La oposición dialoguista contribuyó a dilatar las pretensiones de éxito del gobierno y empezó a proponer una agenda parlamentaria propia, en sintonía con las demandas de Unión por la Patria, inaugurando una etapa de incomodidad para el oficialismo. En el Senado, los ex Juntos por el Cambio propusieron y analizan las modificaciones a los paquetes de leyes enviados por el Poder Ejecutivo, mientras que en Diputados avanzaron con propuestas educativas en medio de una jornada de paro nacional docente.
En la UCR, así como en el PRO, hay iniciativas para declarar la educación como servicio esencial para garantizar guardias que permitan la continuidad de las clases aún en días de lucha sindical. Pero ese debate, que algunos agitan cada vez que los maestros y profesores deciden un paro, quedará para después, una vez resuelta la discusión del presupuesto universitario.
Pese a las coincidencias con Unión por la Patria, otra vez se firmaron varios dictámenes, en este caso cuatro, en el plenario de comisiones de Educación y Presupuesto. El de la UCR, que tuvo el acompañamiento de los aliados de Hacemos Coalición Federal, Coalición Cívica e Innovación Federal, propone una actualización de las partidas presupuestarias al 1 de enero de 2024 en función de la inflación del año 2023, y un aumento bimestral desde esa fecha por IPC.
La iniciativa establece, a su vez, que el aporte del Estado nacional para las instituciones de educación superior universitaria de gestión estatal se distribuirá en función del número de estudiantes ingresantes y alumnos en cada institución, el tipo de carrera ofrecida y su área de formación, entre otros factores. La Auditoría General de la Nación (AGN) realizará las auditorias.
Los acompañamientos a este dictamen forman parte de un apoyo inter bloque entre los distintos espacios que, matemáticamente, no aportan más que Unión por la Patria pero ayudaron a la UCR a negociar con el gobierno y ponerle los “límites” que ellos consideraron necesarios y posibles durante el tratamiento de la ley Bases.
El gobierno ya anticipó que no habrá una convocatoria a la paritaria nacional docente y, como también analizó una fuente con conocimiento de la materia dentro del PRO, señaló que cada provincia debería hacerse cargo de financiar la prestación ajustando los gastos en otro sector. Esto es lo que generó el corte del Fondo Nacional de Incentivo Docente y la intención de no volver a otorgarlo. En la UCR la posición no es compartida. Desde una banca especializada en la materia se leyó que, tal vez, el FONID puede no ser la mejor herramienta pero no debería cortarse hasta que se establezca un reemplazo.
Del otro lado del pasillo, la oposición dialoguista frenó la agenda del gobierno. Así como rechazó el DNU 70/2023, complejizó el tratamiento de la ley Bases y el pacto fiscal, dilatando – al menos un mes – los plazos propuestos por Javier Milei en la apertura de sesiones ordinarias.
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La UCR es la que encabezó la cruzada porque fue el espacio que aportó votos negativos contra el decreto y porque su líder está posicionándose como un referente de la oposición. Entre las objeciones a estos proyectos están la reforma del Estado que permite fusionar o disolver organismos públicos, el partido centenario quiere discutir más entes salvables.
Respecto a los fondos fiduciarios, quieren sostener el del gas, el de transporte eléctrico y la ganadería ovina. También quieren salvaguardar a algunos trabajadores del Estado en la reforma del empleo público; mayor protagonismo para gobernadores a la hora de discutir obra pública; una nueva avanzada sobre las cuotas sindicales, establecidas por reforma laboral, para que requieran consentimiento previo; una suerte de RIGI para las Pymes y la garantía del abastecimiento interno de hidrocarburos, entre otros.
“Recién ayer el oficialismo acercó todos los planteos había tomado en cuenta”, sostuvo una fuente de la Cámara Alta. “Ahora estamos viéndolos” y analizándolos, lo que postergó la chance de acompañar cualquier dictamen. Las objeciones llegaron de todos los bloques que no son Unión por la Patria, incluso desde el propio PRO.
Mauricio Macri, que reapareció con una reunión de mesa chica para reforzar la necesidad de que el PRO mantenga su identidad y no piense en una fusión con La Libertad Avanza, quiere que los proyectos salgan aprobados del Congreso porque Milei necesita, como todo gobierno nuevo, sus primeras herramientas. El ex presidente ya expresó su opinión y, según contó una fuente con conocimiento de las dinámicas internas, no coincidió con la de Guadalupe Tagliaferri, la senadora amarilla larretista que se atrevió a cuestionar algunos puntos de las leyes.
Horacio Rodríguez Larreta, de bajo perfil pero no alejado de la discusión política, habla con distintos dirigentes, más o menos cercanos a su punto de vista. El ex jefe de Gobierno porteño encontró, hasta ahora y por lo bajo, que muchos mostraron más coincidencias con él que con los halcones, aunque públicamente parezcan plantear lo contrario. En el caso de Tagliaferri, mantienen diálogo y el porteño le marcó su punto de vista pero no le indicó qué hacer o qué no.
La senadora tuvo un planteo público claro desde el comienzo, muy similar al del ex jefe de Gobierno. Para ella, el Ejecutivo tiene que tener las herramientas pero, en su rol de legisladora de la oposición – no del oficialismo -, también sostuvo la necesidad de plantear incomprensiones o diferencias con las iniciativas.
Larreta está de acuerdo con que, sea este u otro gobierno, Milei tenga los instrumentos que le permitan sostener una gobernabilidad en el inicio de la gestión. Pero, además, reconoce que la ley Bases y el pacto fiscal pasaron de ómnibus a fitito, con modificaciones en cantidad y de forma, por lo tanto la iniciativa será más de otros que de la Casa Rosada.
Horacio no comparte la mirada de este gobierno pero, aún así, también entiende que, a meses de haber iniciado, necesita de un empujón inicial para arrancar con el plan de gestión. Como otros, aunque con matices en la intensidad, marcando distancias u objetando lo que quiera objetar desde el lugar que ocupa.
Larreta se mantuvo dentro del PRO pero su visión, de momento, está un tanto oculta. La grieta interna pasó a ser entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich que, con distancias en la profundidad del acompañamiento, quieren colaborar con el gobierno de Milei. La línea del ex presidente es clara, mantener la identidad del partido, ayudando a la gestión pero no siendo parte de ella aunque, tal vez, con una coalición electoral a futuro, una discusión que por ahora no quieren hacer pública.