Desfiles de posibles fórmulas cruzadas. Con nada cerrado pero mucho conversado, en Juntos por el Cambio empezó a circular la opción, cada vez con más consenso, de dejar conformes a todos y mezclar amarillos y boina blanca en una misma boleta presidencial. Algunos la ven como un camino posible, otros como el único viable para que nadie se sienta ninguneado por el otro, como ya pasó en 2015. Todo eso siempre y cuando existan las PASO. Una suspensión cambiaría el escenario y la alianza empezó a buscar opciones alternativas para saltear la dificultad de, en caso de stand by de las primarias, evitar volar por los aires.
En las últimas semanas hubo fotos de todo tipo. Muchos posibles candidatos a presidente junto a posibles candidatos a vicepresidente. Cerca de un gobernador radical, más allá de los puzzles fotográficos, aseguró que las fórmulas no podrán no ser cruzadas, cerrándole la puerta a boletas puras. Básicamente, por el hecho de garantizar y asegurar la presencia, en igualdad de condiciones, de los socios.
Hasta ahora, la que dejó su opción más en claro fue Patricia Bullrich que se mostró varias veces con el senador Alfredo Cornejo pero en la última mostró una imagen de campaña clara. Abrazados frente al auditorio, la titular del PRO aseguró, el 16 de septiembre, que ninguno de los dos va "a dejar de luchar" y que ambos generarán "las condiciones para que tengamos un cambio profundo, con carácter, valentía y decisión que vamos a recordar por siempre".
Horacio Rodríguez Larreta, por su parte, volvió a tener su foto mano a mano (con apretón incluído) con Gustavo Valdés, gobernador de Corrientes. Fue el viernes, en esa provincia, en la previa a la Cumbre Mundial de Alcaldes de C40, que se realizará entre el 19 y 21 de octubre en la ciudad de Buenos Aires. El mandatario radical es uno de los tres nombres sondeados por el jefe de Gobierno para acompañarlo en la boleta. Los otros dos son Gerardo Morales, con quien compartió varios escenarios, y Carolina Losada, legisladora nacional por Santa Fe que se ganó un mano a mano con el porteño y con Mauricio Macri.
Entre los dos nombres PRO lanzados para la presidencia, una diferencia sustancial. Ambos creen que las fórmulas deben ser cruzadas y que un gobierno de coalición debería garantizar cierta igualdad. Pero Bullrich ya parece haber elegido a su compañero y Larreta optó por dejarlo en suspenso. No porque no tenga preferencias sino porque el partido radical debería ser el encargado de señalar el nombre. Esa definición le corresponde a la Convención y el jefe de Gobierno quiso mostrarse como un respetuoso de los mecanismos internos de la fuerza aliada.
Las fórmulas cruzadas, que todavía no destronaron la posibilidad de la pureza, implicarían algo central: ninguno de los dos partidos, ni el PRO ni la UCR, lograrían tener un único candidato presidencial o vicepresidencial, dependiendo el orden. De ser ese el caso, al menos habría dos de cada uno. Eso tiraría por la borda las especulaciones previas. Tanto en el radicalismo como en el macrismo se barajó, con cierta fuerza, que habría bajas, acuerdos para unificar. Por un lado, que Facundo Manes o Gerardo Morales desistirían de sus pretensiones para apoyar al otro, supuestamente mejor ubicado. Por otro, la creencia fuerte de que Bullrich acordaría con Larreta y no se lanzaría a la carrera electoral, como ocurrió en las legislativas del año pasado.
Pero, hoy por hoy, nadie se baja. Bullrich no tiene nada que perder, es su oportunidad dorada y generó buen vínculo territorial, por lo que mide bien. Larreta no tiene plan B, está contento con su armado, logró fotos numerosas y está cómodo con las encuestas. Manes quiere ser la renovación y encontró una veta poco explotada, la de la moderación. Morales, con historia, gestión y federalismo sobre la espalda, también sigue en carrera. Aunque, de los cuatro, es el que más suena para ser vice.
La posibilidad de mezclar a ambos partidos sigue en construcción, no está cerrada pero fue ganando espacio. Todos se juntaron con todos, casi como un reality show electoral. Ese cruce, para algunos, podría ser un problema, básicamente a la hora de generar una diferencia con la otra opción. Es mucho más fácil contrastar una boleta 100% radical con una 100% PRO que dos listas como ambas fuerzas incluidas.
A ese trabajo de definición se le sumará otro, en caso de avanzar, que es la elección interna sin PASO. En 2015 hubo una primaria presidencial ficticia, porque Macri era el claro ganador. En 2019, acorralado por los números, no gustó de la herramienta pero la experiencia del año pasado le mostró sus beneficios. No solo por el ordenamiento sino también por la adhesión de más votos que podrían no haber llegado a JxC de no haber tenido opciones. Una disputa más atractiva que otras ya resueltas. De hecho, uno de los grandes argumentos a favor indica que en 2021 no se hubiera ganado Buenos Aires si no hubiera existido la batalla entre Manes y Diego Santilli.
La ausencia de las PASO ya había sido debatida en reuniones dirigenciales este año, pero enfocados en la situación de las provincias que no cuentan con el instrumento. Ahora, el tema llegó a la esfera nacional y Macri ya adelantó la posibilidad de una interna propia para evitar señalar con el dedo. Hay quienes piensan que las Primarias benefician al oficialismo porque les marca si van o no por el rumbo correcto y les da la chance de corregirlo en caso de ser el errado. Pero también son la puerta para evitar dejar heridos del desorden. De no existir en 2023, la alianza debería optar por uno y no sería tarea sencilla.
En ese escenario, la continuidad de Manes fue puesta en duda en reiteradas ocasiones. En la coalición se sintió la sospecha de una ruptura en caso de no tener lugar. En el círculo del neurocientífico se negó semejante acción y en otras esferas dudaron de la valentía aventurera de abandonar un espacio importante y, en caso de hacerlo, los pocos nombres que se llevaría con él.
También se analizó que a Larreta la suspensión de las PASO no le generaría un problema porque aglutinaria a todos detrás suyo. Eso, siempre y cuando, sea el elegido por la lapicera. Hay quienes confían en que con los números actuales, de las encuestas propias, sería la opción más lógica. Pero el clima no se mostró calmo para una situación semejante. Nada de eso se definirá ahora y todos batallarán a favor de las Primarias.