Larreta se halconizó y multiplicó los cortocircuitos PRO

Los halcones del PRO se enojaron por la puesta en escena del jefe de Gobierno con ex funcionarios de Mauricio Macri. El mandatario porteño llevó su derechización a la práctica con un anuncio liberal en la Ciudad para retener los votos de la derecha.

10 de agosto, 2022 | 00.05

La foto de Horacio Rodríguez Larreta con referentes en política internacional intentó marcar no sólo cierta cercanía con Mauricio Macri sino una ampliación de su equipo de trabajo hacia el sector halcón del PRO. Una instantánea que se complementó con medidas orientadas a retener o recuperar votos perdidos por derecha, como la quita de planes sociales a quienes no cumplan con la regularidad escolar en la Ciudad. El corrimiento hacia un universo más cómodo para Patricia Bullrich y el ex presidente generó ciertos cortocircuitos que intentaron ser minimizados, sobre todo en el marco de un proceso mucho más amplio que podría terminar, se espera, con un acuerdo entre las partes.

La invitación al evento de política internacional se cursó a todos por igual. Salió de las oficinas de Uspallata, sede del Gobierno porteño, hacia distintos celulares. Un solo párrafo y un renglón, al final, con la aclaración clave. “Horacio va a participar de la reunión, que va a tener difusión pública”. En la notita se adelantó la tenencia de una encuesta con “muchas cuestiones interesantes sobre la inserción de la Argentina en el mundo”. Datos que querían compartir con las personas convocadas para “generar un espacio de diálogo en torno a estos hallazgos”.

Casi 30 personas se acercaron ese lunes, fecha señalada, para conocer los datos de la encuesta. En la foto aparecieron muchos ex funcionarios de Mauricio Macri, algunos muy cercanos a él y que, incluso, compartieron jornadas de trabajo con Bullrich como parte de su “equipo de gobierno”. La instantánea generó especulaciones sobre un posible acercamiento entre el ex presidente y el jefe de Gobierno porteño en el marco de un intento de acuerdo entre ambos. De todos modos, se buscó minimizar la situación adjudicándole la etiqueta de haber sido sólo un encuentro de trabajo.

Pero, por fuera de los límites larretistas, hubo enojo. Si bien en principio se aseguró que en la reunión hubo gente de Bullrich, la realidad es que la foto no cayó simpática. Se la vio como una puesta en escena para generar cierta sensación de vaciamiento de los equipos de la ex ministra de Seguridad macrista. Así, los presentes llegaron casi engañados a conocer datos de un sondeo cualitativo y se encontraron con un comunicado oficial que dio a entender la conformación de un equipo de Larreta. 

En esa línea argumental, no hubo sobre-interpretación del periodismo sino que hubo maldad en las filas porteñas para mostrar un crecimiento en el volumen del equipo del jefe de Gobierno, con la atracción de dirigentes halcones. Una de las virtudes más celebradas en las filas porteñas es la tenencia de un equipo y una estructura frente a la carencia de estos valores en los barrios bullrichistas. Parte de esa supuesta falencia fue la que Macri quiso solucionar “prestando” algunos de sus nombres más cercanos, muchos de los cuales estuvieron con Larreta en la reunión del lunes.

Las invitaciones llegaron desde el Gobierno porteño pero se consideró que ningún macrista podría haber asistido sin el visto bueno del líder. Incluso, por algunas frases recopiladas en el encuentro, la interpretación indicó que el propio expresidente pidió presencias suyas. Otra fuente, con vínculos con los participantes, negó semejante solicitud. 

La foto no quedó en la foto. Se complementó con una acción, esta vez acotada a la gestión de la Ciudad. Larreta, que funciona como un péndulo entre la gobernación y la candidatura, anunció la quita del Programa Ciudadanía Porteña a aquellos beneficiarios que no puedan acreditar la regularidad bimestral, en un 85%, de los menores de su familia al colegio. El anuncio buscó varias cosas. En primer lugar, el título fue forzado. Casi que debatido. Intentó captar no sólo unas de las palabras clave del momento, “planes sociales” (pese a que no funcionaría como tal, sino como un mix entre la AUH y la Tarjeta Alimentar), y mostrar dureza para recuperar el voto de la derecha. Nuevamente, un corrimiento hacia un extremo que pareció percibirse como descuidado.

El impacto fue buscado. Los controles ya existían, son parte intrínseca de una normativa que entró en vigor en 2005, antes de la Era Macri en la Ciudad, pero se habían flexibilizado en la pandemia y la decisión “novedosa” fue la de volver a ponerlos en marcha – en plazos menores de tiempo - para garantizar la asistencia a los colegios y el retorno a los mismos después de la virtualidad.

El Programa consta de dos componentes. Uno, un monto por adulto de $7.200 o $10.800 y un complemento de $5.256 o $7.884 por hijo o hija para familias en situación de pobreza e indigencia, respectivamente. En total, más de 41.000 hogares se encuentran alcanzados, en la actualidad, por esta asistencia de parte del Estado, unas 100.000 personas y más de 23.000 menores. El dinero, cobrado mediante tarjeta en transferencia directa, está orientado sólo a su uso en comercios adheridos para alimentos, limpieza, higiene y productos escolares.

Según anunció Larreta, se cruzarán los datos de regularidad escolar con los de beneficiarios activos. En caso de haber una irregularidad en el cumplimiento de los compromisos asumidos por las familias, habrá una notificación y un abordaje del caos en distintas instancias. Si a los tres meses de iniciado el proceso no hubo una regularización en la asistencia al colegio, se dará de baja el componente adicional (los cinco mil o siete mil pesos por hijo) y a los seis meses, de no cambiar la situación, se suspenderá el Programa del hogar (los 7.000 o 10.000 pesos).

Por la existencia de esas instancias, no habría una quita inmediata de la asistencia sino todo un procedimiento para garantizar el retorno a los colegios porque, se explicó, la medida no tiene espíritu recaudatorio ni sancionatorio. El jefe de Gobierno señaló, en su anuncio, que el 30% de los alumnos de la Ciudad tuvo más de cinco faltas en el último mes, pero ese porcentaje no corresponde en su totalidad a beneficiarios del Programa. O sea, no es el 30% de alumnos alcanzados por Ciudadanía Porteña, por lo tanto, el número de “ahorro” se reduce. Pero se buscó el impacto. Se buscó el título, su difusión, el ajuste. Se buscó el corrimiento hacia la derecha. 

Incluso, en esa conferencia de prensa Larreta también aprovechó para referirse al juicio contra Cristina Kirchner conocido como Obra Pública. Sostuvo, en línea con los halcones, que las pruebas presentadas por el fiscal y jugador de fútbol, Diego Luciani, “son contundentes” y que el material presentado por la vicepresidenta (donde se muestra la relación del funcionario judicial con uno de los magistrados del juicio e incluso con Macri) tuvo el objetivo de confundir y “sacar el foco” de las verdaderas cuestiones.

Esa línea fue la que adoptó el larretismo desde que se conocieron las fotos del fulbito en Los Abrojos. Sin embargo, el sector paloma tiene una postura que podría chocar con los halcones pero convivir con este libreto: para ser serios y tener un avance como país, es necesario frenar con las automáticas denuncias penales contra ex presidentes pero, en este caso, las pruebas “aparentemente son muy contundentes”.

Todos estos movimientos empezaron a acorralar, o a generar la sensación de acorralamiento, al armado más combativo del PRO. Una posición claramente orientada a retener al núcleo duro detrás de un postulante presuntamente más moderado que, a fin de cuentas, comenzó su intento de conformar un equipo que pueda contener a todos, a los más duros y los más blandos, con guiños hacia los liberales y la estrategia, ya gastada, de confrontar con Cristina Kirchner.