Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau afianzaron, año a año, una relación política que derivó en un gobierno de coalición en la Ciudad. El acercamiento, cada vez más consolidado, se terminará de plasmar con la asunción de figuras del radicalismo porteño en el Gabinete de la CABA pero no será gratuito a nivel nacional. La UCR comenzó a mirar con malos ojos al senador con pretensiones para el 2023 y consideró que el vínculo entre ambos dirigentes terminará en una suerte de intervención del PRO sobre el partido centenario. Por el momento, sin fecha de asunción, desde el lousteauismo eligieron el llamado a la responsabilidad de sus compañeros de espacio y apostaron a ocupar cada vez más cargos de gestión.
Los nombres que desembarcarán en el Gabinete porteño son los de los legisladores Leandro Halperín, Ariel Palma, Inés Gorbea y Juan Nosiglia pero también incluiría una figura del espacio del diputado nacional Facundo Suárez Lastra. El acuerdo se selló antes de las PASO, negociación en la que consiguieron la unidad mayoritaria bajo la lista de María Eugenia Vidal y que, después de las internas, logró volver a unir al radicalismo de Loustau y de Adolfo Rubinstein.
Los nuevos miembros del Gabinete ocuparán lugares, en su mayoría, en los que ya tengan experiencia o formación. Por ejemplo, Nosiglia suena para Deportes y al espacio también le interesa poner un pie en Ambiente. En tanto, Halperín ya se desempeñó como Subsecretario de Vinculación Ciudadana con la Seguridad en el Ministerio de Justicia y Seguridad de la CABA, por lo que ocuparía un puesto en la misma cartera que, en principio, no sufriría modificaciones.
Entre los acuerdos electorales, Larreta acordó la llegada de Vidal a cargos ejecutivos. Emmanuel Ferrario será el nuevo Diego Santilli en la Legislatura y segundo en la línea de sucesión pero sin un cargo en el Gabinete. Quien sí lo iba a tener es Gustavo Ferrari, barajado para ocupar el Ministerio de Justicia después de la reforma de la Ley de Ministerios, necesaria para escindir esa cartera de la de Seguridad. Finalmente, eso no sucederá. Ferrari optó por no ocupar cargos públicos hasta el 2023 para seguir como asesor jurídico de Larreta con la mira puesta en un presunto gobierno nacional. Por el momento, el vidalismo no acordó un nombre nuevo a modo de trueque pero no descartaron algún acuerdo a futuro.
Con estos cambios, el sector de Martín Lousteau apostó a la necesidad de acompañar al Gobierno PRO desde la gestión, saliendo del cinturón de la Legislatura. El espacio tiene una vocación ejecutiva para la Ciudad y para el país, siempre con el senador a la cabeza para intentar ocupar la silla de jefe de Gobierno o Presidente de la Nación, por lo que este paso será uno más en ese camino.
El resto del radicalismo, en tanto, no miró con buenos ojos el acercamiento de Lousteau y Larreta. Les molestó la gira de campaña hecha en La Pampa y Chubut, días antes de las elecciones, e incluso deslizaron que el jefe de Gobierno tiene la intención de intervenir la UCR. Para el bando del senador, en cambio, los opositores a su jefe político no están enojados, están celosos de una relación que no es de amistad sino de coalición. Incluso, un dirigente acusó que los referentes que no criticaron a Mauricio Macri y que le pidieron un lugar en la lista a Larreta no pueden criticar un acuerdo a puertas abiertas.
La puja tendrá su frutilla del postre cuando la UCR elija al nuevo presidente del Comité, algo que podría suceder en marzo. Para el lousteauismo, su jefe político es el indicado porque no tiene responsabilidad de gestión y, por lo tanto, no posee ataduras que lo obliguen a mantener una relación de diálogo, consenso y acuerdos con el Gobierno nacional. Un mensaje para Gerardo Morales.
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Llega Macri
Como anticipó El Destape, Jorge Macri se prepara para desembarcar en el gabinete de la Ciudad como ministro coordinador de la CABA y el conurbano bonaerense. A horas del "ok" final, el intendente de Vicente López se quedaría con la gestión del CEAMSE, el ACUMAR y el Mercado Central con deseos de ampliarse a transporte y seguridad.
La jugada servirá, más que nada, para afianzar la carrera electoral por la gobernación de Buenos Aires. El rol le permitirá articular con intendentes de todos los signos políticos, en principio del conurbano pero con la intención de extenderse hacia el interior, para tejer alianzas camino al 2023. Incluso, Macri también podría elegir ser candidato en la Capital Federal sin sufrir el estigma de bonaerense, ya que tendría un pie en cada distrito.
De momento, la mudanza no implicaría una intención de eludir la ley vidalista que prohíbe la rereelección de intendentes. Según dijeron en Vicente López, Macri no tiene intenciones de presentarse nuevamente porque es momento de darle un aire nuevo a la gestión. Por eso, apostó fuerte por Soledad Martínez, que lo reemplazará durante su licencia, una figura a la que conoce hace mucho tiempo y también tiene un perfil propio.