Las turbulencias no rompieron los bloques nodales de Juntos por el Cambio, pero dejaron en duda la estructura de la alianza en Diputados. Los gobernadores encontraron, por ahora, una respuesta favorable a su pedido de unidad parlamentaria para hacer frente a otros cuatro años fuera de la gestión nacional. Sin embargo, la reconfiguración se mantiene latente.
La aparición de un bloque nuevo, llamado Cambio Federal, llegó para proponer una suerte de refugio para los que no quieren co-gobernar con Javier Milei y recuerdan, con una frescura lógica, el pacto a espaldas de la alianza que hicieron los halcones del macrismo con La Libertad Avanza.
Ese espacio, que será conducido por Miguel Ángel Pichetto no cerró filas y piensa en un trabajo conjunto con el radicalismo, que logró unificarse, y la Coalición Cívica, que recuperó su autonomía y no fue invitada a la última reunión con gobernadores de Juntos por el Cambio. De conformarse ese interbloque alejado del PRO duro, el espacio tendría más de 50 legisladores pero, por ahora, no pareció cercana una inscripción semejante.
La relación entre la UCR, la Coalición Cívica y Miguel Ángel Pichetto es muy buena, tienen sintonía y podrían, tranquilamente, votar en conjunto haya o no haya interbloque. Simbólicamente, al menos de momento, en el plano institucional el armado quedó más chico de lo esperado. Pero cualquier cosa puede suceder en las próximas horas. "Esperemos a mañana", dijo un diputado para graficar el escenario cambiante y la expectativa por la jura.
Cambio Federal tendrá nueve integrantes, al menos en esta etapa. El mencionado Pichetto, los negociadores Emilio Monzó y Nicolás Massot, además del liberal Ricardo López Murphy o Margarita Stolbizer, del GEN. El espacio gozará, además, de impronta provincial. Francisco Morchio, parte del nuevo armado, responde al entrerriano Rogelio Frigerio mientras que Jorge Ávila lo hace con el chubutense Ignacio Torres. En el grupo también estarán Oscar Agost Carreño y Florencia Klipauka.
La gran incógnita radica en si, en algún momento, se unirán con otros sectores que estuvieron muy cercanos al PRO. Por ahora, se planteó esa posibilidad pero tampoco se fueron de abajo del paraguas de Juntos por el Cambio, evitando filtraciones.
Esa necesidad de unidad llegó a cada uno de los espacios. La UCR logró unificarse a menos de 24 horas de haber proclamado dos presidentes de bloque y, por lo tanto, dos bloques. Los 12 diputados que el martes rechazaron la presidencia de Rodrigo de Loredo, se acercaron para trabajar los puentes.
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Facundo Manes, el titular por 24 horas de uno de los dos espacios radicales, declinó su posición en favor de la unidad y el bloque pasará a estar integrado por 34 legisladores. De Loredo irá acompañado, en la mesa de conducción, por dos diputadas que no abandonaron el sector orgánico cuando se creó Evolución: la bonaerense Karina Banfi irá de vicepresidenta primera y la cordobesa Soledad Carrizo de secretaria parlamentaria, como adelantó El Destape.
Las negociaciones para lograr esa foto comenzaron apenas se emitieron los comunicados que anticiparon una ruptura cuando el plan era el contrario, la unificación. Ante la posibilidad del quiebre PRO y un parlamento fragmentado, la unión apareció como fortaleza. El partido será la cuarta bancada de la cámara de Diputados y, entre otras sillas relevantes, le corresponde mantener la vicepresidencia tercera, para la cual será propuesto Manes.
Pero la gran definición de la jornada fue la macrista. Todos los ojos se posaron sobre el futuro del partido amarillo, tanto por su interna feroz como por su efecto gravitacional. El futuro del PRO iba a definir el de quienes fueron sus aliados. Con Cristian Ritondo fuera de la línea de sucesión, la unidad fue posible.
A las´15, se reunieron todos los diputados para proclamar la unidad y la continuidad de la conducción ritondista. El encuentro no estuvo exento de tensiones pero no hubo rispideces, lo que permitió llegar a esos acuerdos aunque con algunos grises confusos. Los más combativos, especialmente el bullrichismo, que tiene a su referenta dentro del gobierno de Milei, entendieron que serán "acompañantes responsables" de la gestión. Esto no fue compartido por el larretismo, que se autopercibió como "oposición responsable".
El enroque de palabras parece menor pero no lo es, determina la línea que seguirá cada uno frente a las iniciativas libertarias. Unos serán mucho más cercanos al gobierno que otros y las votaciones no serán iguales. Lo que favorece la teoría de una unidad conceptual entre el sector que no pactó con Milei (UCR, Coalición Cívica, Pichetto y larretismo).
Oficialmente, en el encuentro se acordó que no serán ni oficialismo ni oposición, sino acompañantes. Fue la línea marcada por Cristian Ritondo a la salida del encuentro, cuando señaló la debilidad del gobierno. La responsabilidad que asumieron, dijo, estará orientada a cuidar a los gobernadores pero también a quienes migraron de Juntos por el Cambio a las filas del gabinete La Libertad Avanza, pese a que se entendió que estos traslados son a título personal y no en nombre del colectivo.
Las diferencias, en apariencia sutiles pero realmente profundas, serán uno de los grandes obstáculos a superar. Para eso, hubo un encuentro más reducido en plena negociación interna. De éste participaron Ritondo, María Eugenia Vidal, Diego Santilli y Damián Arabia. Macrismo, larretismo y bullrichismo en una misma mesa para decretar el ejercicio de la vida política individual.
Cada uno llevará posiciones diferentes según su ascendente y habrá discusiones acaloradas, no una bajada de línea unánime sino una puesta en común de definiciones que seguramente derivará en votaciones no similares en algunos casos. De este modo, se intentará lograr una contención de los tres espacios que conviven dentro del PRO.
Si las palomas y los halcones estaban peleados, la negociación personal de Bullrich y Milei no gustó en el micromundo de Mauricio Macri, lo que derivó en una relación tirante con quien fuera su candidata y una división de referentes ante la falta de un líder proclamado en las urnas. El resultado de los comicios, sin embargo, sirvió para marcar la cancha, pese a la derrota. Por lógica, Ritondo tenía que comandar los destinos del bloque ya que formó parte de la lista que venció en las PASO. Una referencia pero no lo suficiente como para pelear el señalamiento de horizontes.
El jueves a la mañana será el turno del Senado. Como con el radicalismo, la cámara Alta supo resolver con menos inconvenientes el futuro de los bloques. Si la UCR mantuvo la unidad desde el comienzo y no tuvo problemas en elegir autoridades con fuerte impronta de gobernadores Malbec, el PRO parece encaminarse a una dinámica similar.
El cordobés Luis Juez apareció como la opción más sólida para la conducción de un bloque PRO que estaría unificado. Luego, quedará la definición del interbloque que en el Senado vio mucho más clara su continuidad. Como en todas estas semanas, la duda es Diputados.