Marcos Juárez es una ciudad de 30 mil habitantes ubicada en el sudeste de Córdoba, casi en el límite con Santa Fe, que tiene la particularidad de haber sido el lugar donde debutó Cambiemos como alianza electoral, allá por 2014. De ahí el valor de la elección de intendente de este domingo, con las encuestas marcando que el hoy Juntos por el Cambio podría sufrir una derrota dolorosa desde lo simbólico, en manos de la candidata que apoya el gobernador Juan Schiaretti. Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich y, a regañadientes, Horacio Rodríguez Larreta pasaron en los últimos días por la localidad para tratar de apuntalar las posibilidades de la lista y no arrancar la carrera 2023 con una preocupante caída en lo que se conoce como el "kilómetro cero" de la coalición.
Como es habitual en él, en su paso por Marcos Juárez, Schiaretti buscó quitarle contexto nacional al comicio y dijo que sólo se trataba de elegir al nuevo intendente. Por eso, también como suele hacer, criticó a los dirigentes nacionales que aterrizan en la provincia cada vez que hay una elección, una manera de aprovechar la tradicional antipatía de los cordobeses hacia todo lo que venga de Buenos Aires. "Yo vengo, vine y vendré siempre, tantas veces como sea necesario para resolver los problemas de la gente", puntualizó el gobernador junto a su candidata Verónica Crescente, una ex funcionaria de la gestión municipal que rompió con el macrismo y se lanzó por un partido vecinal. Luego, este partido hizo alianza con el PJ cordobés bajo el nombre de Unidos. Es decir, la elección será entre "Unidos" y "Juntos". Cosas del márketing.
Como en las elecciones provinciales de 2019, el kirchnerismo decidió no presentar lista. No para favorecer a Schiaretti, sino para acrecentar las posibilidades de propinarle una derrota al macrismo. Aunque dice que el comicio no tendrá contexto nacional, el gobernador busca el domingo una victoria con repercusiones en todo el país para posicionar su propuesta de conformar una "alianza antigrieta", de nuevo presentándola como el camino del medio entre el kirchnerismo y el macrismo. Lo mismo intentó en 2019 con Alternativa Federal, que se desgajó cuando Sergio Massa se fue al Frente de Todos y Miguel Angel Pichetto a Cambiemos. Esta vez, además de mantenerse junto a dirigentes como Juan Manuel Urtubey y Graciela Camaño, aspira también a sumar a algunos radicales que huyan ante la violenta derechización del macrismo. Así fue leído su comentado encuentro con Facundo Manes, otro que se postula como superador de la grieta. Hay un sponsor de este espacio que es el consultor Guillermo Seita, quien desde hace tiempo trabaja para agrupar al peronismo antikirchnerista.
El dato que encendió las alarmas en Juntos por el Cambio fueron las últimas encuestas en Marcos Juárez, que le dieron abajo por más de 5 puntos. La consultora CB, que fue una de las que mejor anticipó el resultado de las legislativas del año pasado, en su último sondeo mantuvo casi sin cambios la diferencia aún con la proyección de indecisos. En un operativo de urgencia, Juntos por el Cambio organizó un desembarco masivo. Macri se mostró junto al intendente Pedro Dellarrosa y la candidata a sucederlo, Sara Majorel, el 25 de agosto, justo después del alegato del fiscal Diego Luciani contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, al que hizo alusión. En los últimos días desfilaron por la localidad Gerardo Morales, María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich y, finalmente, Rodríguez Larreta. Comentaban los dirigentes cordobeses que el jefe de gobierno porteño fue el que más costó convencer, por su reticencia a quedar pegado a una probable derrota cuando su campaña por la presidencia todavía está en pañales.
La apuesta de Juntos fue la opuesta a la de Schiaretti: nacionalizar todo lo que se pueda. "Esta elección es punta de lanza de un proyecto nacional para sacar a la Argentina adelante y es importante para ponerle freno al embate institucional del kirchnerismo”, sostuvo Rodríguez Larreta, buscando renovar la épica fundacional de la compulsa en Marcos Juárez. Con todo, Rodríguez Larreta -de excelente vínculo con el gobernador cordobés, como casi todo el macrismo- también ponderó el federalismo e incluso criticó el supuesto "centralismo" del poder kirchnerista. Como para largar una carcajada viniendo del jefe de gobierno porteño, que además llevó hasta la Corte Suprema su reclamo por un mayor porcentaje de coparticipación en desmedro de las provincias.
La elección no sólo tendrá implicancias nacionales sino también provinciales. Por eso, Rodríguez Larreta debió hacer equilibrio y posó en cada recorrida con todos los aspirantes a la gobernación de Juntos por el Cambio: Luis Juez, Rodrigo de Loredo, Mario Negri y Gustavo Santos. Lo mismo en lo que se refiere a Hacemos por Córdoba, donde además de Schiaretti -quien cierra su último mandato- también pasó por Marcos Juárez el intendente capitalino Martín Llaryora, el favorito para sucederlo. En una provincia que le resulta muy hostil, el Frente de Todos orejea la situación y espera por el traspié de su enconado adversario. Mucho capital simbólico en juego en las elecciones del domingo, en un padrón de apenas 24 mil electores pero que las circunstancias vuelven a poner en el centro de la escena.