El Gobierno porteño abandonó su postura dialoguista para confrontar directamente con la gestión de Alberto Fernández por las medidas adoptadas contra la pandemia del coronavirus. El mandatario distrital hablará este jueves al mediodía para sentar posición. De todos modos, después del anuncio calificaron los decisiones como una "intervención de la Ciudad". Además, en la mañana del miércoles firmaron un decreto para declarar esencial a los trabajadores de la educación y están en contra del retorno de las clases virtuales y también, en un momento de bronca, calificaron como "inconstitucional" la decisión de poner a las fuerzas federales a controlar el cumplimiento de las normas. En medio de la vorágine, también desde el Gobierno porteño aseguraron que la declaración de esencialidad no alcanza para revertir la disposición de Nación. Sostuvieron que pensaron el decreto local para otro tipo de limitaciones, sólo para garantizar el transporte público a los docentes, pero que "no sirve" para esta situación.
Cuando Nación delegó responsabilidades en las provincias y la Ciudad, la situación se complicó. Adoptar restricciones más duras es algo con lo que Juntos por el Cambio no está del todo de acuerdo que, en un comunicado que firmó el propio Horacio Rodríguez Larreta, exigió mantener la mayor normalidad posible en un contexto completamente anormal. Ahora, con condiciones, había aceptado nuevas decisiones para contener los dramáticos números pero se cortó el puente de los buenos tratos. No esperaban el anuncio en torno a la educación. Habían pensado que se dispondrían medidas para "esenciales y no esenciales", algo que quedó fuera del tablero cuando el presidente fue claro: en el AMBA volverán las clases virtuales por dos semanas a partir del lunes.
En la calle Uspallata cayeron muy mal las posturas de algunos funcionarios oficialistas y una afichada contra Larreta que adjudican al Frente de Todos. Con los nuevos anuncios, el destino de los cuidados porteños fue delineado por el presidente y desde la oposición buscaron atacar al acusar cierta "improvisación" de las autoridades a la hora de tomar decisiones.
En la zona del AMBA, se restringieron actividades recreativas y se limitó la circulación nocturna a partir de las 20 h hasta las 6 desde el viernes. Además, desde el próximo lunes las clases volverán a ser virtuales hasta el 30 de abril, algo en lo que la Ciudad está en completo desacuerdo. El mensaje no estuvo exento de lecturas entre líneas para el territorio porteño. Ante la negación de Larreta, Alberto dijo que él mismo cuidará de los ciudadanos.
El primero en salir a rechazar las medidas fue Eduardo Macchiavelli, secretario general del PRO nacional y secretario de Ambiente porteño, quien se preguntó: "En qué quedamos? La improvisación como norma. La educación de los chicos es esencial, ahora y siempre", acompañado de un tuit del Ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, publicado cuatro horas antes del anuncio. En él, el funcionario aseguró que se presentó una propuesta "para administrar la presencialidad en aquellas áreas donde la situación epidemiológica se agudice". El ministro había defendido la presencialidad como norma nacional, algo que se mantendrá porque las nuevas decisiones competen al AMBA y a las provincias que adhieran.
También se plegó la presidenta del PRO nacional, la del discurso más confrontativo, Patricia Bullrich. "Decide en contra de los que trabajan, de los padres que llevan sus hijos a la escuela, de los comercios que se funden. Decide por los que tienen la vida resuelta contra los que trabajan. Esa es la grieta que usted ha generado. Ganó la oligarquía de los burócratas", dijo en redes sociales.
La cosa no venía calma. Diego Santilli se enojó con Nación, dijeron cerca suyo, por la postura que adoptó el oficialismo frente a Larreta cuando la responsabilidad de restricciones más fuertes había sido delegada a todos los gobernadores. El caso de la Ciudad es particular porque está íntimamente ligada al destino del conurbano bonaerense y porque esta semana rompió el techo de los tres mil casos diarios, pese a que desde el Gobierno porteño miran factores como la ocupación de camas - que ya se alertó están colapsadas - y la campaña de vacunación. Ante esa negativa, el Gobierno adoptó medidas.
"La falta de autocrítica del Gobierno Nacional ya está generando una nueva cepa en la gente: la de la bronca y la incertidumbre. Sus peleas políticas son irresponsables y peligrosas para todos los argentinos. Responsable es testear y vacunar como hace la Ciudad", posteó en sus redes sociales el vicejefe de Gobierno y potencial candidato de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires.
De este modo, Santilli ya había abandonado el tono amistoso para confrontar directamente con la administración nacional a la cual criticó por "falta de autocrítica" y puso a la Ciudad como ejemplo de gestión de la pandemia. "Se enojó un poquito por todos los embates hacia Horacio", dijeron cerca del funcionario. Otra fuente del Gobierno porteño aseguró que "Diego responde a una jornada de provocaciones e insultos explícitos del gobierno" nacional.
Para la Ciudad, el martes se sumaron varios factores que hicieron estallar los humores: en primer lugar, un tuit de la diputada Fernanda Vallejos en el que se pidieron más medidas para frenar la escalada de casos y se alertó que "parece que Larreta hasta que no se muera la mitad de la Argentina no va a “aceptar restricciones”". Eso generó el cruce de varios colegas en el Congreso de la nación.
A la publicación de Vallejos le adhirieron los dichos del ministro del Interior, Eduardo De Pedro, en TN. El funcionario pidió que "no seamos irresponsables porque podemos llegar a generar una cepa nueva: la cepa Buenos Aires, la cepa Caballito. Seamos responsables, porque donde el virus circula con más velocidad, se fortalece". Además, lamentó que "terminan sobresaliendo las voces de Macri y Bullrich, que tienen una lógica de hacer daño más que de colaborar".
Para el Gobierno porteño, De Pedro tiene que salir a tender puentes y no a romperlos porque es difícil volver a negociar y dialogar con un sector que los confronta directamente, según dijeron. A esos dos episodios le sumaron una afichada que se pudo ver el martes en las calles porteñas: "Larreta no nos cuida. La Ciudad que recibe más vacunas por habitante no las aplica. Vacunación ya", decían los carteles firmados por Primero la Patria. Esto fue adjudicado directamente al Frente de Todos porque, dijeron, las personas que los pegaron fueron las mismas que colocaron panfletos de campaña en 2019.
Por todos esos factores, desde la Ciudad aseguraron que no adoptaron un discurso duro, al estilo de Patricia Bullrich, sino que es el propio Gobierno el que avanzó con una postura más confrontativa. En las negociaciones por restricciones, la nación y la provincia se toparon con la intransigencia porteña de no querer aplicar nuevas medidas para no afectar la actividad gastronómica.
Varios dirigentes de Cambiemos salieron a defender a Larreta, incluida su contrincante directa, Patricia Bullrich. Sin embargo, pese a la posición negativa a tomar decisiones más drásticas explicitada la semana pasada, el miércoles Juntos por el Cambio se manifestó a favor de nuevas restricciones pero con condiciones: la escuela, el trabajo, las "libertades fundamentales" y criticaron la campaña de vacunación al igual que la falta de recursos estatales para ayudar a los que más lo necesitan.