Patricia Bullrich buscó lavar su responsabilidad por la difusión de una imagen de Mauricio Macri recién levantado para participar de un zoom partidario de Juntos por el Cambio. Aseguró que fue "un error involuntario de alguien del equipo de prensa, no le doy otra categoría de esa". Sin embargo, según pudo saber El Destape, las capturas de pantalla no sólo llegaron al grupo de Whatsapp de los voceros de los dirigentes cambiemitas sino también a los teléfonos de algunos periodistas y el remitente fue la presidenta del PRO.
Las especulaciones fueron muchas. Dos de ellas, las más obvias pero fácilmente descartables, indican que no se dio cuenta o que quiso vengarse por una suerte de disputa interna por las vacunas. Ella está a favor de que cualquier privado las pueda comprar y los dirigentes de su espacio le explicaron que no. Sin embargo, es poco probable que Bullrich no haya notado el error de enviar las fotos y, menos probable aún, que haya buscado dejar mal parado a Macri. Ellos dos funcionan en un tándem que, ahora, también lo tiene a Miguel Ángel Pichetto como el ala dura de Cambiemos, necesaria pero peligrosa.
Otra de las respuestas posibles a la pregunta de por qué lo hizo está vinculada al "tirapiedrismo" de Patricia. Ese discurso radicalizado acompañado de movimientos bruscos dentro y fuera del espacio. Bullrich disputa una interna con Horacio Rodríguez Larreta y, según reveló el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, quiere ser candidata a presidenta en 2023, como el actual jefe de Gobierno porteño. De todos modos, cerca del entorno del hombre de la Capital Federal, confían en llegar a un acuerdo pero aseguran que cualquier interna que genere una contienda real dará más volumen al postulante. Sin embargo, advierten que este año deberá definir si jugará para ir al Congreso, tal vez como jefa de bloque, y dejar de ser la presidenta del partido o quedarse en ese lugar que le dió proyección nacional y avanzar recién en dos años.
Con eso como trasfondo, algunos interpretan que, en una suerte de movimiento atolondrado, sacó las capturas y las envió a ciertos celulares para mostrar el recuadro de Larreta vacío. El dirigente participó desde la calle Uspallata, donde está la sede del Gobierno porteño, y en la imagen no se lo ve. La computadora, abandonada en una de las mesas del enorme edificio, mostró la nada.
Con la intención de, tal vez, dejarlo mal parado a Larreta y de forma atolondrada, Patricia mandó las fotos sin darse cuenta que el líder de su espacio y su compañero político, Macri, estaba despeinado, recién levantado y con Juliana Awada de fondo, aún en la cama. Esta mañana, Patricia buscó bajarle el tono a la imagen que generó mucho enojo dentro del espacio: "Salió involuntariamente por alguien que seguramente vio una foto sin saber que detrás había otra imagen, nada más" y aseguró que "no hubo mala fe de nadie". Más allá de eso, aseguran que la relación personal entre Bullrich y Larreta es buena, aunque la disputa está en lo político.
Bullrich es una figura clave para un Cambiemos que busca darle más impronta a la fuerza, tener recorrido por todo el país y no perder al núcleo duro que, tal vez, se vio un poco abandonado durante la gestión. Hubo, explicaron desde el PRO, una tensión entre la gobernabilidad y la respuesta al propio espacio durante la gestión de Mauricio Macri. Patricia es la contención de ese sector pero, como en una soga de equilibrismo, debe congeniar con la estrategia aperturista que buscan imponerle a la alianza opositora.