Dos mitin aceleraron el dispositivo de negociación radical camino a las elecciones. Ambos tuvieron como protagonistas a un importante número de dirigentes de la UCR, algunos amigos de hace tiempo y otros actores de peso en la política argentina. El gran ausente fue Gerardo Morales, cuestionado por el manejo que hizo del partido para uso personal negociando lugares sin participación sustancial de los correligionarios. Desde dentro de esas reuniones, no se apuntó contra nadie y se rechazó la existencia de una línea disidente dentro del espacio centenario pero no se negó, de hecho se reafirmó, la diferencia con el conductor de la fuerza.
Con extrema prudencia, tanta que se mantuvo en secreto el lugar de las reuniones, hubo dos instancias de debate. La primera se dio en la noche del martes, con más de cien personas presentes a las cuales se calificó de “amigas” hace años, décadas. No se comió asado, el precio de la carne se transformó en un impedimento para alimentar a semejante contingente, pero sí hubo platos para poder saborear algo de parados.
Estuvieron presentes dirigentes de quince jurisdicciones, hubo legisladores nacionales, intendentes, estuvo representada la juventud radical como continuación de la tradición boina blanca y también se contó con la presencia de varios candidatos, algunos de ellos para distintas gobernaciones. Circuló, tanto en la previa como en el post, que el ágape tuvo lugar en la Casa de Corrientes, con el mandatario Gustavo Valdés como anfitrión, pero fue una pista falsa. Esas no fueron las coordenadas de los cara a cara y la ubicación en el mapa no fue revelada, aunque sucedió en la Ciudad de Buenos Aires.
Empezó temprano, se hicieron las doce de la noche y seguían reunidos. El encuentro no fue “anti” ningún sector en particular ni tampoco buscó ser el lanzamiento oficial de una línea interna disidente dentro de la UCR. Según se dijo, fue una reunión de viejos amigos, muchos de los cuales se conocen de la época de la Alianza, para reencontrarse, para conocer a referentes de distintos puntos del país y dialogar sobre el partido.
Si bien hubo críticas al kirchnerismo, también algunos correligionarios hicieron algo de catarsis sobre el manejo del partido y le agradecieron a Valdés por la oportunidad de escucha, compañía y consejos dentro de un armado político que no es verticalista pero, según se interpretó desde este sector, tiene una conducción que actúa como si lo fuera.
Las diferencias dentro del radicalismo se profundizaron en el último año. La principal crítica radica en que Morales empezó a negociar en soledad dejando pocos espacios para el resto de los compañeros de espacio. Por eso, se empezaron a ver fotos sin el jujeño. Tal vez el ejemplo más contundente fue en la fiesta de la vendimia, donde se apuró la instantánea para excluir al mandatario del norte y a Martín Lousteau. Según un rumor, uno de los protagonistas recibió un mensaje del moralismo con la palabra “traidor”.
A partir de entonces, aunque en realidad el “quiebre radical” fue pronosticado semanas antes por el macrismo, Patricia Bullrich aprovechó la ola para subirse con la tabla e incentivar la construcción de un ala interna que se diferencie de Morales y, por ende, del propio Horacio Rodríguez Larreta. Una posible fórmula presidencial. De eso, supuestamente, no se habló ni se tomaron definiciones concretas en base a los posicionamientos que se adoptarán de cara a las elecciones. Se esperará a último momento.
Sí se charló sobre la necesidad de fortalecer a la UCR y apostar por ocupar cargos ejecutivos, tanto de en gobernaciones como en intendencias, y otros legislativos más allá del Congreso, como legislaturas y concejos deliberante. Para eso, se buscará fortalecer el federalismo de la estructura y seguramente continuarán los encuentros, probablemente con el mismo hermetismo, para no profundizar la sensiblería generada en el armado del jujeño. “No hay que pedir permiso para juntarse”, se dijo.
Más allá de las diferencias obvias, en la cena del martes se destacaron las propuestas de los dos candidatos presidenciales de la UCR, Morales y Facundo Manes. El ideal sería poder llegar a las elecciones con un candidato fuerte, algo que hasta ahora no se vio. El neurocientífico soprendió e irrumpió en la escena, después de un 2022 cargado de errores que lo dejaron un poco atrás en la carrera, con fotos junto a Bullrich y el propio Mauricio Macri. Reacomodamientos.
Morales, en tanto, se lanzará formalmente como precandidato el 15 de marzo en el Gran Rex. Se invitó a todos los radicales y probablemente haya una amplia concurrencia aunque no necesariamente eso implique un apoyo a su postulación. Además, se cree que eventualmente terminará bajándose de la contienda para ser vice de Horacio Rodríguez Larreta.
Los cortocircuitos de un bando de la UCR con su conductor se transformó en un problema para el jefe de Gobierno porteño. El año pasado, el capitalino supo cosechar muchos apoyos de todo el círculo radical pero esta división generó un escollo no esperado. De momento, los que mantienen diferencias con Morales no trasladaron esos problemas al candidato del PRO, pero tangencialmente lo golpearon.
En el fondo, el gran objetivo será quitarle poder de fuego a Morales. Si no logra mostrar el acompañamiento de todo el partido, ¿Qué tiene para ofrecerle a Larreta? ¿Cómo le asegura al jefe de Gobierno que la estructura de la UCR trabajará para él a nivel país? Los acercamientos con Bullrich empezaron a mostrar eso. A quitarle peso al jujeño para dejarle menor margen de negociación y buscar, paralelamente, lugares para los que quedaron afuera del mano a mano.
Este miércoles siguieron los momentos de rosca fina. En lugar de convocar a más de cien personas “amigas”, la reunión fue mucho más reducida pero igual de hermética. No hubo más de 20 presentes, entre los cuales se contabilizó a Alfredo Cornejo, senador y candidato a gobernador de Mendoza; el senador formoseño Luis Naidenoff; su compañera de banca Carolina Losada y algunos diputados y senadores.
Varios de esos nombres se sacaron una foto con Bullrich en la vendimia y al menos tres recibieron la propuesta de ser potenciales compañeros de fórmula de la titular del PRO. Losada, que todavía no definió si irá por la gobernación de Santa Fe o saltará directo a una presidencial; Rodrigo de Loredo, posible postulante en una interna partidaria con Luis Juez en Córdoba o, como se empezó a rumorear, nombre para disputar la intendencia de la ciudad capital; y el propio Valdés.
La gran pregunta es si todos esos nombres serán capitalizados por Bullrich o si simplemente se sacaron una foto con ella para enfrentarse a Morales. O sea, si son mérito propio o mera oposición a otro actor ubicado en el escenario. Por lo pronto, Valdés recibirá a Larreta este jueves en Corrientes, un encuentro que fue pautado hace casi un mes, antes de que explotara la interna.