La cocina de la unidad radical no estuvo en el Comité Nacional sino puertas afuera, durante tres días en las oficinas de Daniel Angelici en las calles Carlos Pellegrini y Córdoba, en el centro porteño. Gerardo Morales y Martín Lousteau se sentaron a resolver diferencias para dejar atrás la anécdota de los vasos voladores de hace dos semanas. Después de una mañana de negociaciones intensas, que se extendieron hasta mitad de la tarde del viernes, lograron concretar una lista de consenso que arrojó varios mensajes hacia dentro de la UCR, hacia la alianza de Juntos por el Cambio y hacia el Gobierno. Ahora, el espacio centenario enfrentará la trabajosa tarea de reunificar el bloque quebrado en Diputados, pero también la de hacer valer su peso dentro del mundo opositor para intentar ser cabeza del proyecto político en 2023.
El plenario de delegados, convocado para el mediodía, arrancó recién a las 16:30 cuando ya se habían negociado todos los puntos posibles. Evolución pudo quedarse con un gran porcentaje de sillas en la mesa de decisión, seis de quince, y cedió en su postura rupturista en el Congreso. Después de quedarse sin la vicepresidencia del Senado pero con un cargo igual dentro del listado de autoridades de la UCR, Lousteau logró mantener su participación dentro de la mesa nacional de Juntos por el Cambio pero se comprometió, al igual que sus contrincantes, a entablar una discusión por los bloques e interbloques de Diputados para que al menos uno de los dos espacios sea encabezado por su tribu.
La paz sellada con la unidad del Comité podría alterarse un rato durante la discusión centrada en el parlamento. A lo largo de la extensa jornada se planteó que buscarán respetar las autoridades actuales pero con mayor apertura para que participen otros diputados. O sea, Mario Negri seguiría al frente pero habría otros espacios de representación. Morales le dijo a Clarín que Rodrigo de Loredo podría ser la nueva cara de la alianza en la Cámara, espacio en el que también sonó Cristian Ritondo. Sin embargo, cerca de Gerardo Morales sostuvieron que está firme el compromiso para reunificar los bloques, de ambos bandos, y que se tomarán hasta marzo para poder arribar a una solución.
La ruptura dentro de Diputados generó bastante malestar. Luis Naidenoff, senador y delegado por Formosa, fue el encargado de leer la lista de unidad del Comité pero también la proclama para la unificación en la Cámara. Se remarcó la necesidad de que los que se retiraron vuelvan al espacio originario del partido. O sea, un pedido dirigido a Evolución. Esto fue aprobado en el plenario y fue el mensaje hacia adentro. Sin embargo, el hecho de haberse quedado la vice del Comité y el levantamiento de la figura de De Loredo fueron interpretados como una victoria dentro del espacio rupturista.
Esa proclama fue aprobada entre los 86 delegados titulares presentes y ocho suplentes que comenzaron a llegar a la sede porteña del Comité Nacional cerca del mediodía. Convocados para las doce, tuvieron casi dos horas para acreditarse y mostraron casi asistencia perfecta. Ajustados de espacio, sin ventilación y con varias personas sin barbijo, los radicales aplaudieron a la conducción saliente. En su discurso de despedida, Alfredo Cornejo reforzó la necesidad de mantener la unidad de Juntos por el Cambio pero con mayor nivel de protagonismo radical después de la experiencia del 2015. Morales coincidió con él y llegó a decir que el Gobierno de Cambiemos fue más un Gobierno del PRO que de coalición pero, dijeron ambos, en los dos últimos años el partido centenario ganó peso y fue decisivo en las elecciones. Sin ir más lejos, el jujeño planteó que los comicios bonaerenses hubieran sido más holgados si Facundo Manes encabezaba la lista o que el neurocientífico podría haberle ganado la PASO al macrismo si la campaña duraba dos semanas más. Contrafáctico pero con un claro lineamiento: el radicalismo no tiene la intención de ser el furgón de cola de la alianza y podría convertirse en un problema para el PRO. Un mensaje hacia la alianza.
Después de despedir a Cornejo, los delegados aprobaron una mesa de conducción transitoria, una comisión de Poderes para ordenar delegados y sometieron la única lista partidaria a votación. A mano alzada, confirmaron la conducción de Morales, la vicepresidencia primera de María Luisa Storani y la vicepresidencia segunda de Lousteau. Esa nómina fue producto del trabajo de Cornejo que, transitando por la ancha avenida del medio, quiso sentar a todos los sectores a dialogar. El acuerdo por Diputados, circuló el viernes, fue una jugada exclusiva del hombre del norte. Todos quisieron adjudicarse una victoria.
Con la tranquilidad de haber dejado atrás los vasos que "levitan" durante discusiones calientes, como bromeó Morales empapado de transpiración después de su asunción, la UCR planificó el camino a futuro. El mensaje del jujeño se escuchó adentro pero también afuera mediante una pantalla con parlantes para que los militantes radicales pudieran seguir el acto. Muchos de ellos viajaron directo desde la provincia del norte y hasta hubo espacio para un pequeño show musical típico al final de la jornada. Uno de los ejes más importantes fue la conformación de un plan de Gobierno, tarea que afrontarán en 2022 y 2023 con espíritu federal centrado en el desarrollo y la producción, conceptos en los que el radicalismo, dijo su jefe, deberá aportar en forma moderna.
Ese plan se escribirá en conjunto con el resto de los aliados de Cambiemos, a quienes convocarán. Morales, de hecho, adelantó que hablará con Horacio Rodríguez Larreta, con quien se enfrentó durante las internas de este año. Probablemente el encuentro sea la semana próxima con un factor común, todavía ambos son potenciales candidatos presidenciales. Pero la idea será, como con el Comité, sentarse a dialogar y buscar consensos que le den un lugar igualitario al PRO y a la UCR. Para no generar suspicacias, el hombre del norte aclaró que no tendrán la intención de ser los dueños de la coalición pero sí querrán hacer valer sus acciones. Una disputa a futuro.
Pero también hubo un mensaje hacia el Gobierno del Frente de Todos. Morales inauguró su conducción con un duro discurso hacia el oficialismo que, interpretó, tiene que aceptar la derrota electoral y lanzó con dureza que "los que se tienen que despabilar son ellos, no he visto un Gobierno más inútil que este", sostuvo. Para el gobernador, el peronismo "volvió peor", no escucha, es ineficaz e ineficiente pero reconoció cierta responsabilidad en la oposición. No por palos en la rueda sino por haber cometido los errores que derivaron en la victoria del FdT en 2019. Por eso, marcó la intención de que JxC vuelva a ocupar la Casa Rosada y, de ser posible, con un radical.