partido que creó de la nada, con sus herederos incluidos.
En caso de quedar fuera del podio del listado de referentes, el ex presidente tendría que optar por nuevos horizontes. Se empezó a rumorear un regreso full a la vida del fútbol, tanto local como internacional dado su rol en la Fundación FIFA. El mundo que lo vio nacer como dirigente y que le sirvió como base para lanzar su carrera política.
En principio, se lo vio compitiendo en un rol protagónico en las elecciones de Boca Juniors, en franca competencia con Juan Román Riquelme, con quien mantiene un enfrentamiento de años. Sin embargo, desde su entorno se aseguró que no hará carrera en el fútbol nacional aunque sí se sostuvo que participará activamente de la campaña en el club de la ribera.
El camino del deporte lo ubicó, según una fuente del macrismo, con la intención de volver a poner en funcionamiento la Super Liga, este órgano autónomo encargado de diseñar y ejecutar los torneos locales con la intención de emular los armados europeos, generar una elite futbolística y votar, entre los más adinerados, el ingreso de las sociedades anónimas deportivas a un mundo de asociaciones civiles sin fines de lucro.
De lograrse, dentro de las múltiples ventanas que abriría el cambio, el lucro pasaría a ser la razón primordial de los clubes y no su función social, de integración en y al barrio del que forma parte. En su momento, esto fracasó en la Argentina, como la Super Liga que duró sólo casi tres años, del 2017 al 2020.
Por el momento, desde el entorno de Macri se aseguró que su objetivo más próximo es que gane Juntos por el Cambio y continuar haciendo la vida que hace actualmente. Mantener su rol de presidente de la Fundación FIFA, meterse de lleno en las elecciones en Boca, seguir con sus actividades por el mundo como hasta el momento y no dejar olvidar que fue el jefe de Estado del país por cuatro años.